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—Kim Malachy  —escuchó su nombre en boca de la profesora Nayeon.

—Presente —se limitó a responder el joven.

La asistencia.

La cosa más molesta que existe, según él.

¿Para qué amargarse la vida? —se repetía mentalmente moviendo de un lado a otro su lapiz de grafito. La idea de escaparse era muy tentadora en ese momento.

Solo hacen falta 2 horas de clase para dejar la celda que es ese salón de clase, pero le urge retirarse de la escuela.

Se siente humillando y no soporta estar un minuto más con aquellos seres con extremidades llamados compañeros de estudio.

Tal vez no debió expresar de aquella forma su admiración por uno de los personajes de su historia escrita para la asignatura de literatura frente a toda la clase.

¿Pero qué culpa tiene él de que su querido caballero sea perfecto?

¡Ah! —soltó entre dientes dejando de lado su lápiz para "prestarle atención" a la profesora de historia.

Explicaba los impactos económicos y políticos de aquellos tiempos de guerra y todo lo que se desató por culpa de unos locos avariciosos.

Decidió hacer oídos sordos y dibujar garabatos en su libreta para pasar lo que queda de asignatura entretenido.

A veces se pregunta por qué no puede ser normal para evitar las miradas recriminatorias y burlonas de las personas.

Intentó un par de veces hacerlo de hecho.

Obviamente, terminó en nada ya que por más esfuerzo que haya tenido su boca dejó salir a diestra y siniestra lo que pensaba al respecto de algo.

Siempre le daba una razón "tonta" a las cosas o hacía parecer las circunstancias como una historia de caballería fantástica.

No puede evitar desarrollar una historia en su cabeza a decir verdad. Cada día había una aventura por vivir en compañía de su caballero de brillante armadura y su fiel vasallo.

El timbre de salida le sacó de sus profundos pensamientos, y sin dudarlo, recogió sus pertenencias para salir de su castigo diario.

Su madre le envío un mensaje avisándole que no podrá ir por él porque anda resolviendo algunos asuntos, por lo que se dirigió a paso apresurado a la parada de buses que queda frente a la escuela.

Pasado unos minutos, en los que se repitió mentalmente que acudir a la violencia no es bueno porque TaeHyung y su grupito de pendejos se andaban burlando de él, llegó el bus de su ruta.

HongJoong del enojo hasta se le olvidó la vergüenza que pasó en su clase y haría algo por su honor así fuera infantil. Por lo que alzó su dedo medio viendo al grupito de burlitos desde la ventana del bus en movimiento y se sintió vencedor al ver como los muchachos cambiaron drásticamente su expresión facial a una de asombro.

Normalmente él no se defendía de los patanes, simplemente los ignoraba.
Ese día sin lugar a dudas sorprendió a más de uno con su gentil gesto de odio.

Ya está arto de que se burlen de él hasta por su forma de comer.

¿Qué carajos tiene que importarles si alza su puto dedo meñique mientras bebe jugo?

Podrá ser raro y todo lo que quieran, pero llegó a un punto en el que le va a valer madres si deja a más de uno con el ojo morado por meterse con él.

—Sí. Ya llegué —le respondió a su madre, cerrando la puerta de la casa—. No, no quemaré la cocina y tampoco extraviaré las llaves otra vez —rueda los ojos colgando la llamada.

Subió las escaleras y se dirigió a su habitación para despojarse del uniforme y ponerse ropa más cómoda. Le echó un ojo a sus dibujos colgados en la parte más baja del techo recostado en la cama mientras deja salir un suspiro cansado.

Su querido caballero...

Le ha retratado un par de veces en el club de dibujo y simplemente le encantan los resultados finales de sus obras.

Siempre lo imaginaba un tanto más alto que él y con una gran espada a su costado que bailaba de un lado a otro cada que se movía.

A pesar de que mantenía un semblante serio la mayoría del tiempo en sus aventuras, sabía más que nadie en el reino de Aurora que ese hombre era un rayo de luz. Cada que sonreía su corazón latía con fuerza, y mierda, sabe que no es normal que esté enamorado de un personaje creado por su cabeza, pero vamos, quiere vivir en su mundo de fantasía un poco más de tiempo...

ʙᴇᴀᴜᴛɪꜰᴜʟʙᴇʟɪᴇᴠᴇ

Mi Querido CaballeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora