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— 05 —

Habían un par de cosas por las que Yeonjun aceptó salir con él, pero una de las más relevantes para él y que le dieron puntos a favor a aquel azabache era por lo bien que se le daba reconocer las cosas o, dicho de otra manera, le gustaba demasiado recibir cumplidos suyos. Usualmente cada que lo hacía se sentía bien, realizado, querido, admirado e incluso amado... pero ahora no sabía cuánto tiempo más sería necesario para que ese mismo azabache terminara hundiéndose en la locura, porque estaba seguro de que ser elogiado no debería ser así de amenazante.

No con un chico teniendo así de cerca suyo un objeto punzocortante mientras le repetía lo bonito que se veía ahí inmóvil, ¿verdad?

Pero para el dueño de aquella inmensa fechoría eso no significaba nada, no cuando sabía que podría hacer con él lo que quisiese de manera literal, cuando sabía que ahora sí tenía a ese chico a su total disposición, cuando sabría que aunque gritara nadie iba a escucharlo, que nadie sabía qué estaba sucediendo... porque al final a nadie debería de interesarle, nadie debería estar buscando a ninguno de los dos, porque ese fue uno de los tantos errores que Yeonjun cometió al romper su relación, porque no se fue tal y como dijo que haría, porque fue tan... ignorante, tan inocente que no pensó ni un segundo en que todo lo que habría dicho ese pelinegro que era capaz de hacer por él se lo habría tomado de una manera demasiado literal.

Al final, él tampoco lo podría ver. No cuando siempre hubo hablado en serio y el chico solo reía ligeramente.

—¿Qué estás haciendo? —preguntó el chico cuando notó el rostro ajeno muy cerca de él.

Soobin rió bajito.

—Estoy admirándote correctamente por última vez, ¿no es obvio?

Por alguna razón, eso heló al pelirosa, y no solamente porque sonara extrañamente sugestivo o porque tuviera algunas intenciones detrás, sino porque eso mismo se lo dijo cuando se hubieron separado, cuando el azabache le pidió solamente unos minutos más en los que se dignó a mirarlo, cuando le pidió que, por favor, le dejase mirarlo correctamente una última vez para recordarlo durante toda su vida. Si se hubiera ido tal y como dijo que haría, seguramente no estaría en aquella situación, quizás pudiera haber existido ese “futuro” en el que creía ciegamente, quizás el pelinegro lo único que hiciera sería estar mirándolo a la distancia con la misma cuenta que usó para encontrarlo... pero ahora nada de eso existía, no habría nunca ningún escenario de sí mismo yendo a Nueva York para comenzar a ejercer su carrera de actuación, no habría ningún él volviendo para contárselo a sus padres, y no habría nunca un...

—Por lo que veo, no me creíste cuando te dije que probablemente nuestro tiempo no era ahora, Soobin-ssi —murmuró mirándolo aún con el entrecejo levemente fruncido, aunque sus esfuerzos por liberarse ya no estaban siendo reacios ni constantes.

—Lo hubiera hecho si no hubieses ido a buscar a esa jodida prostituta después de que terminaste conmigo, Junie-ah~ —respondió mientras parecía estar observando ahora la pequeña navaja en sus manos—. Pero lo hiciste y rompiste mi corazón, así que yo... supongo que romperé tu garganta cuando te haga llorar tan fuerte como tú lo hiciste conmigo.

Esa expresión debería estar sin duda en una de las mejores alegorías no alejadas de la realidad para describir lo ácido que sintió el mayor al pasar saliva, como si ya dejara de cuestionar todo lo que decía Soobin y comenzara a temer realmente por lo directo que estaba siendo. Porque ya no tartamudeaba, ya no dejaba sus idas a medio terminar, ya no aceptaba los errores de los demás sin reclamar... Era como ver otra versión de él que en realidad habría dejado de tomar como importante lo que otros dijeran, incluido el mismo Yeonjun.

𝐊𝐈𝐋𝐋𝐎𝐕𝐄﹔soobjun (숩준)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora