Capítulo 19.

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Desde Venezuela.

Narrador omnisciente.

Era un día tan normal en Barquisimeto, con su típica brisa pero aún así haciendo calor. Específicamente en la cocina de la casa Vargas se encontraba Ana María preparando el almuerzo, la comida preferida de Lulú, cuánto la extrañaba. En ese momento entró Carlos con un cepillo de barrer para ayudar con los quehaceres de el hogar. La mayor se le quedó mirando a ver qué hacía.

—Verga mijo, ¿así te limpias el culo? —lo miró con desaprobación.

Él hizo un gesto de desagrado —Ah pues mamá, ni barrer puedo ya porque me críticas.

—Llora pues —comentó tan burlista como siempre. 

Resopló —Después críticas a mi papá.

A penas nombraron a Rafael, apareció —¿Qué yo qué?

—Nada —dijo restándole importancia —¿llamaste a la niña?

—Epa verdad, la estúpida esa.

Rodó los ojos mientras que su hijo mayor reía por el comentario —Rafael... Ve a llamar a la niña —ordenó. —Y tú Carlos Eduardo, ve a lavar la ropa antes de que se vaya el agua.

Ana María si optó por quedarse allí en la cocina, pensando en la inmortalidad del cangrejo, en las guarimbas que se han estado formando últimamente y en cuando es que hay que hacer la cola pal gas, con todo eso en su cabeza repentinamente se le fueron los cables de lo bello y hasta se mareó horrible, las ganas de vomitar la invadieron al instante.

—Ay coño —salió de la cocina rápidamente yéndose al baño que estaba al lado y expulsó todo lo que tenía por dentro de la poseta. Limpió su boca como si nada y volvió a la cocina.

Le pareció demasiado extraña la situación, rodeó el cimiento y se puso a ver el calendario mientras hacía cálculos en su cabeza.

¿Ya no era para que le hubiese venido el periodo? Pensó.

—¡ANAAA! —se escuchó el tremendo grito de Rafael llamándola, cosa que interrumpió por completo sus pensamientos.

No contestó y pasó directamente a la sala donde se encontraba Rafa hablando por vídeo llamada con su bebé, como solía llamarla. Casi llora cuando la vió por la pantalla.

—Aww, mi chiquita —saludó, ella le respondió con su hermosa sonrisa, que era tan parecida a la de ella.

—Qlq menora —saludó su sutil padre, segundos después recibió un golpe en la cabeza.  —¡Auch! Bueno, bueno. Hola hijita.

—Holaaa, bendición.

Duraron rato hablando, cosas tanto particulares como relevantes. La vaina fue cuando detrás de Luisa salió Shawn saludando a través de la cámara.

—Hola, soy Shawn —dijo en inglés.

Fue tan repentino ver al castaño allí que fue inevitable para los dos no sorprenderse.

Ana le sonrió a medias, más sin embargo Rafael si demostró emoción ya que al mayor le gustaba la música del canadiense.

—Soy tu faaan.

Lo dijo tal cual como se lo dijo Po en Kung Fu Panda a el maestro Shifu.

—¡BAJÓÓN! —se escuchó el tremendo grito de Carlos en la parte de arriba.

—¡DESCONECTA EL AIREEE! —gritó la mayor con más fuerza.

—Mijita se va a ir el WiFi —avisó Rafa— nos vemos, hablamos después, los quiero chamines.

Welcome to the Paradise (Shawn Mendes y otros) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora