Capítulo 23: Rescatada por dos personas en una.

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Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera.

Sábado, 4 de enero del 2020.

Mar Pacífico:

¡Qué miedo voy a morir!

Corro tan rápido y fuerte que siento mis pulmones luchar por la falta de aire, y los latidos de mi corazón justo en la boca. No sé dónde estará mi hermana, ni porque esos guardias querían apresarnos, pero lo mejor que pude hacer por ella fue hacerla invisible, al igual que a mi claro. Voy en dirección a la puerta trasera, pero está cerrada y con llave. Así que con la mano en el pecho y caminando rápido logro esconderme bajo las escaleras en el segundo piso. Mi respiración está hecha un desastre

Mira el lado positivo, al menos te agarraron vestida.

Sin duda alguna, eso es lo que más me preocupaba. Ruedo los ojos ante mis absurdos pensamientos y me hago una bolita escondida. De aquí no pienso moverme... empiezo a balancearme hiperventilando.

¿Qué mal le habré hecho a este mundo?

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Pasan en mi mente como una hora, así que asomo mi cabeza fuera del hueco en donde estoy. Y error, veo a un hombre vestido de guardia.

¡Escóndete estúpida!

Hago caso a lo que me dice mi hermosa conciencia sin chistar si quiera, pero, estamos hablando de mí, ¿no? O sea De Sanem Sandoval alias Mar Pacífico, pues me tropiezo con un tubo que nunca vi, y en la nalga.

-Maldición- susurro sobándome el lugar dañado, pero el hombre no teniendo problemas de sordera desgraciadamente corre hacia donde estoy, lo bueno es que al menos soy invisible.

-Sé que estás ahí- alarga la última palabra y con lo que supongo sea un arma de punta muy grande y gorda apunta en mi dirección.

Una vez más estamos jodidas.

Mi mente se queda en blanco, ni siquiera escucho más a mi conciencia, estoy en estado de shock, cuando el tipo pone su feo dedo en el gatillo cierro los ojos.

En mi cabeza se escuchan tiros, que debieron sonar, pero en vez de eso, soy jalada fuera con fuerza de mi escondite.

Así que cuando el hombre aprieta el gatillo sale un espeso humo o gas, no lo sé con certeza que roza mi pierna, haciéndola visible.

Ohh, así que ese traste no te mata solo te hace visible.

A que gran conclusión has llegado, la fuerza invisible como actualmente la bauticé me jala tan fuerte que me hace correr y eso hago hasta llegar a la salida trasera, ahora abierta.

Dios la bendiga fuerza invisible.

Salgo agitada y es ahí cuando dicha fuerza se hace visible, es Marx, quien me acorrala contra la pared de al lado de la puerta y con solo un toque en mi pierna la hace una vez más invisible.

-¿Qué haces aquí?- pregunto asombrada.

-Shh- pone su dedo índice en mis labios y se queda viéndolos fijamente, hasta que el guardia sale otra vez hacia afuera, pero no nos ve y Marx enseguida deja de tocarme.

Maldito guardia, me encantaba esa tensión sexual.

Pero que dices, no había ni hay ninguna tensión.

Si claro.

Una vez el guardia se retira, Marx aleja su cuerpo del mío.

-¿Por qué nos persiguen?

The Flowers [ Parte 0] EditandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora