2. Ángulos de Euler

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El suave resplandor de la pantalla iluminaba mi rostro en una luz tenue. Cada pulsación de las teclas resonaba de manera sutil bajo mis dedos mientras avanzaba por las páginas lentamente; dejo escapar un bostezo silencioso, sintiendo cómo el cansancio se apodera de mí. A mi alrededor, apenas percibo el susurro distante de las conversaciones, que se filtraban a través del silencio de la biblioteca.

Los ángulos de Euler permiten mediante tres rotaciones sucesivas obtener los ejes x′, y′, z′ a partir de los ejes x, y, z : primero se rota alrededor del eje z por un ángulo φ, con lo cual el eje x pasa a ser cierto eje ξ ; luego se rota alrededor del eje ξ por un ángulo θ, con lo cual z pasará a ser cierto eje ξ ′; luego se rota alrededor del eje ξ ′ por un ángulo ψ, con lo cual se obtendrá la posición final de los ejes x', y', z′.

Mis dedos se deslizaban con torpeza sobre el teclado, retrocediendo una y otra vez para volver a leer la misma frase.

Era la tercera vez que leía ese párrafo.

Inhalo profundamente, tratando de calmarme mientras deslizaba mis dedos por el marco de mis gafas; la montura metálica, aunque resistente, comenzaba a sentirse incómoda. La presión sobre el puente de mi nariz se intensificaba con cada minuto que pasaba.

Con un gesto casi automático, me quito las gafas dejándolas descansar sobre la mesa frente a mí. Me apoyo en la silla con un suspiro de cansancio, permitiendo que mi cabeza se inclinara hacia atrás lentamente. El respaldo de la silla cedió suavemente bajo mi peso, brindándome un breve momento de alivio mientras me permitía relajar los músculos de mi cuello.

Me frustraba no poder pensar.

Y me frustraba aún más saber quién era la culpable de mantener mis pensamientos ocupados.

Una vez más, mi mente divagó hacia Olivia. Si tuviera que culpar a alguien por mi falta de concentración, sería a ella. Durante todo el fin de semana, su recuerdo había ocupado mis pensamientos, hasta el punto de necesitar que Patrick me calmara para evitar la tentación de ir a buscarla.

Si estuviera aquí ahora mismo, imagino que cerraría la pestaña del libro con un gusto de aburrimiento, y con una mirada traviesa buscaría en el navegador "Bad Ice-Cream". Su voz, normalmente suave, mantendría aquel toque juguetón, "Estudia más tarde, el examen será un problema para el Tord futuro. Por ahora, relájate". Solo el pensamiento de sus palabras me saca una sonrisa involuntaria.

Desvío mi mirada hacia la ventana y observo cómo las primeras gotas de lluvia comenzaban a salpicar el cristal. Un suspiro se escapa de mis labios al darme cuenta de que ahora tendría que persuadir a Paul para que viniera a buscarme, o esperar bajo la lluvia hasta que pasara un autobús.

El sereno silencio fue abruptamente interrumpido por el estridente tono de mi teléfono, y en cuestión de segundos, la melodía de "Butterfly" llenó la habitación. Con rapidez, lo saqué de mi maleta, llevándolo a mi oído, tratando de ignorar las miradas molestas y algunas risas que surgieron a mi alrededor.

Necesito cambiar mi tono de llamada.

—¿Aló?

—Tord, kjære; du gjorde meg bekymret, du fortalte meg at du skulle ringe søndag. la voz de una mujer resonó a través del dispositivo, trayendo consigo una ola de nostalgia por el acento noruego que tanto había echado de menos.

Beklager mamma, jeg var opptatt, jeg glemte det. deslizo mi mano entre los apuntes desordenados esparcidos sobre el escritorio. Con cuidado, los recogí y los guardé en mi mochila, junto con mis gafas dentro de su estuche.

ᴍɪᴇɴᴛʀᴀꜱ ʜᴀʙʟᴇꜱ ᴅᴇ ᴍí...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora