Ni rastro

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Al dia siguiente, me levante hambrienta y baje a desayunar. Tania y mis padres me esperaban en una mesa sentados. Ya habian empezado su desayuno, fui a por zumo y un sandwich, mis padres estaban misteriosamente en silencio. Yo comi tranquila y cuando termine fui a por una taza de leche y un par de tostadas, cuando volvi mis padres me observaban con determinacion. No comprendia que estaba pasando. Mientras seguia desayunando, mi madre susurro algo a mi padre que no puede escuchar. Tania no se daba cuenta de nada y mordisqueaba su pastel de chocolate mientras miraba atentamente a Marisa que la hacia gestos para ir a la piscina.
Cuando acabe aquel desayuno tan incomodo me levante de la mesa y fui a la habitacion a lavarme los dientes, habia quedado con el chico de la azotea al cabo de una hora. Mientras me terminaba de enjuagar la boca, mis padres entraron e la habitacion tan misteriosos como en la hora del desayuno, esperaron a que yo terminase de asearme:
-¿Donde esta Tania?-Pregunte como si nada. Aunque sabia perfectamente que se encontraba en la piscina.
-Esta con Marisa en la piscina-Respondio mi madre.
-Hija, tenemos una cosa para ti.-Dije mi padre mientras me enseñaba una pulsera igual que la de Azucena.
-¿De donde la has sacado?-Pregunte estupefacta.
-Nos la ha dado un chico. Era ingles, nos dijo que te la habias dejado en la azotea.
-Esta pulsera no es mia.-Dije resueltamente.
-Lo sabemos. Se la hemos visto a Azucena un par de veces. Eso significa que la pulsera es de ella.-Dijo mi madre.
-Vale y ¿por que estais tan serios?-Pregunte.
-¿Como estarias tu si descubres que tu hija es una ladrona?-Solto mi padre gravemente.
-¿¡¿¡¿¡Ladrona yo?!?!?! Yo no he cogido esa pulsera.
-¿Y como puede ser que aquel chico dice que es tulla?
-Pues no lo se, pero yo no he robado nada.
-¿Estas segura?
-Segurisima.
-Te creemos pero esperamos que nos mientas.
-No os miento.
-Esta bien. Fin de la conversacion. Dejaremos la pulsera en objetos perdidos-Dijo mi madre y se fue.
-¿Te vienes a la piscina?-Me invito mi padre.
-No puedo, he quedado.
Mi padre mi miro unos momentos, se encogio de brazos y se fue.
A la hora que habiamos quedado, subi a la azotea pero no estaba alli, espere durante una hora pero no aparecio. Me fui enfadada a mi cuarto, si me le encontraba mas valia que estuviese preparado porque no se iba a salir de rositas. A la hora de comer repartieron folletos por el comedor para informarnos de que ponian un mercadillo aquella noche en el paseo mritimo. Decidimos asistir, por la tarde mi familia se fue a la playa pero yo me quede dando vueltas por el hotel buscando al chico de la azotea. Intentaba olvidarme del asunto, me intente convencer de que aquello era una tonteria pero no pude dejar de buscar. No lo encontre y nadie lo habia visto.
Cuando anochecio, fuimos al paseo maritimo para dar una vuelta por el mercadillo y en un puesto vi la pulsera d Azucena, solo habia una y nadie se fijaba en ella pero a mi me parecia todo muy extraño.

Pulsera y niña de mercadillo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora