Cap 38

563 51 2
                                    

Estaban todos en la mesa a punto de servir la cena, cuando llegaron Spider y Kiri.

-Perdonen la demora, estuvimos ordenando unas cosas y nos entretuvimos-. Dijo Kiri sentándose al lado de Lo'ak y Spider en frente de ella.

Al levantar la cara para sonreír a todos los que se encontraban dentro, se asustó de verlos todos con inmensas bolsas negras debajo de sus ojos y su cara con lagrinas secas. Tonowari y Ronal estaban con ojeras más moderadas comparado con Tsireya, que tenía la peor cara de toda la mesa.

Kiri solo con verla entendió lo mucho que quería a su hermana, todo lo que daría y haría por el bienestar de Aesha, absolutamente todo. Y Kiri era su salvación, más argumentos para discutir con Lo'ak.

A pesar de las ojeras que cargaban, sus vibras alegres no desaparecían. La trataban como si fuera un día normal, les preguntaban como iba su vida, que hacían a menudo. Siempre de un tema salía otro, haciendo sentir la noche eterna.

De repente, a Kiri se le ocurrió una idea. Todos estaban ante la choza de Tsireya y Neteyam, y nadie estaría en la choza de Tonowari y Ronal por varias horas.

-Si me disculpan, tengo que ir a buscar algo que me olvide en la choza.

-¿Quieres que te acompañe?- preguntó Spider, quien la veía levantarse de su lugar.

-No, gracias. Iré yo sola, es rápido.

Spider está vez miró a la mesa, desconcertado de que Kiri no había querido que la acompañara, ya que usualmente ella solía decirle que sí siempre, era raro que le respondiera con un "no".

A Kiri le recorría la adrenalina por las venas y el corazón le latía a mil por hora, como si fuera a cometer un delito.

Entró a oscuras a la choza, pero no quiso prender las velas para no llamar atención.

Con cuidado y tocando cada cosa con la que se topaba, toco algo con una manta arrib, y al tocar más la forma, se dio cuenta que era el pie de Aesha cubierto con la manta que ella había visto cuando llegó. Saco la manta cautelosamente y fue al otro extremo. Al toparse con el cabello negro y lacio de Aesha, al agarro de los hombros y la apoyó boca abajo, para luego agarrar la trenza y conectarla con la suya.

Entró a los pensamientos de Aesha. Su mente estaba en blanco, como un papel recién hecho. Gritó el nombre de Aesha una y otra vez, a lo lejos, pudo percatar una silueta diminuta moviéndose en su dirección. Sabia quien era, no había nada más que blanco por todas partes. Era Aesha.

-¡Kiri!- exclamó Aesha llegando hacia ella- ¿cómo entraste?

-Conecté la trenza tuya con la mía, por eso estoy aquí.

Aesha se lanzó a abrazarla. No había visto a nadie en una semana. Toda su mente estaba en blanco, no podía pensar nada, y, por más que lo quisiera intentar, no salía.

-Aesha quiero que me escuches- advirtió Kiri dando fin al abrazo-. Estás en peligro, vine a curarte.

-¿Qué?¿Qué pasa?

-Vas a morir, tus latidos son menos fuertes con el paso del tiempo, y todavai no se por qué  Eywa no ha intentado salvarte, pero, estoy aquí, y te salvaré. Como trasladar tu cuerpo hasta el bosque para el árbol de las almas es una prolongación de dos días o tres, y llevarte abajo del mar en estado de coma es un gran riesgo, entonces, necesito que te imagines el árbol de las almas DEL BOSQUE, no de aquí, okey?

-No puedo.

-¿Qué?

-No puedo. He tratado de imaginar miles de cosas y no he podido, no lo se, eso me angustia.

Kiri abrió la boca, pero sus palabras no salieron. Ella pensó por un momento, pero su mente estaba como la de Aesha, en blanco.

-Está bien, haremos lo siguiente. Quiero que inhales y sueltes el aire despacio. Así lo repetirás las veces necesarias hasta que te sientas calmada, y trataras de pensar en algo. Lo que sea, pero necesitamos que las cosas aparezcan.

Aesha siguió sus instrucciones. Inhaló y exhaló 4 veces, hasta que se sintió preparada.

Trato de pensar en algún lugar lindo que ella desearía visitar, o al menos un lugar imaginario.

Lo logró. De un papel en blanco se encontraban tocando la arena de la aldea, viendo cómo todos se divertían.

-¡Muy bien, lo lograste Aesha! Fue fácil. Ahora quiero que te imagines el árbol, antes de que sea tarde.

Aesha inhaló y exhaló esta vez dos veces. Aparecieron en el árbol de las almas del bosque.

Kiri pegó un salto de la emoción y la abrazó.

-Ven.

La agarro por la mano y la gio hasta la piedra que estaba frente al tronco, la cual parecía una cama.

-Acuestate ahí. Quedate tranquila, lo aprendí de mi abuela.

-¿Y lo has intentado con alguien?

-Ehh, no. Pero se que saldrá bien.

Aesha trató de no hacer ninguna expresión que atrajera a Kiri. Respiró hondo y se dejó llevar.

Kiri dijo el ritual en palabras en un idioma distinto al na'vi, las cuales Aesha no entendía, pero confiaba en lo que Kiri hacía.

De repente, vio una luz blanca ante sus ojos, haciendo que la incendiara. Poco a poco, dejó de escuchar la voz de Kiri y luego el árbol se esfumó. Vio algo arriba suyo parecido al techo de las chozas de la aldea. Fue cuando se dio cuenta que había despertado.

That Sunrise (Lo'ak Sully, Avatar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora