𝐕: 𝐑𝐞𝐲 𝐝𝐞 𝐄𝐬𝐩𝐚𝐝𝐚𝐬

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El amor es una de las cosas más raras que los humanos pueden llegar a experimentar. Muchas veces se cree que alguien está enamorado porque experimenta sentimientos fuertes hacia otra persona; pero no siempre esos sentimientos son sinónimos de enamoramiento, también puede ser admiración o en otros casos, obsesión.

Un nuevo día se había formado en nuestro nuevo mundo. Un día más extrañando a mis amigos y familiares. Pero también un día más con la esperanza de poder regresar con ellos.

Chishiya a mi lado dormía plácidamente mientras se aferraba a mí como un niño pequeño a su oso. Desde aquel día memorable no se separaba de mí ni un segundo. Aunque tampoco me quejaba, pues me gustaba sentirme acompañada.

—Buenos días soñadora— me saludó con su voz somnolienta.

Nuestros rostros estaban frente a frente, muy cerca el uno del otro. Al verme con claridad me regaló una pequeña sonrisa que ya era costumbre en él hacerlo siempre.

Pareció que tenía que hacer algo muy importante, ya que su facción cambió a una seria y salió de la casa de campaña rápidamente.

Yo seguía adormilada, y sus pasos se escuchaban cerca de nuestro sitio, por lo que no me preocupé.
Hasta un rato después de que no se escuchaba nada. Salí de la tienda, luego lo ví a él frente a esta escribiendo algo.

—¿Qué haces?— pregunté detrás de él.

Al notar mi presencia guardó todo y se giró tratando de disimular.

—¿Yo? Nada. ¿Iremos a jugar hoy?

—Yo no, tengo bastantes días en mi visa, así que prefiero evitar los juegos el mayor tiempo posible.

—Entonces iré solo— se incorporó —. El rey de diamantes está cerca de aquí, así que jugaré un rato con él.

Nuevamente pareció que quería hacer algo importante pero se limitó a seguir. Unos pasos más adelante de mí se detuvo, luego se dió media vuelta.

—No te vayas. Volveré pronto, bonita.

—No iré a ningún lado, ¡lo prometo!

Si fuí a un lado. Después de esperar y que no volviera empecé a preocuparme, por lo que qué seguí el aerostático del rey de diamantes hasta llegar a su estación.

Estaba bloqueada, lo que significaba que el juego aún no terminaba, así que me decidí a esperar
El lugar olía a carne quemada, en un momento me dieron náuseas y casi vómito.

Luego de veinte minutos un grito de hombre proveniente del lugar me puso alerta. Luego se anunció que el juego había terminado y todo fue silencio.

Una figura salió por la puerta principal, sin preocupaciones. Era Chishiya.
Corrí a abrazarlo, siendo correspondida al instante.

—No te preocupes, estoy bien.

—Lo sé, sabía que lo lograrías.

—¿Entonces por qué me abrazas?

—No lo sé, solo quería hacerlo.

Ahí nuestro abrazo se intensificó.
En realidad sentía que algo malo pasaría pronto, y si no pasó en el juego, pasaría en cualquier momento.

Caminamos un rato, buscando algo de comida gracias a que nuestra reserva se había acabado hace unos pocos días.

Llegamos al sitio en donde todo había comenzado, el centro de Shibuya.

A lo lejos miré una figura humana de un hombre, me parecía que ya lo había visto antes, pero no podía asegurar nada por la lejanía. Una vez que estábamos los suficientemente cerca reconocí de inmediato a la persona.

𝐃𝐑𝐄𝐀𝐌𝐄𝐑 | Alice In BorderlandDonde viven las historias. Descúbrelo ahora