𝐍𝐔𝐋𝐈𝐔𝐒

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— NULO —

¿Cuánto había pasado desde que lo vió por última vez? No recordaba, quizás el contacto cero —a medias, o por completo si no contaba las redes sociales— por fin le había freído el cerebro, o quizás ese mismo se aferraba a las memorias de hace un par de meses, pero lo cierto es que ese chico seguía atormentándolo en sus sueños. Al principio creyó que terminaría superando todo, como hasta ese momento solía hacer, pero su añoranza por esas sonrisas que le causaba, esos besos que compartían y esos regalos en los que se esforzaba por darle terminaban pasándole factura.

Había intentado salir con más gente, se había permitido adentrarse en esas etapas de duelo en las que leyó una y otra vez en sus clases, incluso lo había platicado con sus pacientes en su consultorio un sinfín de veces, y ahora sentía una necesidad asfixiante por reírse de sí mismo al no seguir ni de cerca sus mismas palabras. En realidad, llevaba esos mismos dos meses en negación absoluta, quizás estaba experimentando demasiada ira, era demasiado probable que pudiera diagnosticarse a sí mismo con depresión... pero, ¿cuándo negociaría e intentaría cambiarlo, o al menos sentirse mejor? Y, más importante, ¿cuándo lo aceptaría por fin?

Porque su mente seguía reproduciendo la mayoría de escenarios posibles con su rostro en ellas, seguía fantaseando con cada detalle de ese rostro precioso que lo hacía suspirar de la misma manera que cuando se fijó en el la primera vez, su corazón seguía latiendo como un loco cuando su nombre era pensado por ese tan falsamente amable sentido que lo hacía enfocarse en sus recuerdos, seguía pensando que, de todas las cosas que había experimentado en su vida, esa relación era la mejor... y que no podría continuar a excepción de que todo volviese a lo que él creía su normalidad.

Pero nada volvería a ser como antes.

Había terminado, su novio había decidido terminar su relación por detalles que, si le preguntan, no recordaba claramente; y al principio se lo había tomado con calma fingida, aceptando su decisión y asegurándose a sí mismo como un amigo al que pudiera recurrir cuando quisiera, pero cuando notó que eso no sucedió y que al día siguiente no habría surgido esa charla que esperaba para volver a atarlos a ambos, entonces fue cuando comenzó a pensar que, quizás, el problema era él mismo... cosa que continuó afirmando cuando supo que su ex ya tenía una bonita novia después de aproximadamente un mes, y fue cuando su negación se volvió más fuerte, porque esa chica era exactamente lo que él nunca podría ser.

Entonces continuó mirándolo a través de sus redes sociales, notando cómo ambos parecían la pareja perfecta, en todas esas fotos y videos juntos en los que ambos sonreían y se miraban de una forma en la que ellos también solían hacerlo, cómo todo eso se veía tan extraño, y su extrañeza era porque, a su parecer, quien solía ser su chico ahora se miraba más feliz.

Entonces... probablemente nunca se había sentido así cuando ellos estaban juntos, ¿verdad?

Pero no lo culpaba del todo, porque hasta él mismo aceptaba que juntos se armonizaban de una manera increíble pero, oh, cuánto e gustaría ser ella, cuánto le gustaría continuar sosteniendo su mano, cómo quisiera seguir tomándolo por esa cintura tan bonita que tenía, y, no debía de continuar percatándose si quería sanar, pero el rosa que ahora estaba en su cabello lo hacía ver incluso más lindo que la última vez que le permitió sentir sus labios contra los suyos.

Porque Yeonjun, antes de nadie, había sido suyo, él fue a la primera persona a la que dijo amar, él era la primer persona con la que experimentaba esas sensaciones tan contradictorias que comenzaron en su último año de universidad, porque eran una historia única que podría ser el mejor libro de la historia si su coescritor no hubiera sido egoísta y hubiera continuado con él.

Sentía como si su hermana pudiera juzgarlo mientras estaba parada, pero solamente hablaban por teléfono de lo mismo de siempre: intentar animar al chico que, hasta ahora, había dejado de salir de su casa si no era necesario y había cerrado su consultorio en lo que, según él, las cosas pintaban para mejor, pero eso era sencillamente imposible.

Soobin, ya ha pasado más de dos meses y medio... creo que sería una buena idea el que intentaras cambiar de ambiente.

Pero todos le decían lo mismo, y entonces su enojo crecía. Su enojo crecía y entonces volvía a alejarse de todos, ponía mil excusas solo hasta que se tranquilizaba —porque, ante todo, continuaba siendo un graduado de psicología—, se disculpaba con quien hubiese sido grosero y entonces volvía a su cama o a su burbuja que lo aislaba de la realidad.

Esa noche volvió a revisar el instagram de ese chico de pelo rosa, sonriendo cuando se fijaba primero en su rostro, pero entonces su expresión decaía cuando la cámara enfocaba a esa pelinegra, y esos pensamientos de culpa regresaban, y entonces apagaba su celular e intentaba dormir vagamente. Oh, ojalá la vida le hubiese sonreído por lo menos una vez y le hubiera permitido extender su muestra de felicidad un poco más, pero no era así.

Yeonjun.

...si tan sólo supiera que continuaba sintiéndose igual respecto a él; pero no, ese entonces rubio terminó rompiendo sus sentimientos, terminó quebrando su corazón, terminó por hacer añicos cada una de las esperanzas y sueños que habían construido juntos, optó por dejarlo, eligió romper todas y cada una de las promesas que se hacían el uno al otro, haciendo exactamente lo que había jurado que jamás pasaría, mintiéndole en la cara con esos besos y caricias como anzuelo. Cuando Soobin lo pensaba así, entonces también terminaba molesto con su bonito exnovio, nada que sus bonitos labios no pudieran arreglar, pero entonces se molestaba más cuando recordaba que jamás iba a volver a contentarlo de esa manera, ni saldrían a tomar helado tomados de las manos, ni se encerrarían en alguna de sus habitaciones para mimarse... nada de eso volvería a suceder.

En realidad su intención no podría ser más que el bien para el chico que lo hizo feliz, o eso era hasta que ese mismo chico quiso fingir que nada había sucedido.

En realidad su intención no podría ser más que el bien para el chico que lo hizo feliz, o eso era hasta que ese mismo chico quiso fingir que nada había sucedido

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𝐊𝐈𝐋𝐋𝐎𝐕𝐄﹔soobjun (숩준)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora