Tom
El viento golpeaba mi rostro, enviando un escalofrío por mi espalda haciéndome temblar ligeramente. Sus ojos, tan penetrantes y familiares, parecían no querer despegarse de mí. Sus cejas fruncidas en una clara muestra de disgusto, como si fuera desconocido el haberme pedido honestidad frente a los ancianos apenas unas horas antes.
—Necesito que me digas qué pasó allí adentro. —sus suaves manos acarician mis mejillas, el tintineo de sus pulseras acompaña cada movimiento. —¿Qué les dijiste?
—Mamá... por favor. —intento apartarla, pero sus dedos se aferran a mí con una determinación desesperada.
—Por favor, háblame, ¿tuviste relaciones con esa chica? ¿Eso fue lo que les dijiste? Si ella te obligó a algo así, puedo hablar con los ancianos, yo...
—No digas cosas de ese estilo, sabes que ella nunca haría eso. —frunzo el ceño, tratando de mantener la calma.
—¡Entonces dime qué pasó! —grita, soltando mi rostro con furia. Se aleja un poco, cubriendo su rostro con sus manos temblorosas. —No puedes hacerme esto, ¿expulsado? ¿Es en serio?
Ella niega con la cabeza mientras murmura para sí misma.
—Nunca fue mi intención que las cosas resultaran así. Alguien subió una foto de nosotros besándonos, algún hermano la debió ver y se lo dijo a los ancianos.
Su voz temblaba mientras se dejaba caer en uno de los escalones frente al Salón del Reino, su cuerpo encorvado mientras mantenía su mirada clavada en el suelo.
—Me dijiste que no harías nada de eso con ella hasta casarte. —sus palabras eran apenas un susurro, cargado de reproche y dolor. —Ella ni siquiera es creyente... —suspiró, su voz quebrándose. —Jehová, ¿por qué me haces esto?
Me acerqué lentamente, sentándome a su lado en el frío escalón. El viento arrastraba hojas secas a nuestro alrededor.
—Voy a hacer el proceso de reintegración, ¿sí? —dije, tratando de sonar seguro, aunque mi voz también temblaba. Coloque mi mano en su hombro, sintiendo la rigidez de su cuerpo. —Todo va a estar bien, mamá. —intenté asegurarle, aunque no estaba seguro de si lo decía para ella o para convencerme a mí mismo.
Siento su vacilación por un momento, antes de que finalmente ponga suavemente su mano sobre la mía.
—No sabes cuánta falta me hace tu padre en estos momentos. —dijo, su voz quebrada llenando el aire con una tristeza que me era demasiado familiar. No era la primera vez que escuchaba ese lamento, pero cada vez sentía su peso de manera diferente.
Asentí, aunque sabía que mis palabras no harían mucho para calmar su dolor.
—Vamos a casa, ¿sí? Tienes turno en la noche y necesitas descansar. —le sugerí, intentando mantener un tono suave y tranquilizador. Observé cómo se levantaba del suelo con movimientos lentos y resignados. Su cuerpo parecía llevar una carga invisible.
El rubor en sus mejillas revelaba su incomodidad mientras evitaba las miradas curiosas de los presentes que pasaban cerca. La seguí, intentando deshacer el nudo de mi corbata; finalmente, la saqué y la metí en mi bolsillo, desabotonando el primer botón de mi camisa en busca de algo de alivio. El aire fresco se sintió como una pequeña liberación.
—¿Tienes clase hoy? —preguntó mientras se acomodaba en el asiento del conductor y se ajustaba el cinturón de seguridad. Su reflejo en el retrovisor mostraba rastros de lágrimas que aún no se habían secado.
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ᴍɪᴇɴᴛʀᴀꜱ ʜᴀʙʟᴇꜱ ᴅᴇ ᴍí...
FanfictionQuien diría que podría tener tan buena química con el novio de su novia. Después de tener una semana terrible, Tord decide ir a una fiesta con sus amigos, misma fiesta en la que encuentra a su novia siéndole infiel. Después de aclarar las cosas con...