Capitulo 4; El sombrerero seleccionador

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Resbalando y a tientas, siguieron a Hagrid por lo que parecía un estrecho sendero. La oscuridad ponía ansiosa a Laila, volviendo cada vez su agarre más fuerte, pero Lara no se quejó, trato de pensar en alguna canción para animar a su gemela, y solo una se le ocurrió, no podía pensar con claridad, ninguna letra llegaba a su mente, más que la que estaba a punto de cantar.

—Hoy los vientos han llamado, y el cielo claro está, las montañas con su canto a la luz me guían ya~

Laila miro la canción que susurraba suavemente, podía escuchar algunos murmullos por la canción, pero ella los ignoro, se concentró en la voz de su gemela.

— Cabalgar, a volar, viento y cielo alcanzar a volar, viento y cielo alcanzar ~

Podía escuchar a Neville lloriquear parece que ningún prefecto le quiso ayudar con el sapo, aun así, no le importo abrió su boca para cantar a la par de su hermana.

—Secretos en el bosque, los montes salvajes son, los lagos reflejando el tiempo que pasó~

Puede escuchar los pasos y como las ramas crujen al ser pisadas, pero nada de eso importa, la ansiedad está desapareciendo y se da cuenta que había apretado fuertemente la mano de su gemela.

—Y yo escucho lo que cuentan, mis sueños sostendré, fuerte como las tormentas, como águila viva ser, cabalgar y volar, viento y cielo alcanzar a volar, viento y cielo alcanzar... Cielo alcazar... Viento y Cielo alcanzar.

Pronto escuchan los murmullos y sienten que están dirigidos a ellas, pero no importa, porque solo están unidas, Laila sonríe se siente un poco más tranquila.

—En un segundo, tendréis la primera visión de Hogwarts —exclamó Hagrid —, justo al doblar esta curva.

Se produjo un fuerte ¡ooooooh!

El sendero estrecho se abría súbitamente al borde de un gran lago negro. En la punta de una alta montaña, al otro lado, con sus ventanas brillando bajo el cielo estrellado, había un impresionante castillo con muchas torres y torrecillas.

—¡No más de cuatro por bote! —gritó Hagrid, señalando a una flota de botecitos alineados en el agua, al lado de la orilla. Ambas gemelas tragaron saliva ellas no sabían nadar, nunca lo habían hecho, aun así, se miraron cuando Harry y Ron subieron a uno, eso era una ocasión donde Hermione subiría, pero Harry las miraba esperando que subieran.

—¿Nos podrían ayudar? —Laila cuestionó.

—Tengo miedo caerme al agua y no se nadar —Lara comentó.

Ron se rio ante aquello, aunque ambos chicos las ayudaron a subir al bote.

—¿Todos habéis subido? —continuó Hagrid, que tenía un bote para él solo— ¡Venga! ¡ADELANTE!

Y la pequeña flota de botes se movió al mismo tiempo, deslizándose por el lago, que era tan liso como el cristal. Seguramente esto tenía magia, no había duda, esa era una buena ocasión para cantar; bésala de la sirenita, veo luz en ti, oh y lograremos ser humanos, no recordaba otra que se cantará en el bote.

El gran castillo se elevaba sobre sus cabezas era tan espectacular y cada vez se acercaban más al risco donde se erigía.

—¡Bajad las cabezas! —exclamó Hagrid, mientras los primeros botes alcanzaban el peñasco.

Todos agacharon la cabeza y los botecitos los llevaron a través de una cortina de hiedra, que escondía una ancha abertura en la parte delantera del peñasco. Fueron por un túnel oscuro que parecía conducirlos justo por debajo del castillo, hasta que llegaron a una especie de muelle subterráneo, donde treparon por entre las rocas y los guijarros.

¡¡Esto definitivamente no estaba en el libro!! |Cuando renaces en Harry Potter|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora