1. Beso de Tres

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El sonido agudo y molesto del despertador rompió el silencio de la habitación, perforando mi cabeza con una punzada de dolor. Gruño tratando de hundirme más en las cálidas sábanas, pero la persistente alarma insistía en que era hora de levantarse.

Con manos torpes y temblorosas, buscó a tientas mi teléfono entre las sábanas revueltas. Cuando finalmente lo encontró, lo sujetó con fuerza, sintiendo la luz brillante de la pantalla como una agresión a mis ojos aún adormecidos. Parpadeó varias veces antes de poder enfocar la hora, 9:00 AM.

Faen. —murmuró entre dientes, mientras el dolor en mi cabeza se intensificaba con cada palabra pronunciada.

Pasó mi mano por mi cabello desordenado, tratando en vano de despejar mi mente nublada. Cierro los ojos por un momento, esperando que el mundo dejara de girar a mi alrededor.

Tenía sueño, estaba cansado y le dolía la cabeza.

Con un suspiro resignado, me pongo de pie, dejando que el frío del suelo me devuelva al mundo real. Sabía que no podía permitirse el lujo de quedarse inmóvil por más tiempo; aparte su camisa olía a cerveza, necesitaba un baño.

Un repentino retorcijón en mi estómago me hizo llevar mi mano rápidamente a mis labios. Una sensación ardiente y nauseabunda se extendió desde mi garganta hasta el fondo de mi abdomen, tragó saliva con dificultad, pero el sabor agrio en mi boca me recuerda lo inevitable, iba a vomitar.

Apenas había reaccionado cuando mi cuerpo me impulso hacia el baño con una urgencia desesperada.

El pasillo parecía interminable, cada paso era una tortura mientras luchaba por mantener el control de mi cuerpo. El frío del suelo bajo mis pies desnudos era una distracción insignificante en comparación con la fiebre que sentía arder dentro de mí.

Finalmente, alcanzó la puerta del baño y la abro de un empujón, doblándome sobre el inodoro, mis manos aferradas a la taza mientras las arcadas sacudían mi cuerpo.

Cierro los ojos con fuerza, intentando contener el revuelo en mi interior. El calor se acumulaba en mi frente mientras cada músculo de mi cuerpo se contraía en un intento desesperado por expulsar lo que fuera que me atormentara, pero no había nada que vomitar. Solo un vacío doloroso y la sensación amarga del ácido quemando mi garganta.

Su cuerpo se estaba burlando de él.

Con dificultad para mantener el equilibrio, finalmente logro ponerme de pie. Al mirarme en el espejo, encontré una figura pálida y desgastada que me observaba con ojos cansados. Me salpico agua fría al rostro, esperando que eso me ayudara a despejarme un poco.

—Te ves destrozado. —una voz y una risa me hicieron mirar en dirección a la puerta.

—Cállate.

—Patrick hizo el desayuno, sigue caliente, así que baja a comer. —Paul se acercó con un vaso y una tableta de pastillas en sus manos. —Tómalo con calma, seguro te alivia un poco la resaca. —di un corto agradecimiento mientras bajaba el asiento del inodoro sentándome sobre él.

La mirada de Paul se clavaba en mí como si buscara respuestas en cada gesto, en cada movimiento. Tomé dos pastillas con un sorbo de agua, sintiendo su mirada persistente mientras hacía un esfuerzo por tragarlas. Dejé el vaso a un lado apoyando mi cabeza cansada contra la pared, cerrando los ojos en un intento de escapar del dolor que aún persistía en mi cabeza.

—¿Qué pasa?, ¿por qué me miras tanto? —pregunté, notando la tensión en mi voz mientras intentaba ignorar el peso de sus ojos sobre mí.

—Simplemente, quería asegurarme de que todo esté bien, especialmente después de lo que ocurrió ayer con...

ᴍɪᴇɴᴛʀᴀꜱ ʜᴀʙʟᴇꜱ ᴅᴇ ᴍí...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora