𝘌𝘭 𝘤𝘶𝘦𝘳𝘱𝘰 𝘱𝘦𝘳𝘧𝘦𝘤𝘵𝘰 ┊☁︎ 𝐋𝐎𝐎𝐊𝐈𝐒𝐌.

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Prólogo.- "Desconocido".

Fue ese mismo día de colapso emocional que al despertar, se desconoció frente al espejo. No había palabra que saliera de sus labios más que preguntas y miedos, ¿qué sucedía? ¿quién era ésta persona?

Cuando entro en desesperación, se encontró con el mismo en un lindo sueño. Mismo del que le saco a sacudidas, él volviendo a despertar.

Ese era el sueño más extraño que había tenido jamás, juraba que lo era hasta ver a ese mismo desconocido al despertar en su regordete cuerpo. Pudo haberse desmayado en cualquier momento, no podía ser posible que un Alfa tan hermoso hubiera aparecido así de la nada en su casa. Sin explicaciones.

No había ventana o puerta abierta, fue como si solo hubiera Sido puesto ahí.
Con nulas opciones indagó un poco.

Su mirada repto por su cuerpo, al parecer, también tenía orejas y una cola negras. ¿Era un gato negro también?

Todo era tan confuso y preocupante para el pequeño Beta; Daniel Park lo olió claramente, el aroma suave y fresco de un Alfa que por solo su apariencia podría transmitir un sabor de menta o limón a tu lengua, incitando las ganas de darle una lamida seguramente. Uff, que loco.

Cuando lo despertó, de nuevo en su cuerpo desconocido apareció. ¿Acaso la consciencia se duplicó? No, comprobó que no. Entonces, se escabullo y exploró.

El mundo era muy distinto en un cuerpo tan alto, fuerte y hermoso. No podía estar tranquilo en las calles cuando todo el mundo lo miraba y alzaban la punta de su nariz para buscar su aroma, mismo que terminaba por enamorar desconocidos. Aunque era ajeno a esto.

Mientras no lo vieran como un bicho raro y más, pudieran hasta dirigirle la palabra y no algunos golpes, le bastaba.
Se sentía mejor que antes, más aceptado; como si cada vez que cambiase se sintiera renovado, se sentía mucho más fresco con su nuevo cuerpo. Ágil y lindo. Especialmente ahora que huye de gente mal intencionada, algunos hormonales de turno que asustaban al pequeño Alfa inocente, así que, se convencía cada tanto de que lo que hacía no estaba mal.

Ir con ese rostro a un lugar tan público como un salón de clases cualquiera no debería ser nada prohibido cuando era de su propio cuerpo del que hablaba. Si, tal vez no era lo mismo, pero era él. Podría afirmarlo con total seguridad.

Así que, debe estar bien lo que hace.

— Mi nombre es Daniel Park.

Todo el salón de clases estalló, el aroma sin descuido -que por inexperiencia- tiraba el recién llegado hacia a todos dirigirle la atención. Los hombres hicieron sonar sus dientes al apretarlos, ese Alfa era peligroso para su hombría.

Todas las mujeres se sobresaltaron, era precioso y muy bien visto. Un gran ejemplo de Alfa, todo decía que era uno.

Terminando en su asiento, algo nervioso y avergonzado de todas las miradas que caín sobre él. Sus orejas gatunas tiraban hacia atrás a cada tanto, alzándose en direcciones adversas a cada murmullo.

"¡¿Una pantera negra?!", fue lo más sonado luego de que su llegada fuese propagada por todas esas voces encantadas por su presencia. El pequeño Daniel no tenía idea en absoluto.

— ¡Hola! ¿Daniel, no? Soy Zoe, ¡un gusto!

Fue la primera chica en acercarse a él en toda su vida, aparte, ¡era muy hermosa!
Daniel, por los nervios apenas respondió, sonando al final como alguien distante, encantando a sus espectadores.

Y como era de esperarse, tipos algo heridos en el orgullo decidían darle una paliza pronto, entre ellos, sus propios compañeros de salón. Un grupo de matones a simple vista, pero que solo miraría desde lejos por ahora.

¿Podría pasar desapercibido aún?
Pero ya tenía demasiados ojos encima de él, especialmente de personas que jamás pensaría poder haber llegado a encontrar. No solo a mujeres Daniel llegará a impactar, después de todo, ese cuerpo suyo era todo un misterio.

Algo desconocido para él mismo que aseguraba sentirse bien, y más, que sentía que no haya algún enigma.

Pero podría afirmar que trabajará duro para está nueva vida escolar, y claro, para está misma. Hará dinero, cuidara de su mamá muy bien y será muy feliz.