Capitulo 5

25 4 4
                                    

-Pedro

Cuando lo vi entrar al cuarto y tirarse a la cama así, creí que estaba agotado y se iba a dormir
Sin un plan en mente, me iba a quedar observándolo como un sicopata, peeero empezó a  llorar y hablar y no pude evitar llamarlo. Decirle que estoy aquí.
Pero no sé si fue bueno, por que hace como 5 minutos que esta inmóvil.

Me levanto suavemente, -Pedro?

-no Kevin, no te acerques.
me quedo congelado

-déjame tocarte Pedro, por favor ya no llores

-Kevin, por favor. Sólo
Sólo vete, no estoy preparado para esto todavía

Dios!
Sus palabras, está pidiendome llorando que me vaya, mi Pedro

Realmente lo perdí
No sé cuantos segundos estuve ahí parado mirando su ahora inexistente cabello, se ha cortado sus rizos, lo oigo llorar y veo su cuerpo moverse con los sollozos

Este dolor en el pecho, me estoy poniendo mal, no puedo respirar.
Camino un poco hasta chocarme con algo detrás mío y me deslizó hasta el suelo
Me duele todo, no puedo
-pedro
ayúdame
No logro escuchar si hable en voz alta o no, me zumban los oídos.
Estoy aturdido, no se como describir esto. Hacia muchos años que no me pasaba, este miedo, el vacío.

Sus manos, su olor tan familiar, es todo lo que puedo sentir ahora. Tengo mi rostro hundido en su pecho. Sus manos suben y bajan por mi espalda.
-Respira cariño, tranquilo. Sólo trata de respirar conmigo
Ahora lo escucho más claro, siento su pecho hincharse por un rato y lentamente se va desinflando para volver a empezar.
Sus manos nunca dejan de tocarme

-Perdóname Pedro, perdóname por favor.
Ahora soy yo quien llora. Lo abrazo con fuerza. Mientras mojo su camisa con mis lágrimas

-me estas ensuciando con moco Kev
Me dice riéndose, sus dedos encuentran mis costados y hacen presión, y no puedo evitar reírme, tengo cosquillas, muchas.
Cuando me siente más tranquilo hace un movimiento y quedamos sentados todavía en el suelo, pero ahora es él quien está apoyado en la cómoda conmigo apoyado en su pecho. Se ha quitado la camisa y la utilizo para limpiarme la cara. Dios que vergüenza estuve chorreando mocos como una niña. Tiro la camisa a un lado y me recuesto en él. Sin pensarlo demás

-Pedro.

-no hables Kevin, por favor todavía no

Me rompe el corazón, no poder pedirle perdón y explicarle tantas cosas.
Busco sus manos y las junto sobre mi estomago. Son hermosas, de un color perfecto, más grandes que las mías. Nunca lo tomé de las manos, nunca se las acaricié, él en cambio conoce cada centímetro de mi cuerpo y le ha dado amor a cada uno por igual.
Dios doy un idiota, tantos años disfrutando de su amor y yo que le daba?

Desde que te perdí -3-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora