Pasivo agresivo. - Shadreen

Capítulo V - Pequeño omega.

Spreen desde pequeño tuvo que aprender a ser fuerte, en especial con lo violenta que podía llegar a ser su familia. Sus padres discutían casi a diario por temas que no requerían discusión, él pequeño niño tuvo que aprender a ignorar eso e intentar soportarlo pero le era imposible cuando era nombrado en plena discusión, él no tenía la culpa de nada y aún así sufría las consecuencias.

Su vida, que de por sí ya era mala, empeoró el día que se descubrió que su segundo género era omega, su padre al apenas enterarse le dijo tantas cosas que deseaba olvidar. Su madre, ella ya lo había abandonado unos años atrás.

Lo malo no era solo eso, ser un omega sin ayuda de otros y que sufre por comentarios de su padre, lo realmente malo sucedió cuando uno de los tantos amigos borrachos de su padre visitó su casa, todo era lo normal, él se iba a otra y dejaba a los adultos conversar tranquilos.

Lo que no sabía es que él era el centro de la conversación, aquél hombre adulto llegó a un acuerdo con su padre, tener una noche con su hijo a cambio de dinero, con su respectiva protección y cuidados para no dejar al pequeño omega preñado.

De golpe escuchó la puerta de abajo abrirse y cerrarse, pensó que ya se había retirado el amigo de su padre, lo que lo sorprendió fue ver como la puerta de su habitación se abría y dejaba ver a aquel hombre.

Lo demás era historia, fue abusado por aquel alfa de una manera totalmente asquerosa, se sentía sucio. Se abrazaba a si mismo mientras gotas saladas caían por sus mejillas, su cuerpo estaba adolorido.

Lo peor es que su padre siguió haciéndolo, seguía vendiendolo a cualquiera que quiera acostarse con el jóven omega, el omega de tan solo dieciséis años.

Recién a sus diecisiete logró decidirse y escaparse de su hogar, fueron días duros, donde pasó hambre, frío y muchas otras cosas. En esa situación conoció a Farfadox, un alfa que fue muy bueno con él y lo ayudó, desde ahí su vida dió un giro para bien.

[...]

Su cuerpo estaba siendo tocado de manera obscena, su cuello era llenado de marcas mientras que era brutalmente embestido, lágrimas de dolor no paraban de salir por sus ojos.

Cosas obscenas salían de la boca del alfa, cosas deseaba no oír, no podía hacer nada contra el alfa, solo podía aceptar ser abusado.

Sucio, se sentía sucio, odiaba no poder defenderse antes esas fuertes manos que le impedían moverse, sintió como unos colmillos se clavaban en su cuello, marcandolo.

Sin más se despertó abruptamente, con la respiración agitada, llevo su mano a su cuello y no había nada allí.

Soltó un suave chillido asustado, su vista estaba nublada por las lágrimas que se encontraban en sus ojos. Llamó completamente la atención de su compañero que se le acercó rápido mirándolo con preocupación.

— Spreen, ¿estas bien? — Habló el francés, acercando su mano a la espalda del híbrido para intentar tranquilizarlo, teniendo un efecto contrario, recibiendo una especie de gruñido por parte del omega.

El argentino reaccionó tarde, se disculpó repetidas veces, el alfa lo entendió e intentó calmar al omega quién aún se encontraba asustado.

— Tengo miedo… — Susurró, aferrándose a la ropa del más alto, olfateandolo con desesperación buscando protección, no era Spreen, era el omega de él.

— Tranquilo, estoy aquí… — Lo tranquilizó, poco a poco Spreen se fue calmando, nuevamente ya era más consciente. Su omega ya no tenía el control pero no deseaba separarse.