El osezno miró a su compañero caer frente suyo y sintió sus piernas temblar, finalmente su garganta volvía a funcionar, sus sentidos respondían y su mente estaba más concentrada que nunca.
No eran los dioses los culpables, ellos no habían hechizado aquel lugar o algo así. Siempre fue su intuición, la presencia de otras personas era lo que los tenía tan mal.
“La calma antes de la tormenta.”
El omega no se rindió, el no se iba dejar derrotar tan fácil y mucho menos ahora, empujó lejos al sujeto que lo tenía agarrado, acercándose desesperado al ente que se encontraba inconsciente. Sentía la tercera persona moverse pero no atacaba, la cuarta volvió a la escena pero tampoco atacaba.
No podía levantar la mirada por la impotencia, el agua salada empezaba a acumularse en sus ojos, quería llorar más que nunca pero se retenía. Tomó el pulso de su compañero, él aún seguía con vida pero debía ayudarlo lo más rápido que podría.
Su mirada se dirigió hacía sus agresores, quienes ya no parecía tener ganas de atacar porque no se movían, miró sus rostros y su cuerpo se quedó helado.
“Hay veces que la tormenta nunca empieza y simplemente pasa de largo a otro lugar.”
— ¿Farfa? — Murmuró con la voz rota, su rostro era humedecido por culpa de las gotas de agua salada que salían de sus ojos, un sabor agridulce invadió su boca. Volteó a ver a la otra persona y nuevamente un nudo se formó en su garganta, Cris también estaba allí.
— Perdóname, no sabía que eran ustedes. Vení, nosotros los llevamos, ¿cómo carajos siguen con vida? — Preguntó incrédulo el caballero de netherite, mientras se acercaba al híbrido de oso para luego tomar el cuerpo inconsciente de su compañero Shadoune. — No queríamos herirlos, déjanos explicarnos. —
— Son unos boludos de mierda, ¿por qué mierda nos atacaron? — Su voz aún seguía rota, tenía demasiadas sensaciones dentro suyo. Un agridulce sabor a felicidad y tristeza, realmente no sabía qué hacer o decir.
— Para Spreen. — Habló cierto peli-rosa, quién se metía a la conversación aún impactados por lo que sucedió. — Estamos encargados de hacer vigilancia, no cualquiera entra, necesitas, tipo ser buena persona y lo que hacemos en frenarlos aquí y llevarlos hasta una base que hay en la tierra prometida, ahí los interrogamos pero no sabíamos que ustedes seguían con vida. — Se explicó, aún así el osezno seguía molesto.
— Le pasa algo a Shadoune y juro que yo mismo me encargo de matarlos. — Gruño, no estaba siendo racional, estaba molesto. Veía como Farfadox cargaba el cuerpo del francés para empezar a caminar hacía su destino.
— ¿Desde cuándo te importa tanto el francés? — Preguntó con picardía, también intrigado de saber que paso durante tanto tiempo que ellos anduvieron solos. — ¿Es tu novio ahora? — Agregó, el rostro del osezno ardió. Claro, nunca esperó tener que hablar de su relación con ellos dos, pensó que simplemente murieron pero estaban incluso mejor que ellos.
— No, no… O sea, estábamos en algo… — Habló apenado, le costaba expresarse cuando se trataba de revelar sus sentimientos. Sería más fácil si su casi algo lo ayudará a contar todo.
— ¿Con un francés, Spreen? No te tenía así. — Bromeó Crisgreen, los dos contrarios a Spreen intentaban animarlo, era seguro que nada le pasaría al europeo que Spreen empezaba apestar a tristeza y Farfadox lo sentía muy bien.
Una suave risa se escapó de los labios del osezno, se sentía un poco mejor que antes, el ambiente no era denso y pesado pero aún seguía preocupado por su amigo. Los tres iban camino a su objetivo, ya estaban más dentro que fuera y ahora estaba seguro de llegar.
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Pasivo agresivo. - Shadreen
Hayran KurguAu | Un mundo como cualquier otro, la codicia y malicia de los seres que lo habitaban provocó un desastre enorme, un castigo divino a todos, incluso a los inocentes. Todos tienen un nuevo objetivo, llegar a la tan aclamada "Tierra prometida". Adv...