Capitulo 2; Varitas

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Después del banco fueron a la biblioteca a comprar los libros que solicitaba la lista, si bien habían ido a las bibliotecas antes a comprar o pedir un libro, esto estaba a otro nivel; los estantes estaban llenos hasta el techo, había libros forrados en piel, otros del tamaño de un sello con tapas de seda, algunos con símbolos raros (haciendo nota mental de investigar), y unos con pocas páginas impresos, trataron de no hacer mucho ruido viendo los libros que habían, la impresión se notaba en sus rostros.

—Esto es el cielo...

—Seria feliz de morir aplastada por libros —Lara comentó. Laila la miro con el entrecejo fruncido, había entendido la referencia a Honzuki no Gekokujou, pero ya habían muerto una vez y no recordaban, ¿Habían muerto siquiera?

—Pero la adaptación es difícil —Susurro Laila, adaptarse a una época aún más atrasada no estaba dispuesta a hacerlo, después de todo al menos aquí tenían retretes.

Buscaron libros de runas, y numerología, también otros libros de historias, no querían llegar solo con el conocimiento que tenían sobre los libros, ¡No!, Querían aprender más y Lara se había dado cuenta que su Walkman había dejado de sonar cuando entraron al callejón Diagon, y odiaba estar sin música, necesitaban encontrar respuestas para ello.

Curiosamente habían encontrado cuentos sobre el niño que vivió, algo ridículo, usaban el nombre de Harry para publicar cuentos fantasiosos, el niño apenas iba a conocer el mundo mágico.

Minerva compro los libros que pedía la lista y vio los libros que traían las gemelas, pensó que serían Ravenclaw, tenían sed por el conocimiento y Melinda pago lo que sus hijas quisieron.

Visitaron la droguería después de salir con los libros, y Lara se cubrió la nariz, olía horrible habían leído la descripción del libro, pero jamás pensaron que el olor fuera tan fuerte que tuvo que contener sus ganas de vomitar, Melinda al notar el rostro pálido de su hija considero salir, Laila en cambio no le afectaba tanto el olor, no tenía el olfato tan agudo como su gemela, y aparte que todo allí causaba su curiosidad, pero quizá era mejor esperar afuera, después de todo podían volver hasta que Lara se acostumbrara al olor.

Después se dirigieron a comprar los uniformes al último sería la varita, Minerva sabía que eso sería tardado, pronto estaban ante un letrero que decía; «Madame Malkin, túnicas para todas las ocasiones».

Al entrar una bruja sonriente y regordeta las recibió, ellas supieron de inmediato era Madame Malkin, la bruja parecía amigable, esa fue la sensación que les dio.

—Bienvenidas, Minerva, ¿En qué puedo ayudarles? —La bruja saludo.

—Ellas irán a Hogwarts, y querían ver si puedes trabajar en sus uniformes.

Madame Malkin miro ambas gemelas y asintió, Laila y Lara sonrieron en respuesta, estaban a punto de hacerles su uniforme de Hogwarts, aquello que usarían para ir al colegio, esto debía ser un sueño, un sueño que iban a disfrutar hasta el día en que murieran.

Fueron guiadas hacia un escabel, podían sentir sus corazones martillar fuertemente, subieron al escabel, había otra bruja que ayudó, le deslizaron la larga túnica sobre sus cabezas y comenzó marcando el largo apropiado, la túnica no se parecía al de las películas, era una túnica abierta color negra, dentro no tenía algún color, pero en la parte del pecho izquierdo estaba el logo de Hogwarts.

Ir a Hogwarts era tan irreal.

—Disculpe, Madam... —Lara hablo.

—¿Si, guapa? —la bruja cuestionó.

Lara paso saliva y Laila se dio cuenta, ¿Por qué se ponía nerviosa?, ¿Estaba jugando a la niña buena?, No podía creerlo, su hermana solía ser un poco más extrovertida que ella, siempre actuando con desdén.

¡¡Esto definitivamente no estaba en el libro!! |Cuando renaces en Harry Potter|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora