Capítulo 4

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Sienna sintió que la invadía una sensación de alivio cuando la música se desvaneció y el extraño la atrajo hacia sí. Ella lo miró, sus ojos buscando su rostro, y vio algo allí que no pudo precisar.

Y entonces, de repente, habló. "Mi nombre es Paul", dijo, su voz baja y áspera.

Sienna sintió que una sensación de calidez se extendía a través de ella mientras repetía el nombre para sí misma. Paul. Sonaba bien en su lengua, como algo que había estado esperando escuchar.

Y luego, antes de que ella se diera cuenta, estaban afuera de nuevo, caminando juntos por las calles vacías. Sienna sintió una sensación de vulnerabilidad en su presencia, una sensación de apertura que nunca antes había sentido.

Y mientras hablaban, se encontró abriéndose a él de una manera que nunca se había abierto a nadie más. Ella le habló de sus sueños, sus miedos, sus esperanzas para el futuro.

Y Paul escuchó, sus ojos fijos en su rostro, su cuerpo cerca del de ella. Sienna sintió una sensación de electricidad pasando entre ellos, una sensación de conexión que nunca antes había sentido.

Y luego, de repente, se estaban besando, sus cuerpos apretados en la oscuridad. Sienna sintió que la invadía una sensación de abandono cuando Paul la atrajo hacia sí, sus labios moviéndose sobre los de ella de una manera que le dio vueltas la cabeza.

Y a medida que avanzaba la noche, exploraron el cuerpo del otro con una sensación de urgencia que era a la vez emocionante y aterradora. Sienna sabía que no estaba en sus cinco sentidos, pero no pudo evitar sentirse atraída por Paul, atraída por la sensación de peligro que él trajo a su vida.

Sienna se despertó a la mañana siguiente sintiéndose desorientada, los recuerdos de la noche anterior todavía frescos en su mente. Miró a Paul, que dormía plácidamente a su lado, y sintió que la invadía una sensación de satisfacción.

No sabía lo que le deparaba el futuro, pero en ese momento, no le importaba. Todo lo que importaba era la forma en que el cuerpo de Paul se sentía contra el de ella, la forma en que su respiración era lenta y constante, la forma en que su brazo se colocaba protectoramente sobre su cintura.

Mientras yacían juntos, Sienna no pudo evitar preguntarse qué les depararía el futuro. Pero por ahora, todo lo que importaba era la forma en que Paul la miraba, la forma en que la hacía sentir, la forma en que parecía entenderla de una manera que nadie más había hecho nunca.

Y mientras se vestían y se dirigían a la ciudad, Sienna sintió que la excitación crecía en su interior. No sabía a dónde los llevaría el día, pero sabía que estaba lista para lo que fuera que les esperaba.

Mientras caminaban juntos por las calles, tomados de la mano, Sienna sintió una sensación de libertad que nunca antes había experimentado. Sentía que podía ser quien quisiera ser, hacer lo que quisiera.

Y cuando el día se convirtió en noche, Sienna y Paul se encontraron de nuevo en el bar donde se habían conocido, con la música a todo volumen y las luces parpadeando. Sienna sintió que la invadía una sensación de déjà vu mientras observaba la escena a su alrededor, las mismas personas bailando y riendo como lo habían hecho la noche anterior.

Y cuando Paul la atrajo hacia sí, Sienna sintió que la excitación crecía en su interior. Sabía que había encontrado algo que hizo que su corazón latiera más rápido y que su cuerpo se estremeciera con anticipación. Sienna sintió que todo era posible. Se sentía como si estuviera viviendo en un sueño, un mundo donde lo único que importaba era la forma en que Paul la hacía sentir.

Mientras Sienna y Paul se sentaban afuera del bar, Paul encendió un cigarrillo, dio una calada profunda y exhaló una nube de humo. Sienna lo miró, cautivada por la forma en que parecía tan cómodo en su propia piel, la forma en que parecía saber quién era y lo que quería.

Y mientras estaban allí sentados, Paul comenzó a contarle sobre su infancia, sobre el desierto de Mojave al que solía ir con su familia. Sienna escuchó, embelesada, mientras él pintaba un cuadro de las interminables arenas y el infinito cielo, de la forma en que las estrellas parecían durar para siempre. Él le contó sobre las aventuras que tuvo con sus hermanos, sobre las travesuras que hicieron y sobre las lecciones que sus padres le enseñaron sobre el mundo.

Mientras Paul hablaba, Sienna sintió que la invadía una sensación de asombro. Ella nunca había estado en el desierto, nunca había experimentado nada como lo que Paul estaba describiendo. Pero mientras él hablaba, sintió como si estuviera allí con él, como si pudiera sentir el calor del sol en su piel y la arena entre los dedos de sus pies. Sienna escuchó atentamente, fascinada por la forma en que las historias de Paul cobraban vida. Podía imaginarlo como un niño pequeño, corriendo por el desierto con sus hermanos, riendo y gritando mientras exploraban el mundo que los rodeaba.

Y cuando Paul terminó su historia, Sienna sintió que se estaba construyendo una conexión entre ellos. Sentía que eran almas gemelas, dos personas que habían experimentado el mundo a su manera única.

Al terminar sus cigarrillos regresaron al bar, Sienna supo que había encontrado algo especial en Paul. Sabía que había algo entre ellos, algo que quería explorar más a fondo. A medida que avanzaba la noche y la música se hacía más fuerte, Sienna se sintió atraída por Paul, por la forma en que se movía y la forma en que la miraba. Sienna sintió una sensación de pertenencia que nunca antes había experimentado.

Y mientras salían a tientas del bar al final de la noche, Sienna sintió una sensación de anticipación creciendo dentro de ella. No sabía a dónde la llevaría esto, pero sabía que estaba lista para lo que fuera que se avecinaba. Sabía que había encontrado a Paul y que él era la clave para una nueva vida, una vida que estaba lista para abrazar por completo.

Y mientras continuaban hablando, Sienna también se abrió a Paul. Ella le contó sobre su relación con sus padres, la manera en la que odiaba tantas cosas pero amaba otras.

Paul la escuchó con una suave sonrisa en su rostro, asintiendo con la cabeza mientras ella hablaba. Y mientras caminaban, Sienna sintió que había encontrado a alguien que realmente la entendía, alguien que la veía por lo que realmente era.

Eventualmente, terminaron sentados en un banco en un rincón tranquilo de la ciudad. Hablaban, reían y fumaban cigarrillos, perdidos en su pequeño mundo.

A medida que avanzaba la noche, Sienna se sintió cada vez más cómoda con Paul. Se sintió atraída por su naturaleza tranquila, por la forma en que parecía tomar todo con calma.Y mientras estaban allí sentados, viendo pasar el mundo.

Finalmente, se despidieron y se fueron por caminos separados. Sienna caminó de regreso a su apartamento, sintiendo una sensación de emoción y anticipación creciendo dentro de ella.Sabía que había encontrado algo especial en Paul, algo a lo que valía la pena aferrarse. Y sabía que estaba lista para arriesgarse con él, para ver a dónde la llevaría esta nueva conexión.

Mientras se quedaba dormida esa noche, Sienna sintió que la invadía una sensación de satisfacción. Sabía que su vida estaba a punto de cambiar y estaba lista para lo que se avecinaba.

Pero de repente, recordó que él no le pidió su número.

Robbers | Paul Mescal (Spanish version)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora