Se miró al espejo completamente humillado, sus nalgas podían verse casi en su mayoría y ni hablar de el pequeñísimo top, aunque lo correcto sería llamarlo cubre pezones.
Las medias apretaban sus muslos dejando marcas rojizas, las malditas orejas de perro le molestaban tanto, con cualquier movimiento se escuchaba el tintineo de un cascabel. Lo mismo con el collar.
Se miró por última vez maldiciendo en bajo por haberse quedado en el departamento de YoonGi.
Fue a la habitación del pelinegro haciendo berrinche hasta quedar enfrente de la cama y a la completa vista de YoonGi quien no hacía más que comérselo completamente con la mirada.
— debo admitir que el rosa te queda estupendo.
— y yo digo que eres un idiota, soy maricón pero no tanto, maldito fetichista.
— bueno, al menos podré imaginar que me follo a una chica con gran culo, tetas no...puedo pagarte una operación de senos y...
— ya cierra el hocico.
Las mejillas de JiMin comenzaban a teñirse de un rojo algo fuerte mientras más escuchaba hablar a YoonGi.
Sus manos apretaban el borde de la falda, que por cierto, era de látex.
—no te pongas así, aunque quisiera follarme a una chica con el mismo trasero que tú, no sentiría lo mismo. Tu tienes algo que no se, apenas te veo y ya siento mi orgasmo cerca, no sabes lo doloroso que es aguantarse un orgasmo de ese tipo.
— soy hombre también, ¿Recuerdas?
— bueno ya que, ¿Te pusiste la tanga?
— no.
— pontela, quiero arrancartela.
— eres un jodido-
El pelinegro le cortó las palabras del rubio al tomarlo por el cuello y alzar más la cabeza del menor.
JiMin cerró sus ojos disfrutando aquella sensación en completo silencio. Podía sentir los dedos del pelinegro presionar contra su piel.
— asi que lo disfrutas...muy bien - sonrió alejándose del rubio.
— ¿Qué harás?
— las perras no hablan.
— pero yo no-
— dije que las perras no hablan, y adivina qué, tu eres mi perra.
El pelinegro se acercó hasta unos cajones, buscó por algunos segundos hasta encontro una pequeña caja de varios colores y algunas figuras, parecía algo así como.un regalo para un niño.
JiMin solamente se quedó parado viendo cada movimiento de YoonGi.
Pensó por un momento en todo lo que estaba pasando, se suponía que solamente iba a tomar venganza contra el asesino de sus padres pero todo se le salio de las manos. Ahora iba a tener una vida sexual mucho más activa de lo que ya era.
Miró detenidamente las manos de YoonGi.
Recordó nuevamente esa noche, recordó las manos de YoonGi empapadas con la sangre de sus padres.
Negó levemente, y ante tal acción, el puto cascabel sonó de nuevo.
— carajo, quítate eso, es tan molesto. Ni siquiera sé por que lo compré.
Rápidamente JiMin hizo caso y, al terminar de quitar el collar y las orejas, las aventó lejos de el.
— que obediente.