—Eres hermoso - una voz susurró —¡Mírame cuando te hablo! Puedes hacerlo mejor, se que puedes, vamos hazlo más rápido - Izuku escuchaba la voz de Todoroki en el aire, no sabía de dónde venía, lo único que podía sentir era un ardor muy fuerte en la frente, tenía mucho miedo, pero al mismo tiempo sabía que estaba demasiado drogado para reaccionar.
De pronto la luz se encendió, le tomó unos segundos acostumbrarse —Vamos gatito, yo sé que te gusta - finalmente pudo ver al hombre con la cicatriz en la cara, la imagen frente a él parecía sacada del infierno, el hombre sentado frente a él sacudía su miembro en su cara, pero estaba totalmente desfigurado; las cuencas vacías, la carne se le caía a pedazos y el pene le supuraba pus y gusanos tan grandes como sanguijuelas, con una mano semi huesuda sujetaba la cabeza de su "mascota" con fuerza empujándolo hacia él y obligándolo a abrir su boca.
El olor era nauseabundo y cada vez lo tenía más cerca de la boca, por más que trataba no podía retroceder, no podía quitarse esa mano de la cabeza y no podía huir. El hombre comenzó a reír y se acercó a la cara del peliverde —Siempre serás mío Izuku Midoriya- susurró y con todas sus fuerzas mordió a su víctima hasta arrancar un trozo de carne de su mejilla.
—¡¡Aaaaa!!! -Izuku gritó con todas sus fuerzas y abrió sus ojos, primero observó el techo del hospital y luego un ángel, un par de ojos azules se acercaron para tranquilizarlo —Tranquilo Izuku, estás a salvo, estamos aquí contigo - el hombre señaló a su amigo Tamaki que se había caído de la silla por el susto al escuchar gritar al que yacía inconsistente hacía unos segundos.
El pecoso pudo recuperar su respiración y acomodarse con una mueca de dolor en la cama —No quiero volver a dormir nunca más - dijo sudando frío, pero sintiendo alivio real de ver a esos dos hombres junto a él.
—Fuiste arrollado por un auto, dime qué ocurrió ¿Por qué corrías por la autopista? - Mirio se sentó junto a Izuku.
Poco a poco los recuerdos comenzaron a aclararse, al llegar a la clínica se había encontrado al mismísimo Bakugou en el recibidor, sabía que era imposible, pero fue tan real que no pudo hacer otra cosa que huir.
Estaba sumamente nervioso y asustado, pero por alguna razón sentía profunda vergüenza de contar a su amigo lo ocurrido —Yo... No lo puedo recordar... Todo es confuso - decidió que no hablaría de eso frente a Tamaki, al llegar a casa tal vez se animaría a contar a Mirio lo ocurrido, después de todo no era la primera vez.
Al llegar a la cuidad creía ver a ambos secuestradores en cada rincón y esquina, ni siquiera la medicación parecía ayudar; sin embargo, con la ayuda del rubio había logrado una gran mejoría, se sentía seguro en su casa y junto a él.
—Sabes, vino un viejo amigo tuyo y dijo que vendría a verte en cuanto despertaras - Tamaki trató de animar el ambiente —Dejó su número, si estás de acuerdo puedo llamarlo - el pelinegro se acercó a la cama.
No conocía al peliverde tan bien como su amigo Mirio, pero le había tomado bastante cariño, sabía que era una buena persona, lo respetaba y admiraba por mantener su brillo aún con todo lo vivido que hasta ahora solamente sabrían a ciencia cierta él, las chicas que compartieron encierro con él y la casa en ruinas en la colina.
—¿Un amigo? - preguntó nervioso.
—Si, dijo que estuvieron en la universidad juntos, es un doctor que está de vuelta en la ciudad - Tamaki creyó dar pistas, pero la verdad su descripción era aún bastante vaga.
—Si, claro, será bueno ver un viejo amigo - el más bajo respondió con nerviosismo.
Tamaki se hizo a un lado para hacer la llamada, mientras Mirio contemplaba cada expresión de su amigo en la camilla, sabía que podía ser una mala idea, pero no quería interrumpir ese ánimo de ver a alguien conocido y no recluirse dentro de si mismo.

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¿Final Feliz?
Bí ẩn / Giật gânHan pasado dos años desde que la casa de la colina ardió en llamas llevándose con ella más que simples pruebas de los horrores que ahí sucedieron. Es tiempo para saber qué fue de la vida del los supervisores luego de escapar con vida y saber si los...