Por qué luchamos

Capítulo 3 - Divertido, pero completamente inútil

Hermione tuvo un sueño muy agitado y, por primera vez que ella pudiera recordar, no quería nada más que cubrirse la cabeza con las sábanas y quedarse en la cama por el resto del día. Pero era el primer día de clases y no era perezosa. Entonces, sintiéndose enojada por tener que abandonar su cálida cama, se levantó y se dirigió al baño. Después de una agradable ducha caliente y de pasar la cantidad adecuada de tiempo arreglándose el cabello para que no fuera un desastre espantoso antes de vestirse con su uniforme, Hermione se dirigió al Gran Comedor para desayunar, permaneciendo respetuosamente callada, ya que sus compañeros de habitación aún estaban. dormido.

Todavía estaba tratando de descifrar qué habían querido decir Lavender y Parvati cuando dijeron que querían ganarse su perdón la noche anterior. La historia le dijo que fuera cautelosa, ya que le habían jugado muchas bromas de esta manera. Sin embargo, ahora era mejor para leer las intenciones de las personas y, al recordar sus rostros, no vio nada más que sinceridad. Esto planteó la pregunta, ¿qué diablos les pasó?

Hermione comenzó a pensar que tal vez fue una casualidad. Solo algo aleatorio que les sucede a todos en algún momento, y no tenía un significado real. Después de todo, ¿no tenía ella derecho a un poco de rareza en su vida tan bien como cualquiera? Pero sus disculpas habían estado tan fuera de lugar, especialmente para Lavender, quien hasta la noche anterior siempre había despreciado a Hermione y se reía de los insultos de Ron Weasley. Ella siempre había sido así de alta y poderosa... perra. No era tan mala como Pansy Parkinson, pero Lavender prosperaba con el dolor de Hermione, como todos los demás en la escuela. O al menos, así lo percibía Hermione.

La sala común estaba tan vacía como siempre, y el fuego estaba casi apagado en la chimenea, aunque todavía estaba agradablemente caliente. Este era el momento favorito del día de Hermione. Cuando no había nadie en la sala común y ella estaba sola, sin temor a convertirse en el centro de atención no deseada. Estaba mirando las brasas agonizantes, reflexionando sobre todo lo que había sucedido el día anterior cuando sintió una mano en su hombro.

"Hermione".

Hermione chilló de terror y se dio la vuelta, perdiendo el equilibrio. Su mundo giró cuando comenzó a caer, pero algo se estiró y agarró sus muñecas, tirando de ella hacia atrás hasta que estuvo firme sobre sus pies una vez más. Jadeando frenéticamente para respirar, se apartó el cabello de la cara para encontrar a Harry Potter de pie frente a ella, luciendo levemente preocupado.

"¡Nunca vuelvas a hacer eso!" Ella rugió. De repente se dio cuenta de que la gente seguía durmiendo y bajó el volumen de su voz de inmediato. "En serio, Harry, casi me das un ataque al corazón. ¿Te pusiste un hechizo silenciador en los zapatos o algo así?"

Harry negó con la cabeza mientras la soltaba, seguro de que no se caería ahora.

"Siempre he tenido un paso suave". afirmó, su voz tan plana como siempre. "Hace que sea más fácil atrapar a tu enemigo. Entonces, ¿desayuno?" Preguntó, asintiendo hacia el agujero del retrato. Hermione, todavía respirando rápidamente y agarrándose el pecho, comenzó a guiarlos hacia el Gran Comedor.

"¿Cómo te fue anoche?" preguntó después de haber bajado dos pisos en silencio. A ella le gustaba mucho el silencio, pero ahora, cuando estaba cerca de Harry, se sentía muy incómoda.

"Curioso." Respondió después de un largo momento. Hermione había observado su rostro mientras pensaba en su respuesta. Estaba claro que estaba teniendo problemas para encontrar una respuesta y eso hizo que ella se preguntara qué había pasado en los dormitorios de los chicos de sexto año.

"¿Qué quieres decir?" Ella se volvió para mirarlo. Su rostro estaba tan impasible como siempre, pero pudo ver en sus ojos una chispa de desconcierto.