Por qué luchamos

Capítulo 14 - Es bailar, se supone que es divertido

Hermione se despertó temprano en la mañana de Navidad de un sueño bastante intenso que la involucraba a ella ya Harry y... bueno, era uno de los mejores sueños que había tenido. Al principio estaba enojada porque se despertó antes de que las cosas se pusieran realmente bien, pero luego recordó que era Navidad y luego recordó que Harry le había dado el mejor regalo de Navidad que había recibido en su vida. La sonrisa que estalló en su rostro fue más brillante que mil soles.

"Él me besó." Seguía repitiendo en su cabeza. "No fue un sueño. Realmente sucedió. Un chico lindo en realidad me besó".

Hermione rodó sobre su estómago, enterrando la cara en las almohadas mientras chillaba como una niña de diez años que acababa de conocer a su primera celebridad o algo así. Pataleó y agarró sus sábanas con fuerza mientras recordaba cómo él se había congelado cuando ella inició el beso por primera vez, y luego cómo la había agarrado y la atrajo hacia él y presionó sus labios contra los de ella. Era mejor que cualquier novela romántica basura o cualquier película que se haya hecho. Todo porque le había pasado a ella de verdad.

Hermione miró su reloj y vio que eran casi las seis de la mañana. Escuchó a sus padres moviéndose en su habitación al final del pasillo. Su madre siempre era muy madrugadora en la mañana de Navidad. Le gustaba preparar un gran desayuno para la familia antes de intercambiar regalos. Hermione decidió que esta Navidad se levantaría y ayudaría.

Después de todo, estaba demasiado emocionada para seguir durmiendo. Además, bien podría haber un beso de Navidad esperándola abajo.

Se quitó las mantas y siseó ante el frío cortante que mordía sus piernas desnudas. Se apresuró hacia su guardarropa y sacó unos vaqueros limpios, una camisola y un jersey abrigado. Luego encontró ropa interior limpia y se dirigió al baño para ducharse.

Sin pensar, Hermione irrumpió en el baño y se encontró cara a cara con un Harry sin camisa y todavía algo húmedo. Su cabello estaba peinado hacia abajo ya que todavía estaba húmedo, y todavía había bastante vapor en el baño.

"Buenos días." Dijo uniformemente.

Hermione solo podía mirar el pecho de Harry, nunca había visto una vista tan atractiva, excepto en las películas. Harry estaba muy en forma; No había duda sobre eso. Hermione sintió un impulso muy abrumador de estirar la mano y tocar su pecho cincelado, pero milagrosamente mantuvo la tentación bajo control.

"¿Estás bien? Te ves sonrojada. ¿Dormiste bien?" preguntó Harry. Hermione comenzó a asentir estúpidamente y luego sintió que su mente se activaba.

"Oh, sí... lo siento, debería haber tocado". Tartamudeó, finalmente desviando la mirada, avergonzada por la forma en que sus hormonas repentinamente habían encendido los recuerdos de su beso la noche anterior junto con la vista ante ella alimentando las llamas.

"Está bien. He terminado". dijo Harry, poniéndose una simple camiseta negra mientras pasaba junto a ella y salía del baño. "Me gustan esos pantalones cortos, por cierto. El ratón es divertido".

El rostro de Hermione se puso rojo en un instante. Los shorts a los que Harry se había referido eran sus shorts favoritos absolutos de Mickey Mouse, los cuales eran escandalosamente cortos. Peor aún era su fina camiseta sin mangas y el hecho de que no llevaba sujetador. El aire frío de la mañana la había afectado como era de esperar en el área del pecho. Hermione estaba muy agradecida de haber estado sosteniendo su ropa del día cerca de su pecho en ese momento para evitarle una mayor humillación.

Tartamudeó una disculpa y cerró la puerta rápidamente antes de apoyarse contra la pared y hundir la cara entre las manos, luchando contra las ganas de gritar de horror. Nunca se había sentido tan avergonzada, y había sufrido vergüenzas tan grandes. Hermione juró que iba a estrangular a Lavender la próxima vez que viera a la rubia por llenar su mente con tantas imágenes y pensamientos espeluznantes y tentadores. Y, por supuesto, tendría que encontrarse con un Harry en topless la noche después de haberlo besado tan perfectamente.