Por qué luchamos

Capítulo 12 - Creo que realmente quieren que nos besemos

El Flú se encendió con una llama verde y Rufus Scrimgeour, Ministro de Magia, salió de la chimenea, sacudiéndose furiosamente las cenizas de su traje. Fue recibido por la Jefa del Departamento de Cumplimiento de la Ley Mágica, Amelia Bones, quien le estaba dando una mirada descarada de "Te lo advertí". El ceño fruncido del Ministro se profundizó aún más cuando su jefe del Departamento de Cumplimiento de la Ley comenzó a acompañarlo más adentro del Ministerio.

"¿Cuántos escaparon?" espetó Rufus, aceptando el informe que Amelia le ofreció.

"Todas." Amelia Bones respondió pesadamente.

El ministro Scrimgeour se detuvo en seco y se volvió para mirar boquiabierto a Amelia. "¿Todos ellos? Había doscientos cincuenta prisioneros allí. ¿Me estás diciendo que todos escaparon?"

"Doscientos setenta y tres". Corrigió Amelia. "Los Dementores abandonaron la isla y los Mortífagos masacraron a nuestros Aurores, Rufus. Blankenship, Morton, Gross, Hindelman, Franks, ..."

"Que me jodan." Rufus frunció el ceño y comenzó a caminar de nuevo.

"No todos los prisioneros escaparon". Agregó Amelia. "Aquellos que probablemente eran demasiado débiles para salvar, o se negaron a unirse a él, fueron asesinados. Eso aún dejó más de doscientos para engordar sus filas".

"Bueno, el Profeta va a tener un día de campo con esto. He sido Ministro durante seis meses, y hemos perdido a quince Aurores, y ese departamento ya está seriamente falto de personal gracias al despilfarro de fondos de Fudge". Scrimgeour se quejó.

"Envié un equipo a la prisión para ver si hay alguna pista sobre dónde pudo haber ido Voldemort, o si hay sobrevivientes, pero no me molestaría en tener esperanzas". declaró Amelia.

Los dos funcionarios del Ministerio entraron en un ascensor y Rufus pulsó el botón de su piso. Se volvió hacia Amelia y frunció el ceño.

"¿Sabías? ¿La pequeña milicia de Dumbledore tenía algún conocimiento previo de este ataque a Amelia?" Scrimgeour preguntó acusadoramente. Amelia frunció el ceño y sacudió la cabeza con amargura.

"Sé que quieres culpar a alguien, Rufus, pero te juro que esto fue un ataque sorpresa. Te lo he dicho mil veces que todos queremos que se encargue de Voldemort y sus seguidores. Si tuviéramos alguna idea, te lo habríamos dicho... y solo para estar seguro, habría enviado a más personas allí para igualar las probabilidades y quizás hacer las cosas más difíciles". Amelia dijo, mirando fríamente al ministro.

Rufus negó con la cabeza y volvió al informe que tenía en la mano. Sintió que un gran peso se asentaba sobre sus hombros mientras ella lo leía más a fondo.

"Vamos a perder". Scrimgeour refunfuñó cuando el ascensor se detuvo y él salió.

"No es propio de ti estar tan dispuesto a aceptar la derrota, Rufus". Amelia comentó mientras lo seguía detrás. "Te he preguntado..."

"No puedo otorgarles fuerza letal a los Aurores". Scrimgeour espetó. "El Wizengamont me crucificará por eso".

"¿El Wizengamont?" Amelia se burló. "¿El 'cuerpo de gobierno' compuesto principalmente por Mortífagos y personas simpatizantes de Ya-Sabes-Quién? ¿Entonces, joder, Rufus? ¿Preferirías ser conocido como el hombre que dio la vuelta y permitió que un loco tomara el control, o el hombre que desafiado al gobierno para salvar a la gente?"

Scrimgeour se sentó pesadamente en su escritorio, con la cabeza entre las manos. Amelia quería sentirse mal por su ex socio, pero no podía. Estaba tomando la salida de los cobardes. Ella entendía lo espantosa que podía ser una política en el campo de batalla, lo cual era parte de la razón por la que había rechazado la nominación al puesto principal cuando Fudge había sido derrocado. Rufus había prometido ser más decidido, pero se había opuesto a él en casi todos los sentidos y se había dejado influenciar por personas que afirmaban tener el mejor interés del público en el fondo.