Papá, ¿Quién fue mi mamá? [MPREG]

Dulce Venganza

Era de noche. Daisuke se había quedado dormido antes que sus padres, en medio de los dos. Dazai disfrutaba de la compañía de su familia, arropados los tres debajo de un cobertor suave y limpio.

— ¿Por qué viniste a vivir con tus padres, amor?

Preguntó Chūya con curiosidad, palmeando la pancita de Daisuke de manera delicada sin despertarlo.

— Tuve miedo, Chūya. Ver nuestra casita vacía me causaba terror, y más, siendo el responsable de un bebé. Mamá me ofreció tenernos en casa y no dudé en aceptar.

Respondió en voz baja.

— Y aún necesitas estar aquí. ¿O no?

— Chūya... Mis alumnos me hicieron mucho daño. Sufrí constantes abusos de su parte y, eso no es lo peor... El padre de una de mis alumnas que me acusaban de violación... Me violó. Me dejó embarazado y tuve un aborto hace dos meses. Volvió a abusar de mí al menos diez veces más, y de nuevo tengo un producto suyo creciendo en mi interior.

— Espera, ¿Te refieres a un bebé?

— Sí, eso mismo.

— No se nota todavía. ¿Cuándo vas a deshacerte de él? No es sano que tengas un bebé producto de una violación, Dazai.

El tono de voz de Chūya había cambiado a serio. En verdad le preocupaba el estado de su esposo y le dolía escuchar todo lo que vivió. Quería abrazarlo fuerte en ese momento, pero Daisuke interfería en medio de los dos.

— Me cuesta deshacerme del bebé, Chūya... Es mi hijo, después de todo, debo amarlo igual que Daisuke-kun... Además, tú tuviste a Dai y no pensaste en abortarlo...

— ¡Es diferente, carajo! Yo lo hice contigo porque te amo, porque ya estábamos casados y queríamos una familia. Yo amaba que Daisuke-kun creciera en mi interior. ¿Pero cómo puedes amar al hijo de un abusador, Dazai? ¡No es sano! Si quieres un segundo bebé, dímelo, yo estoy para tí y para tener a tus bebés. ¡Soy fuerte! No quiero que vivas otro sufrimiento más como el de tener un parto siendo un hombre.

Chūya estaba llorando, podía escucharse su voz entrecortada, y Dazai también lloraba, pero en silencio.

— Debí morir hace mucho tiempo y no tener que pasar por estos dilemas, Chūya. Es muy difícil.

— Como tu esposo y el padre maternal de tu hijo, respeto tus decisiones. Pero quiero que seas feliz, y un bebé como el que llevas dentro te traerá recuerdos tormentosos. Piénsalo bien, Dazai. Cualquier decisión que tomes, te apoyaré.

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Al día siguiente...

El paciente que Dazai había operado desapareció de su habitación. ¿Cómo pudo suceder? Comenzaron una búsqueda en todo el hospital, sin tener éxito.

El paciente Fukuchi, se hallaba atado en una cabaña lejos de la ciudad. Suplicaba ser liberado, pero los responsables no lo dejarían salir vivo de ahí.

— Estuviste detrás de todas las maldades que mi hijo recibió de parte de sus alumnos endemoniados. Esa mocosa tuya daba las órdenes en el grupo de clases y guiaban a los demás a odiar al mejor maestro que el Instituto pudiera tener.

Mori tenía varios métodos de tortura preparados para divertirse, mientras desquitaba todo su dolor y coraje con el responsable del sentimiento de miseria que vivía su hijo.

— Pagarás muy caro, Fukuchi. Tu hijita no volverá a verte jamás, o al menos a verte vivo. No es justo que sólo mi hijo haya tenido que soportar tanto y al mismo tiempo salvarte la vida en la cirugía. Mori y yo le digimos que te matara y no hizo caso, ¿Y sabes por qué? Porque es el ser que los demás no merecemos.

— ¡¡Y A MÍ QUÉ ME IMPORTA SI LO CREEN UN ÁNGEL O NO!! ¡¡SÓLO SUÉLTENME!! ¡¡PAR DE HOMOSEXUALES!!

En ese momento, Mori le dejó caer una cubeta con agua y cubos de hielo desde el techo, con ayuda de Elise-chan.

— ¡¡MALDITO!!

— Este es sólo el comienzo, Fukuchi. Mi esposo y yo nos divertiremos mucho acabando con tu vida.

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En casa de Atsushi, Ryūnosuke y él preparaban obentous y bocadillos para ir a visitar a su querido profesor Dazai y compartir momentos agradables con él, con el pequeño Daisuke y con Chūya.

— Akutagawa, ¿Ya terminaste?

— No. Se me queda el arroz pegado en los dedos, Atsu. No sirvo para hacer onigiris. Por eso, mi padre es quien me hace los onigiris siempre.

Contestó avergonzado, despegando el arroz que había quedado entre sus dedos.

— Déjame ayudarte. Primero tienes que...

Mientras Atsushi le explicaba paso a paso cómo tomar el arroz y armar la bola con el alga, Ryū lo observaba de una manera muy especial, y como nunca antes, sintió un cosquilleo en si estómago y un ligero aceleramiento de su corazón.

— Q-Quiero intentar otra vez.

— Claro. A Dazai-sensei le encantarán.

El último del día!
Buenas noches!