Manchas De Sangre

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(Cassie)

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(Cassie)

Hace dos semanas que Newt y yo no hablábamos y todo había estado empeorando.

Me había estado empezando a llevar el inhalador a escondidas al laberinto, ya que cada vez que entraba un ataque de pánico se hacía presente.

No dejaba de pensar en Newt y esa Jane, tenía tantas dudas y sólo tenía teorías.

Dormía al menos tres horas al día y comía sólo un sandwich, no sabía si me moriría primero por un penitente o por no comer, pero esperaba la manera más rápida y menos dolorosa.

No quería seguir, estaba cansada de vivir así.

Estaba cansada de escuchar los mismos comentarios vulgares viniendo de los habitantes, estaba cansada de no encontrar la salida, estaba cansada de no tener respuestas.

Y después de pensarlo tantas veces, decidí acabar con ese sufrimiento.

(Newt)

Después de dos semanas me animé a decirle a Cassie lo que en verdad sentía, esperaría a la noche para poder hablarlo con más tranquilidad y que nadie nos molestara.

Estaba bastante nervioso, ¿y si ella no quería que habláramos? ¿Y si Alby se equivocó y no le gustó?

Iba a darme hacía atrás pero no podía, hoy era el día.

Ya todos se estaban yendo a dormir, y yo había visto hace al menos veinte minutos a Cassie entrar a su cabaña, era el momento.

Intente tocar la puerta, pero no pude ya que los nervios me ganaron. Estuve así al menos diez minutos hasta que por fin lo hice, toqué la puerta.

Nadie me contestó lo que me pareció extraño ya que acababa de entrar. Volví a tocar por segunda vez pero fue el mismo silencio dejándome paranoico.

Con el pensamiento de que le había pasado algo, abrí la puerta bruscamente dejándome ver a Cassie parada de espaldas, yo dejé de salir un suspiró de alivió pero este regresó a mi una vez que Cassie no volteó a ver quién había entrado a su cabaña.

-¿Cassie? -ella siguió sin verme, pero obviamente ella no quería verme después de todo.

Vi como una gota roja cayó al piso, a continuación de otra y otra, mi corazón empezó a querer salirse de mi cuerpo.

-¿Cassie? -dije esta vez más alto.

Ella se volteó lentamente dejándome ver sus ojos llorosos, en su rostro se dibujaban miles de emociones, desánimo, confusión, pánico, tristeza, dolor, entre muchas y muchas cosas más. Y ahora en mi rostro también.

Y por último, vi sus muñecas. De éstas caía un líquido rojo intenso, un líquido que no paraba de salir. Este líquido decoraba aquellas heridas hechas con un cuchillo que ahora estaba en el piso.

THE MAZE RUNNER 1: Running For You ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora