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Hongjoong se desveló toda la noche porque el insomnio no le dejó pegar ni un ojo.

Resulta y acontece que la familia Wang, a parte de dejar a su hijo en su casa ese año, lo inscribieron en su escuela.

¡¿Acaso quieren que se cuelgue?!

El muchacho quería ingresar a otra escuela, pero no, vinieron sus padres de metiches y le recomendaron su instituto a los padres del joven que accedió con duda en aquel momento.

¿Ahora como entabla una conversación con él?

Entra en gay-panic cada que se acuerda de esa figura alta, la cual considera su tipo ideal. Ahora que lo piensa, tampoco podría hacerlo dentro de la escuela porque quiere evitar que vea cuando le molestan.

—Carajo Hong, ¿no dormiste? —Somi, quién fue a despertarle como casi todas las mañanas ingresó a su habitación preocupada.

Cuando su hermanito no duerme bien suele decir las mil y un cosas locas y sabe que los idiotas de su escuela se burlan de él por eso.

—No hallé cómo conciliar el sueño —hizo un puchero molesto sentándose en la cama— ¿Ya es hora verdad?

—Pues sí, por eso vine. Estoy a punto de irme a la Uni y obviamente no te podía dejar sin merienda —deja el topper en la cama—. No te embaraces todavía por favor —agrega.

—OYE —arruga la cara— los hombres no se pueden embarazar.

—Solo coje silenciosamente con él cuando esté en la casa, por favor. Todos han visto tus dibujos pegados en el techo y nadie se ha dado cuenta a excepción de mí, y por supuesto tú jovencito, que ese muchacho se parece a el personaje que te quieres chapar mentalmente —comenta—. Te sacaste la lotería.

—Somi, confío en tí. Sé que la mayoría del tiempo no comprendes mis cosas, pero por lo que más quieras, no digas nada —le mira suplicante.

—Mala, tu tranqui y yo nerviosa, esto no saldrá de aquí. Solo te aconsejo que guardes esos dibujos para que nadie se dé cuenta —aconseja—. En fin, nos vemos más tarde —se despide yéndose de la habitación con rapidez.

Hongjoong, tomó el topper y lo dejó en su mesita de noche pasado unos minutos.

En su casa hay dos baños y lo mejor es que se ponga las pilas para no tener inconvenientes con los miembros de su familia, o peor, con los invitados que se quedaron y quedarán hasta ese día en su casa.

Se puso sus chanclas, agarró su paño de baño y el jabón de su gaveta de productos personales.

Es de aquellos que comparte el pensamiento de que "cada quien tiene su germen" gracias a sus padres y todos los miembros de la familia tienen sus propios productos de higiene personal por eso.

Lo importante de todo ese proceso más que nada es dejar el baño impecable para que la persona que ingrese no le dé asco.

Todavía celebra el día en que su hermano mayor, Mark, decidió avanzar en la vida adquiriendo el hábito de dejar el baño limpio como todos los demás en esa casa. Hasta le cambió el semblante mañanero de muerto que cargaba todos los días desde entonces.

Hong, hizo lo que tenía que hacer en el baño y antes de salir se cercioró que quedara decente. Abrió la puerta, y grande fue su sorpresa al ver a su "amado caballero" recostado en la pared mirando fijamente la entrada del cuarto de baño esperando que quien sea que estuviese dentro saliera para ingresar.

—Buenos días —le saluda con una sonrisa tímida el muchacho viendo el torso descubierto del peli-naranja.

—Hola, eeenh ya está libre —dice rápidamente retirándose del pasillo como alma que lleva el diablo a su habitación.

Mi Querido CaballeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora