Cuenta la leyenda, que el Sol y la Luna se enamoraron hace siglos, un amor puro pero imposible, cada que el Sol salía la Luna se escondía, siendo así que en la bondad de Eywa les permitió verse de frente por segundos ocasionando el eclipse. Pero ell...
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-¡Michael!- Rhaena gritó al verlo, corrió hacia sus brazos y lo abrazó, olvidándose por un momento todo lo que la estaba atormentado
-Mi niña, ¿te has portado bien? ¿Cómo has estado?- Michael le dio una sonrisa, moria por contarle todo lo que había descubierto y llevarla a ese lugar
-Me porto como siempre... he estado mejor pero estoy bien, ¿qué haces aquí?
-Vine a visitarte, pronto podrías volver a casa y además... te traje un regalo
Michael tomó el baúl dejándolo frente a la chica, de pronto las hermanas Sully y Tsireya estaban cerca, sus padres habían salido de emergencia y estaban algo preocupadas, y sabían que tenían que estar cerca
-Michael, ella es Tsireya, mi nueva amiga- Rhaena no tardo en presentar a su amiga quien sonrió con timidez saludando con su mano
-¿Que es eso?- Tuk se acercó al baúl abriendo este, sonriendo con emoción al ver los huevos brillantes frente a ellas
-Esto es muy hermoso, gracias Michael
Rhaena abrazo a Michael, había mucha historia entre ellos, historia que Michael había escondido, si le preguntaban a él podría decir que fue un milagro, nunca antes visto, dos mellizos como 3 tipos de ADN, con 2 prominentes pero lo tenían en su sangre... Olivia tuvo una etapa de descontrol, eso la llevó a tener una aventura con Quartich y Michael a la vez, embarazándose a la par, cuando los niños nacieron todos sabían que le pertenecían a Quartich, pero Michael realizó aquellos exámenes, la sorpresa de él y Norm fue cuando el ADN de Michael si aparecía en la sangre de los niños, siendo en menor cantidad en Spider, pero de alguna manera, ambos eran sus hijos como los de Quartich, pero esa información decidió ocultarla, no quería hacerse falsas esperanzas, pensaba que aquellos resultados habían sido una equivocación pero eso no impidió que amara a ambos con todo su corazón
Respira, piensa bien, no te lastimes a ti sola
Rhaena cerraba los ojos intentando calmarse, cada momento sola, era momento en el que su mente se perturbaba sola, y más después de lo que vio y escuchó, tal vez al final del día
-Deténte... se en lo que estás pensando- Ao'nung llego a sus espaldas, distrayéndola por un instante, los adultos aún no habían vuelto y el día parecía ser oscuro apesar de que el sol seguía en su punto máximo
-No puedo evitarlo...
-Podrías, sabes que puedes hablar conmigo
-Lo se, es complicado, cuando todo parece ir bien hay algo que lo arruina, y estoy empezando a cansarme de eso
