Capítulo 7

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Sienna se sentó frente a Paul en el pequeño café que frecuentaban, sus ojos observando cada detalle de su rostro. Sus pómulos marcados, la curva de sus labios, la forma en que su cabello caía sobre su frente, no pudo evitar maravillarse con su belleza.

Mientras hablaban, se encontró a sí misma alejándose, atrapada en la forma en que él se movía, la forma en que reía, la forma en que sus ojos brillaban con cada palabra. Era como si fuera una obra de arte, algo para ser admirado y apreciado.

Sabía que era superficial estar tan enamorada de la apariencia de alguien, pero no podía evitarlo. Había algo en él que la atraía, que la hacía querer saber cada detalle de su vida y sus pensamientos.

A medida que avanzaba la noche, caminaron de la mano por las calles de la ciudad, disfrutando del cálido aire de verano y los sonidos de la bulliciosa ciudad. Sienna no pudo evitar mirar de soslayo a Paul, admirando la forma en que se comportaba con tanta confianza y facilidad. Cuando llegaron al apartamento de Paul, invitó a Sienna a tomar una copa. Ella aceptó, deseosa de pasar más tiempo con él. Mientras estaban sentados en su sofá, bebiendo vino y charlando, Sienna se sintió atraída por él como una polilla por una llama.

En ese momento, con su belleza y encanto a la vista, Sienna supo que se estaba enamorando de él. No podía evitarlo, él era demasiado cautivador, demasiado perfecto en todos los sentidos. Y mientras estaban sentados allí, envueltos en la compañía del otro, supo que no quería que la noche terminara nunca.

A medida que avanzaba la noche, Paul y Sienna hablaron de todo, desde sus películas favoritas hasta sus esperanzas y sueños para el futuro. Sienna no podía creer lo fácil que era hablar con él: era tan abierto y honesto, y parecía realmente interesado en todo lo que ella tenía que decir.

Eventualmente, Paul sugirió que dieran un paseo a lo largo del río, y Sienna accedió con entusiasmo. Caminaron tomados de la mano por el tranquilo sendero, los únicos sonidos eran el suave correr del agua y sus propios pasos.

Era una cálida noche de verano y Sienna sintió que la invadía una sensación de paz y satisfacción. Mientras caminaban, no pudo evitar pensar que allí era exactamente donde debía estar, con Paul a su lado, rodeada por la belleza de la ciudad.

Cuando llegaron a un pequeño puente, Paul se detuvo y se volvió hacia Sienna. "Tengo algo que mostrarte", dijo, con los ojos brillantes de emoción.

Metió la mano en su bolsillo y sacó una pequeña llave, que usó para abrir una pequeña puerta en el costado del puente. Sienna observó con asombro cómo abría la puerta, revelando una pequeña escalera que conducía a la oscuridad.

"Vamos", dijo Paul, tendiéndole la mano. "Confía en mí."

Sienna vaciló por un momento, insegura de lo que la esperaba en la oscuridad. Pero algo en los ojos de Paul le decía que podía confiar en él, que cualquier cosa que se avecinaba valdría la pena.

Así que ella tomó su mano y juntos descendieron a la oscuridad.

Mientras bajaban las escaleras, los ojos de Sienna se acostumbraron lentamente a la oscuridad. Podía distinguir el contorno de las paredes a su alrededor y el débil sonido del agua que fluía en algún lugar cercano.

Finalmente, llegaron al pie de la escalera y salieron a una pequeña habitación subterránea. Estaba tenuemente iluminado por una sola bombilla que colgaba del techo, y Sienna pudo ver que estaban de pie al borde de un pequeño canal, el agua lamiendo suavemente las piedras de abajo.

Paul la condujo hasta un pequeño bote de madera amarrado a un lado del canal. "Vengo aquí a veces para despejarme la cabeza", explicó. "Hay algo en el silencio y la oscuridad que simplemente... me calma".

Sienna miró alrededor de la habitación, absorbiendo la atmósfera pacífica. Era como si fueran las únicas dos personas en el mundo, protegidas en su propio santuario privado."¿Podemos sacar el bote?" preguntó, sintiendo repentinamente la necesidad de estar en el agua.

Paul le sonrió y ella sintió que el corazón le daba un vuelco. "Por supuesto que podemos."

Desataron el bote y subieron, Paul tomó los remos y los condujo expertamente por el canal. Sienna se recostó contra el asiento de madera, sintiendo la brisa fresca en la cara y el suave balanceo del bote debajo de ella.

Mientras se deslizaban por el canal, Sienna sintió que sus preocupaciones y temores desaparecían. Con Paul a su lado, sentía que podía conquistar cualquier cosa, incluso la oscuridad que se había estado apoderando de su vida últimamente.

No hablaron mucho mientras navegaban, contentos de estar en compañía del otro. Pero cuando llegaron al final del canal y giraron hacia el puente, Paul se inclinó y besó suavemente a Sienna en los labios.

Fue un beso suave, lleno de toda la ternura y el cuidado que Sienna había llegado a asociar con Paul. Y cuando sintió sus labios contra los de ella, supo que se estaba enamorando cada vez más de él.



Sienna yacía en la cama, sintiendo el calor del sol de la mañana en su piel. Miró a Paul, que aún dormía profundamente a su lado. Parecía pacífico y vulnerable en su sueño, y Sienna no pudo evitar sentir una ola de protección inundándola.

Trazó el contorno de su rostro con el dedo, fijándose en cada detalle. Su mandíbula afilada, sus cejas perfectamente arqueadas, la forma en que su cabello claro caía sobre su frente. No podía negar que él era uno de los hombres más hermosos que jamás había visto.

Sienna suspiró contenta y se acurrucó más cerca de él, enterrando su rostro en su pecho. Le encantaba la forma en que olía, una combinación de cuero y humo que era única en él.

Mientras yacía allí, no pudo evitar pensar en lo afortunada que era de tenerlo. Paul era amable, cariñoso y ferozmente leal. Él la hizo sentir segura y amada de una manera que nunca antes había experimentado.

Sienna sabía que la vida con Paul no siempre sería fácil. Ambos habían venido de pasados difíciles, y sin duda había desafíos por delante. Pero por ahora, acostada aquí con él, sentía que todo era posible.Cerró los ojos y dejó escapar un suspiro de satisfacción, sintiéndose agradecida por este momento de paz y felicidad. Cualquiera que sea el futuro, ella sabía que lo enfrentarían juntos.

Robbers | Paul Mescal (Spanish version)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora