Chicago es hermosa de noche.
Las luces, amarillas y artificiales, tratando de lidiar con los problemas de la noche, aún hoy en la cúspide de la tecnología, los buenos viven de día, y los malos se refugian en la noche.
Uno diría que es peligroso que un chica joven como yo andará sola a esta hora y en esta parte de la ciudad, lastimosamente mi realidad es esa, debo pasarme por estas partes de la ciudad, a estás horas y pedir que, no sea tan malo.
La noche es ideal para 3 tipos de personas
Los que quieren ocultar algo
Los que quieren obtener algo
Y a los que, cómo nosotras, simplemente nos toca aguantar hasta el alba.
No muy lejos de la via este hacia el centro, hay una pequeña cafetería 24/7 dónde la gente sea o no honrada tiene cabida, y por unos momentos, bajo la luz del lugar, el olor de la comida casera, y la protección del frío, todos vivimos en armonía
"Una hermosa ilusión, aunque ilusión a fin de cuentas"
Siempre es lo mismo, luego de las 2 voy al lugar, no es grande ni famoso, y está en un punto intermedio entre la quiebra y la autosuficiencia. Perfecta para mí, sobretodo por las personas
La dueña, una mujer que, después de inviudar, encontró la manera de no ser llevada por la miseria.
Suele hacerse en la mesa más cercana a la puerta, y le encanta hablar con los clientes, es de esas personas que te hacen confiar ciegamente.
La administradora, la hija menor de la dueña, una chica solo 3 años mayor que yo, pero que a sus 24 años es indudablemente más inteligente en cuanto a finanzas se refiere que todos los que estamos en la cafetería juntos
Erick, un operario del metro que vive a unas calles, y que siempre termina el turno de la media noche y viene aca por la comida caliente, la compañía humana, y la tranquilidad de saber que podrá terminar sus estudios sin ser molestado. Si logra terminar la universidad, se convertirá en ingeniero, y pienso que tiene un futuro en ello, sus manos, llenas de cayos, cortes y muy ásperas, demuestran sus múltiples trabajos para mantener a su familia, y que es alguien que no le importa ensuciarse las manos y empezar desde 0 con tal de progresar.
Miguel, un inmigrante que al igual que yo, llegó sin nada, y tuvo que encontrar la manera de seguir, pero el fue encontrado por Julia, la dueña del lugar, quien lo acogió, y lo deja trabajar acá como limpiador y guardia de seguridad a pesar de su estatus de ilegal. Si quiero reír una noche, el es el ideal, sus ojos profundos y color avellana, saben el camino de los ojos al alma de las personas, sabe que los atormenta, y sabe exactamente qué decir para que, durante un momento todos puedan olvidar sus problemas.
Ji-hon, un coreano que vino de intercambio, pero escapó de dónde estaba pera vivir libre, es un gran amigo, cada que puede, se encarga que yo no tenga que hacer mi odiado trabajo, y siempre se asegura que llegue sana y salva a mi departamento, es maestro, y conoce la historia americana al detalle.
Al llegar, procuro hablar un poco con todos los que estén, a veces está un Ex-Militar que tuvo que retirarse por sus heridas, y no puede dormir bien de noche. O una anciana que siempre se queda durante 4 horas a la espera de la oportunidad de encontrarse con su hijo, a quien he visto en solo 3 ocasiones.
Me acerco a la barra y me siento ahí, donde si bien las sillas no son tan cómodas al menos el calor de la cocina calienta el cuerpo.
Mi rutina a esa hora es simple, 2 tazas de café cargadas, con crema y azúcar pero sin leche, 2 emparedados de queso y huevo que siempre están muy salados, pero son deliciosos. Y un pedazo de pastel de limón que nunca está lo suficientemente fresco para cambiarlo, pero tampoco está tan rancio como para que nadie lo pida, de hecho es lo que más se vende en el local después del café.
Recuerdo la primera vez que vine acá, fue hace unos 5 años, era media noche y estaba lloviendo, era aún joven como para saber exactamente qué hacer, y no fue una buena noche, conseguí que un patrullero me acercara acá, pero no quería ir a mi casa, tenía miedo y me sentía atrapada. Así que vi el café desde la ventana y me dirigí hacia el.
Está exactamente igual que ahora, no ha cambiado, ni siquiera sus trabajadores o clientes, yo tampoco he cambiado, solo tengo 5 años más que antes.
La rutina ya no es agobiante, eso no es precisamente bueno pues significa que estoy perdiendo la esperanza...y le prometí a alguien que nunca haría eso.
Mi teléfono suena de repente, solo hago un intercambio de palabras con mi jefe, y escucho a un auto elegante parquear al lado del café, cuando voy a pagar, me dicen que lo olvide, que no vale la pena, así que salgo y subo al coche.
Si he de admirar una cosa de mi trabajo, es que me deja recorrer la Ciudad de noche-----------------------------------------------------------
Lo lamento si fue corto, pero no tenía tanta inspiración como antes, igualmente espero que la calidad se haya mantenido y que les haya gustado :D
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Lluvia
Short StoryRecopilación de historias independientes, y cortas (One Shot) con temática libre, no tienen ningún género definido, y no tienen correlación entre ellas