04.

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— No hacía falta. — Dijo Alba subiéndose al auto de su amiga mientras recibía la media docena de medialunas.

— Alba. Me estas llevando al monumental gratis. — Alba rió. — Podría besarte ahora mismo. — Gritó eufórica. — Voy a ver a Enzo Fernández.

— Es absolutamente un diez, te lo juro. Increíblemente amable.

— Creo que voy a desmayarme.

— No por favor, que no sé manejar.

Ambas amigas rieron, la pelirroja era particularmente muy poco ágil y lo suficientemente asustadiza como para aún no saber conducir.

— Pensé que le ibas a decir a Mauricio. — Recordó. — Que te enseñe.

Alba entreabrió su boca dejando soltar un bufido. Sabía el poco aprecio que Alexia sentía por su novio y lo que estaba apunto de decir no mejoraría ese pensamiento.

Jugó con las tiras de la rotura de su pantalón, simulando demencia acerca del tema. Y buscó una canción en la radio que comenzó a tararear pero la presencia de su amiga denotaba insistencia en saber la respuesta.

— Le dije. — Dijo con voz aguda alargando las palabras. — Me dijo que no. — Soltó abruptamente. — Pero tiene sentido, porque yo no tengo auto y me dijo que no quería que arruine el suyo.

Alex soltó el volante totalmente molesta mirando hacia un lado para fijar la vista en su amiga.

— ¡Alexia! ¡Mira el camino, enferma!

Rápidamente tomó el volante, la indiferencia de su amiga para contar eso la había ofendido realmente.

— ¿Vos me estas cargando? — Espetó molesta. — Alba Riccio. — Volvió a hablar.

La pelirroja frunció el ceño gesticulando. No sabía bien que decir y su mente intentaba crear una excusa lo suficientemente buena para convencer a su amiga.

No era la primera vez que ese tipo de cosas sucedían. La falta de compromiso de Mauricio con Alba en tales situaciones por lo general la hacían sentir mal al principio de la relación. Pero con el tiempo simplemente las aceptó.

Para ese punto Alba no estaba tan segura de que si su idea de noviazgo era válida. Mauricio no cumplía para nada con el tipo de cosas que ella imaginaba de una pareja estable como se suponen que lo eran ellos.

Quizá esperaba más predisposición. O algunos detalles, que la acompañara al set. La buscara de su trabajo pero con el tiempo empezó a creer que probablemente su cabeza sacaba eso de las miles de películas románticas que había visto en su vida. Y que una relación no se trata de eso.

Al menos no la suya. Y se tenía que conformar.

— Sabes como es-

— Si, un idiota es y no puedo creer que sigas con él bajo tu pretexto de que es tu "primer relacion". — Dijo de forma sonsa casi exagerando su hartazgo. Haciendo sentir un poco mal a Alba. Vió el próximo semaforo cambiar a rojo y paró para mirarla. — Esta perfecto, perdón. Vos sentís lo que sentís. — Bufó. — Pero sabes lo que pienso. — Volteó a verla notando que había sido algo brusca. Dedicándole una sonrisa.

— Si, por ahí tenes razón. — Suspiró.

El tema sobrepasaba a Alba siempre que se mencionaba. Sabía que posiblemente todo su entorno esperaba que ella terminara su relación pero simplemente no se sentía capaz de hacerlo. Estaba aferrada a la idea de que había sido su primer novio. Más no su primer amor.

Se sentía atada a todos los recuerdos con Mauricio. Como si fueran lo suficientemente lindos para obviar como estaba su relación ahora.

Pero aunque a veces todo se complicaba. Ella realmente lo apreciaba. Y no quería alejarse.

Llegaste a mi | Julián ÁlvarezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora