Decisiones

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Capítulo Fuerte.

Chūya y Sigma, el padre maternal de Atsushi, se entretenían cocinando algo rico para el almuerzo, antes de que Atsushi regresara a casa después de sus clases.

— Eso huele bien.

Comentó Sigma. Jamás había visto ese platillo que Chūya recién había preparado, pero el aroma que desprendía le era bastante agradable.

— Gracias. Solía cocinarle esto a mi esposo para la cena. A él le encanta...

De una sonrisa pasó a ser un gesto de tristeza. Sus lágrimas salieron. Estaba llorando. Tenía tres años sin saber de Dazai y de su hijo, ¿Cómo se suponía que iba a dar con el paradero de ambos?

El albino de ya treinta y dos años de edad, mayor que Chūya, apoyó una de sus manos sobre un hombro del pelirrojo, para darle ánimo y hacerlo sentir acompañado.

— Los encontrarás, estoy seguro.

•••♦••♥••♦•••

Mori había terminado de alistar a Daisuke para la llegada de Dazai. El niño esperaba ansioso, pues su padre le prometió llevar a sus dos nuevos amigos Atsushi y Ryūnosuke a casa y jugarían con él.

Después de la larga espera, finalmente el profesor y sus dos alumnos llegaron a casa, siendo recibidos por un emocionado Daisuke que daba saltitos de alegría.

— ¡Papi, llegaron! ¡A-sushi y Akusaguwa!

Dazai levantó al menor en brazos y besó una de sus mejillas de manera tierna y cariñosa, mientras que Mori saludaba cortésmente a los jóvenes alumnos de su hijo, los únicos en confiar y creer en su inocencia.

El ojo del castaño aun permanecía vendado debido a su herida. Lamentable, otro de sus malos alumnos le lanzó una maceta de cemento en la cabeza desde el tercer piso de la escuela secundaria. Ahora no sólo era el ojo, sino también, la cabeza vendada. Daisuke lo veía extraño y con preocupación.

— Papi... ¿Te volviste a caer?

Los ojitos azules del pequeño se llenaron de lágrimas nuevamente. Aferró ambos puños a la camiseta de su progenitor, y recargó su cabecita en su pecho. Sabía que algo no andaba bien.

— Osamu, hijo, ¿Qué te hicieron esos mocosos desgraciados ahora?

Cuestionó Mori, acercándose a revisar la cabeza de su hijo. Dazai daba ligeras palmadas en la espalda de Daisuke, y de nuevo fingió una sonrisa, aguantando las lágrimas que estaban por desbordarse.

— T-Todavía son niños, mamá... Ellos son como Atsushi-kun y Akutagawa-kun, pero un poco traviesos...

— ¡Eso no es ser travieso, Dazai-sensei! El Jinko y yo no somos así. Sabemos perfectamente lo que está bien y lo que está mal, ¿no es cierto, Jinko?

Habló Akutagawa con firmeza, apretando ambos puños al recordar el incidente.

— Cierto. Mori-san, Dazai-sensei fue atacado otra vez por otros chicos del instituto. Le tiraron una maceta de cemento desde el tercer piso y cayó sobre su cabeza. Fue intencional.

Respondió Atsushi sin omitir detalle.

Mori había tolerado la primera agresión de la piedra, después de todo los chicos estaban confundidos y Dazai seguía teniendo su sueño de ser el mejor maestro para sus alumnos. Pero ¿Una nueva agresión? Era suficiente.

— Hijo. Esos chicos no piensan detenerse. Tengo dos soluciones para tí, o pides el cambio a otra secundaria, o abandonas tu trabajo y te vienes a trabajar al hospital conmigo. Tienes conocimientos médicos. Será fácil para tí si retomas otras clases en la universidad de medicina y...

— No quiero. La enseñanza es lo que me gusta y no pienso cambiarlo por nada... Atsushi-kun, Akutagawa-kun, ¿podrían ir al jardín con Daisuke para hablar este tema con mamá?

Bajó a Daisuke al suelo, después de sentir un mareo proveniente de su nueva herida. La mini copia de Dazai indicó a sus nuevos amigos el camino hacia el jardín patio trasero de la casa.

En el jardín...

— Allí un lago. Abuelito Mori tiene pecesitos muy bonitos.

Daisuke se agachó, metiendo una ramita al lago para llamar a los peces. No los lastimaría, era uno de sus pasatiempos favoritos ver cómo los peces se acercaban a la rama cada vez que la introducía al agua.

¡Son muy lindos tus peces, Daisuke-kun!

Comentó Atsushi.

— Jinko. No quiero que Dazai-sensei se vaya del instituto... Es el único profesor que puedo tolerar. Los demás son aburridos.

Akutagawa se recostó sobre el impecable césped del jardín. De inmediato, un camino de hormigas subió por su pecho, iniciando su camino en uno de sus brazos.

— Tampoco yo... Akutagawa... Tienes muchas hormigas...

— Me gustan.

— El hombre lastimado se quedó en casa... Espero que mamá no haya llegado todavía... ¿Crees que haya muerto, Akutagawa?

— No. Aunque se veía bastante mal, se notaba que era un hombre muy fuerte. Dudo que esté muerto, al contrario, creo que se recuperó.

Al interior de la casa...

Mori había hecho nuevas curaciones en la cabeza de Osamu. Seguía molesto, y le contaría sobre todo a Fukuzawa una vez regresara a casa.

— Mamá... H-Hay otra cosa que no te dije...

— Te escucho, hijo.

Mori abrazó al más joven para darle consuelo y valor sobre todas las cosas terribles que ha vivido. Le dolía bastante verlo en ese estado y quería cambiar las cosas y hacerlas mejor para él, pero Dazai era necio con sus decisiones.

— Hace un tiempo... U-Un tipo que no conozco.. abusó de mí en una zona escondida de la calle... Sufrí mucho, mamá... H-Hoy tuve un aborto en los baños de la escuela... Nunca viví una pesadilla tan horrible. Me quiero morir.

Rompió el llanto desgarrador. Mori sólo podía apoyarlo a seguir adelante pese a todo. La vida de su hijo se derrumbaba y él ni siquiera de había dado cuenta.

— Osamu, mi vida. Te vas a dar un descanso de todo un tiempo.

— Debo seguir... Por Dai... Chūya ya no está. Mi hijo me necesita.

— Vas a descansar, hijo. Lo necesitas.

En ese momento, Daisuke y sus amigos entraron. Traían algo para contar.

— ¡Dazai-sensei! Akutagawa y yo encontramos a un hombre desconocido.

Papá, ¿Quién fue mi mamá? [MPREG]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora