Por qué luchamos

Capítulo 28 - Otra aventura te espera

Harry Potter, salvador del mundo mágico, se sentó en una cama dentro de la enfermería de Hogwarts, mirando somnoliento la cortina azul que rodeaba su cama, dándole un poco de privacidad. Había sido llevado a la enfermería por su novia, quien se había llevado rápidamente bajo muchas protestas para que Harry pudiera ser examinado y sanado. Lo habían golpeado un poco más de lo que se había dado cuenta después de su pelea con Voldemort, pero Madam Pomfrey había podido curar la mayoría de sus heridas con bastante facilidad. Actualmente, la matrona de la escuela estaba fuera a buscar algunas pociones curativas para él, aunque no había nada que pudiera hacer por su agotamiento mágico. Harry había usado hasta el último pedacito de poder que tenía para vencer al enemigo del mundo mágico.

A Harry le estaba costando mucho trabajo permanecer despierto en ese momento. Nunca, en toda su vida, había sentido tanto cansancio. Si no hubiera sido por Hermione, probablemente Harry se habría quedado donde ella lo había encontrado y habría dormido allí durante días y días.

Pero Harry no tenía intención de irse a dormir todavía. Su necesidad de saber cuánto le había costado la batalla final al bando de la luz hacía que la idea de dormir pareciera imposible. En el camino de regreso al castillo, Harry había visto los cuerpos. Demasiados cuerpos, y muchos de los que había visto parecían ser estudiantes. Hermione no había podido decirle si Sirius, Remus o Neville habían vivido. Harry estaba tan ansioso por saber qué había sucedido que habría buscado a quienquiera que estuviera a cargo para obtener sus respuestas, excepto que su cuerpo no estaba obedeciendo sus órdenes en este momento.

Ahora sabía que Neville y Lavender estaban vivos. Harry y Hermione se habían topado con ellos en las afueras del bosque, y los cuatro amigos habían viajado juntos al castillo. Nada se había dicho entre ellos. Realmente no había habido necesidad de palabras. Harry simplemente asintió con la cabeza a Neville, que su amigo le devolvió antes de llegar al lado de Harry y ayudar a Hermione a subirlo a la enfermería, con Lavender siguiéndolo detrás, luciendo tan cansada como Harry se sentía, e igual de aliviada.

Al llegar a la enfermería, los cuatro amigos habían sido separados para tratar sus heridas. Eventualmente, a Hermione le tuvieron que dar un trago calmante, ya que protestaba por estar lejos de Harry, y se estaba volviendo bastante imposible. Harry estaba seguro de que los Sanadores estaban cerca de aturdirla.

Harry casi no recordaba cómo terminó en esta cama en particular, ni que Madam Pomfrey se ocupara de sus heridas. Estaba seguro de que se había quedado dormido durante todo el proceso, y solo estaba seguro de que algo de eso sucedió ya que casi no sentía dolor y todos sus cortes estaban curados, así como sus moretones.

Harry estaba empezando a sentir el tentador tirón del sueño tirando de él cuando un golpeteo de metal captó su atención, y para gran alivio de Harry, vio que su padrino estaba de pie justo detrás de la cortina de privacidad, luciendo bastante deteriorado. Su ojo izquierdo estaba vendado y su brazo colgaba en un cabestrillo cerca de su pecho. Sirius se estremeció levemente mientras cojeaba y se sentó en la silla que estaba al lado de la cama de Harry.

"Niño, ni siquiera puedo empezar a expresar lo malditamente feliz que estoy de verte sentado aquí". Sirius gimió después de un momento de silencio.

Harry simplemente asintió, pero no dijo nada, esperando las inevitables preguntas. Sirius tomó varios momentos, acomodándose en su asiento para ponerse cómodo. Por fin, Sirius miró a su ahijado con su ojo bueno y respiró hondo.

"Poppy dice que tu núcleo está casi agotado". comentó Sirio. "Vas a tener un par de semanas largas por delante, pero siempre que comas mucho y duermas mucho, deberías volver a la normalidad en un par de semanas. Estuviste muy cerca de matarte a ti mismo de la forma en que ella lo cuenta".