Capítulo 30

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Una rota y otra confirmada.

Narrador omnisciente.

Desde el punto de vista de Rebeka, las calles de San Diego le parecían frías, y las aceras estaban llenas de agua creando charcos en varios lugares, había llovido. No era tarde así que los faroles seguían prendidos y las calles se veía iluminadas. Kristen vivía en una especie de urbanización abierta así que las casas quedaban alejadas una de otras. Ya en la última cuadra se encontró frente a frente con la casa de su novia, no se le hacía desconocida pues no era la primera vez que iba. El timbre estaba dañado desde hace tiempo así que tenía que gritar hasta que alguien se asomara por la ventana y abriera.

—¡Kristen! —gritó un poco fuerte. No recibió respuesta alguna pero quiso intentarlo nuevamente —¡Kris, soy Rebeka! —esperó unos segundos y nada. Se le hizo raro ya que Kristen no salía mucho y sus padres siempre estaban en casa.

La casa era de dos pisos y arriba habían dos ventanas cubiertas por unas cortinas azul oscuro. Una de las cortinas fue corrida específicamente la del cuarto de Kristen, pero no salió ella.

Rebeka quedó paralizada al ver a Willow O'connor, estudiante de trabajo social. 20 años, 1'77 de puro musculo. Conocido como uno de los casanovas en la universidad. La pelinegra no pudo ocultar su cara de desagrado, lo peor de todo fue ver a su novia asomarse sin ninguna expresión, pero a los segundos la vio cruzar la puerta de entrada.

—Llevamos una semana arrechas y tú estás como si nada.

—Baja la voz —pidió en un susurro —Willow y yo sólo estamos haciendo un trabajo.

—Si Luís, que conveniente —volteo la cara a otra dirección.

—Es en serio. ¿Por qué siempre desconfías de mi? —dijo con la voz algo hueca.

—No será por lo que pasó antes.

—Rebeka ya eso pasó hace casi un año. Estaba demasiado confundida en ese entonces y sí, Cole fue el detonante de todo pero yo ahora estoy segura de lo que quiero. Él me hizo darme cuenta de que a mi no me gustan los chicos.

—Me cuesta creerte. Kris, eres una niña muy hermosa y cualquiera se puede enamorar de ti. Pides confianza pero no te pones en mis zapatos. Cole fue una aguja con veneno para mi sangre y cada chico con una intención nueva hacia ti me hace sentirme más insegura.

Kristen agachó la cabeza —No puedo estar con una persona que no confíe en mi. Yo después de lo de Cole te demostré mil veces que podías confiar en mí, y a veces parece que si lo haces hasta que pasa algo que explota tus celos, y eso que en nuestra relación tú eres la bisexual, ¿Cómo puedes ser tan inmoral? Me haces no querer seguir con esto.

—¿Qué significa eso?

—Que lo dejemos hasta aquí —Sus palabras fueron secas, pero estaba sufriendo por dentro —Al menos hasta que aprendas a quererte, porque si te sientes insegura contigo sentirás inseguridad de todo. Me dices que me pongas en tu zapatos pero es que tampoco tú me entiendes. Desde que conociste a María te la pasas con ella, y yo nunca te he reclamado por ello. ¿Sabes por qué? Porque yo sé que Maria es una amiga y no va alterar el amor que sientes por mi. Pero al parecer tú piensas que cualquier factor altera lo que yo siento por ti.  Así que lo mejor es que nos separemos Rebeka.

Kristen sabía que era débil, sabía que Rebeka alteraba su química cerebral y si bajaba la guardia no iba a estar firme en su decisión. No dejó que Rebeka la tocara o hablara, simplemente corrió a su casa dejando a la venezolana hecha pedazos.

Rebeka empezó a llorar, pero entendió y se fue de allí para no hacer la situación más patética, camino todo el trayecto de la casa de Kristen a su casa, el camino era corto pero a ella se le hizo eterno. 

Welcome to the Paradise (Shawn Mendes y otros) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora