Cap 39

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Kiri despertó junto con Aesha, haciendo que las dos se despertaran muy alteradas. Luego de varios jadeos de la situación de shock por la que habían pasado, respiraron bien y Kiri alcanzó una vela que estaba cerca de la cama y la prendió.

Al prenderla, pudieron ver sus caras iluminadas por la llama roja. Aesha estaba totalmente despeinada aunque Tsireya la peinara cada vez que terminaba de hacer sus deberes. Lo demás de Aehsa seguía intacto, seguía hermosa.

-Gracias Kiri, de verdad-. Agradeció y se sentó en la cama.

-No es nada cuñada, me caes muy bien como para dejarte morir-. Rio.

Aesha esbozó una sonrisa, poniendo pausa a su conversación.

-¿Dónde están los demás?

-En la choza de Tsireya y Neteyam, ven.

Kiri ayudó a Aesha a levantarse cuidadosamente de la cama para que no se mareara, ya que había despertado de un reciente coma.

Al llegar a la choza, nadie le había prestado atención, llevándola a hablar.

-Miren a quien traigo.

Todos giraron la mirada hacia ella y Aesha. No duraron ni tres segundos cuando todos revolearon todo lo que tenían en la mano sobre la mesa, menos Spider. Spider se hizo para atrás para evitar todas las cosas volando frente a sus ojos.

Kiri se apartó con rapidez, sabiendo que si no lo hacía podría ser empujada y caer al suelo.

Abrazaron a Aesha amontonadamente hasta no ver el cabello negro lacio y despeinado de esta. Kiri sintió que una vida pasaba frente a sus ojos con ese abrazo. Sabia que había durado mucho y eso no le gustaba mucho por el hecho de que Aesha había despertado del coma y la falta de oxígeno podría afectarle.

-Recién despierta de un coma, no la ahoguen por favor.

Todos al escuchar el argumento de Kiri, se separaron lentamente de Aesha.

Ronal, Tonowari y Tsireya se quedaron hablando con Aesha, mientras que Lo'ak y Neteyam se acercaron a hablar con Kiri.

-¿Cómo pasó?- preguntó Lo'ak cruzando sus brazos.

-Hice lo que me dijiste que no hiciera.

-Te dije que era peligroso, eres una idiota. ¿Acaso no sabes que te pasó a los quince cuando conectaste tu trenza aquella vez?

Kiri se cruzó de brazos, recordando aquella vez cuando conectó su trenza y había convulsionado. Lo'ak tenía razón, era un gran riesgo hacer eso, pero si quería ver a su esposa saltando en el campo con las ovejas, tenía que ayudarla.

Kiri no respondió y se dirigió hacia un paradero. Atrás estaban Lo'ak y Neteyam corriendo hacia ella, y, cuando llegaron, se sentaron a su lado.

Kiri le explicó todo lo que sucedía con el corazón de Aesha y luego como fue todo el proceso para que ella despertara. Poco a poco, veía como Lo'ak quedaba boquiabierto con cada palabra que decía.

-¿La salvaste metiéndote en su mente?

-Exacto.

-Maldita sea, me pregunto cómo tienes esa inteligencia-. Comentó Neteyam mirando a la luna, que parecía más brillante que antes.

Luego de un rato largo en silencio, Lo'ak soltó un gran suspiro.

-Voy con mis hijos, veré que están haciendo y les avisaré que su madre despertó. Gracias Kiri.

Lo'ak la abrazó con lágrimas tibias cayendo sobre sus mejillas. No bastaba un "gracias" para agradecer a Kiri por lo que había hecho. Había salvado s su esposa, y eso significaba mucho más que un simple agradecimiento.

Lo'ak se dirigió hacia su choza, donde se encontraban sus hijos y oso hijos de Neteyam.

Todos estaban sentados y comiendo, ya que una de las señoras mayores de la aldea hacía de niñera.

-¿Cómo se han portado?

-Mejor. Más que otras veces.

-Quería decirte que ya puedes dejar de cuidarlos, ya que... Aesha ha despertado.

Newt, Pearl y Lacey miraron a su padre. Él no sabía si tenían lágrimas a bordo de caer o sí sus ojos eran así de cristalinos.

Dejaron su comida y se fueron corriendo por los pasillos que dividían las chozas.

Los hijos de Neteyam, por otro lado, se levantaron educadamente, pero luego salieron corriendo como estrellas fugaces detrás de sus primos.

La señora mayor, se acercó a Lo'ak y apoyo la mano en su hombro.

-Las más queridas bendiciones a Aesha, mándale mis saludos. Dile que pronto la visitaré.

Lo'ak asintió y estrechó su mano, para luego darle paso y se la señora se marchara.

Aesha estaba viva. No tendría que ver a sus hijos crecer sin una madre. No iba a envejecer solo. Y sobre todo, lo más importante, era que verla en cada etapa de su vida iba a poder ser real.

That Sunrise (Lo'ak Sully, Avatar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora