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Le pedí una señal,
Una señal que me dijese que estaba ahí, ayudándome en el proceso de amarme a mi.
Salí de misa y me di cuenta.
Ahí fuera, en el campo conmigo y las estrellas.
Ahí estaba la respuesta. Estaba ahí y reía, sonreía con la sensación de que ahí estaba. Ya lo hacía, ya disfrutaba de mi. Solo me bastaba a mi misma. Tan rápido me vino la respuesta, solo al sentirme feliz de estar ahí, con él mirándome desde las alturas y yo abrazando el mundo con la calidez en el corazón que sentía en es momento. Me demostraste  no solo que estaba muy cerca de lo que quería, sino que, aunque no te viese, siempre habías estado ahí, a mi lado, guiándome y levantándome aunque no me diese cuenta.
Y de un segundo a otro, miles de confusiones, decepciones y tristezas, las deshiciste de un chasquido. Que pena no haberte pedido respuestas hace tiempo. Aunque eres tan listo que quizás esto también lo has hecho aposta.

El procesoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora