Stuck In Another World (A Genshin Fanfic)

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Verga... creo que me rompí unas cuantas costillas y de paso la columna vertebral. El dolor por lo menos se disminuyó un poco en comparación a un principio, pero aún así me siento de la Mierda.

Otra vez, estoy en un lugar que desconozco, aunque por lo menos este era bonito. Se asemejaba a una especie de selva o bosque, mas bien, una combinación entre ambos; mi cabeza estaba recostada sobre un mullido musgo y unas flores crecían a mi alrededor, todas de colores hermosos y únicas, sin parecerse una a la otra.

Parecía panorama de cuento de hadas, pero estaba más preocupada que nunca, es decir, un bicho hizo que tuviera este tipo alucinación o algo así. A saber si esa malparida luciernaga era venenosa y me estaba muriendo.

Será este el paraíso? Tendría sentido a decir verdad, en muchas ocasiones leí que el cielo era básicamente un lugar con mucha vegetación, ríos, lagos y cascadas. Bueno, tampoco es que me importe mucho morir, aunque, que manera tan estúpida de morir, hubiera preferido que fuera mientras luchaba con alguien en un duelo de cuchillos no se.

Me levanté como pude y comencé a caminar sin rumbo alguno, solo dejándome llevar por la gracia que emitía el hermoso paraje. Al rato me percaté de mi vestimenta, unas telas cubrían mi cuerpo, todas de colores pasteles y algunas con transparencia. Había joyas acompañandolas que descansaban en mis muñecas, cadera, tobillos y cuello, variando entre delgadas cadenas y pulseras de distintos grosores.

Me giré al escuchar los mismo tintineos que hacían los seelies y me encontré con un camino de flores, exactamente las mismas que me rodeaban cuando estaba acostada. Entre ellas, había una que resaltaba y me resultaba familiar, pero no llegan a recordar el porqué. Continúe mi rumbo hasta llegar al final de ese ecosistema. Más adelante se encontraba la entrada a un desierto, el cielo nocturno siendo el marco de las montañas de arena clara que se extendían sin fin.

Admire por un momento las dunas y la quietud de ese lugar y seguí, esta vez en compañía de luciérnagas y algún que otro zorrito. Me detuve al estar cerca de un Oasis. Estaba tan lleno de vida floral como el bosque/selva en el que había estado hace un momento; lo que me impresionó al estar en un lugar árido.

En el estanque que se encontraba en el corazón del oasis pude ver una figura femenina, danzando y murmurando una melodía, sus pasos y movimientos hipnotizándome. Cada que señalaba una parte de ese lugar la flora crecía, dejándome impresionada. Cuanto más me acercaba, una calidez se instalaba en mi pecho, que me hacía recordar a esa sensación que tuve en la playa.

Un par de giros más y la dama desconocida terminó su baile con sus manos cruzadas sobre su cabeza, sus piernas extendidas y prácticamente de puntillas, con un tobillo tras otro. A su alrededor, destellos verdes y azules se agrupaban, creando la forma de flores y gotas de agua con espirales en los extremos. Era el espectáculo mas hermoso que había presenciado hasta ahora.

La mujer abrió sus ojos -que había mantenido cerrados desde que la vi- y dirigió su mirada hacia mi dirección. La hebras doradas que yacían en su cabeza alrededor de un par de cuernos se mecían con lentitud por la brisa fresca que había. Me cohibí por un momento, pero al darme cuenta que no me estaba viendo a mi la tranquilidad volvió a mi cuerpo.

Un hombre se apareció a mis espaldas, su piel morena contrastando con el lacio pelo blanco que tenía. El extraño sombrero o casco que tenía sobre su cabeza tapaba parte de su cara así que no pude reconocerlo.

Aparentemente, ninguno podía notar mi presencia, pero yo podía ver con claridad todo lo que hacían. Esto parecía más un recuerdo que algo que estuviera sucediendo en verdad. No sabría como explicarlo, pero al verlos hablando de manera tan amena y hasta cariñosa, la  tristeza y un vació se instalaron en mi... como si no fueran mis sentimientos, sino que Estoy sintiendo los de alguien más.