Las familias Osorio y Bondoni son amigos desde hace muchos años, sus hijos han crecido juntos y son mejores amigos.
Emilio es el típico hombre mujeriego que sólo busca placer sin compromiso alguno con ninguna chica y las que se hacen llamar sus nov...
El tiempo pasó y Joaquín aún no le había dicho nada a Emilio y siendo sinceros tampoco lo haría, decidió olvidar todo lo que sentía por Emilio y verlo solamente cómo lo que era, su mejor amigo, ó por lo menos tratar de olvidar lo que sentía porque aunque Joaquín se hiciera el fuerte y tratara de actuar cómo sino pasara nada, él estaba totalmente enamorado de Emilio.
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Ambos amigos se encontraban en una discoteca, decidieron ir allí y pasar un tiempo juntos tratando de relajarse y olvidarse de toda la carga académica, ya estaban casi a finales del ciclo universitario y los finales de acercaban, así que decidieron soltar todo el estrés que tenían para así poder concentrarse en sus finales.
Ambos habían bailado y tomado algunas copas, no se habían pasado con el alcohol, pues a ninguno le gustaba emborracharse, así que luego de unas cuántas bebidas decidieron parar por un momento y luego de un rato seguir tomando.
Joaquín se encontraba nuevamente en la pista de baile junto con Emilio, quién estaba muy pegado de su trasero, pues la canción que sonaba de fondo era un reggaeton bastante caliente, el cuál logró que todas las parejas en la pista de baile bailaran sumamente apretados. Emilio tenía sus manos en las caderas de Joaquín sosteniéndolo, teniendo así una mayor fricción, lo cuál a ambos le estaba encantando porque aunque Emilio lo estuviera ignorando, a él siempre le había encantado el trasero de Joaquín y siempre que tenía una oportunidad cómo ésta no dudaba ni un segundo en frotar su miembro casi erecto en el trasero de su amigo.
Una vez la música terminó fueron hasta su mesa y ahí se sentaron, continuaron hablando y pasando un buen momento. La estaban pasando de maravilla, hasta que Seidy llegó a la mesa y tanto la cara de Joaquín cómo la de Emilio fué de decepción y coraje absoluto.
- Hola Emi, que has venido a hacer aquí y sin invitarme por cierto.
Joaquín sentía cómo su sangre hervía con furia, nadie le decía Emi a Emilio, sólo él y odiaba cada vez que alguien más lo llamaba de esa manera.
- Creo que he venido a bailar y pasarla bien Seidy, no creo que se venga a la discoteca a buscar la entrada secreta a narnia y no me digas Emi, para tí soy Emilio.
Joaquín sonrío en su interior y más lo hizo cuándo vió la cara de disgusto de Seidy.
- Creí que me invitarías Emilio.
- Quería pasar un rato con mi mejor amigo, por eso no te invité, es noche de chicos. ¿Qué haces tú aquí? ¿Me estás siguiendo ó algo así?
- No Emilio, ésta discoteca es de mi tía, vengo aquí muy a menudo.
Emilio y Joaquín maldicieron en sus adentros, de todas las discotecas de la ciudad tenían que venir a parar a la de la tía de la fastidiosa de Seidy. La chica continuó hablando de miles de cosas para tener la atención de Emilio y Joaquín ya estaba harto así que le susurró al oji-café un suave "desaparécela por favor" Emilio de inmediato se llevó a la chica de ahí y buscaría la manera de entretenerla para que ya no molestara, pero Joaquín se quedó sólo, así que mientras esperaba decidió ir a la barra y pedir más bebidas.
