𝐕𝐈𝐈: 𝐄𝐩í𝐥𝐨𝐠𝐨

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Un gran dolor recorrió todo su cuerpo, y una brillante luz lastimaba sus ojos aunque estuvieran cerrados.
Los abrió un poco por instinto mientras tapaba la luz con su brazo.

-¡Despertaste!-gritó una voz familiar.

-¿M-mamá?

-¡Si Naomi! ¡Soy yo!

-¿Dónde estoy?-ya que estaba acostada intentó sentarse.

-No te esfuerzes mucho, el doctor ya debe de venir.

-¿Doctor?

Una vez que su vista se restauró examinó el lugar intentando descubrir donde estaba. Estaba en un hospital.

-¿Qué me pasó?

-Cariño, yo no soy la persona indicada para decírtelo, pero el doctor estará aquí pronto para contártelo todo.

-No se preocupen, estoy aquí-la figura masculina de aquel hombre atravesó la puerta hasta llegar frente a ella.

-Al parecer tus signos vitales se recuperaron casi por completo, y estás respondiendo con éxito al medicamento. Si sigues así estarás como nueva en poco tiempo.

-Bien, pero aún no me han dicho que me pasó. Sólo recuerdo que me acosté a dormir al llegar de la universidad y después de eso...nada.

-No queremos que sufra de una descompensación señorita Nakamura. Descanse y la visitaré en un rato más.

No podía esperar más. El haber despertado de un momento a otro en el hospital no era sinónimo de algo bueno.

-Tuve un sueño muy raro-contó a su madre-, era más como una pesadilla.

-¿Y de que trató?

-No lo sé, no logro recordar nada, solo sé que lo tuve, tengo la sensación.

Un meteorito

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Un meteorito.

Un meteorito había sido el causante de la hospitalización de Shuntaro Chishiya y la de miles de personas más.
Extrañamente el corazón de los afectados se había detenido un minuto, habían muerto por un minuto.

Después de sentirse mejor y poder caminar, no dudó en salir al patio para respirar un poco de aire fresco, pues dentro era deprimente y le recordaba a su lugar de trabajo.

Examinó con la mirada el patio, afuera las familias ya jugaban y paseaban con sus familiares hospitalizados, sorprendentemente en el lugar abundaba la felicidad.

En su recorrido encontró a lo cercano la figura de una joven de cabello corto amarrado, casi con las misma heridas que él y encorvada, dibujando algo en un pequeño cuaderno. Por mero aburrimiento se acercó a ella. Mientras más lo hacía, le recordaba a alguien que conocía.

Dudó en acercarse a ella, pues no sabía quién era él aunque él sí lo supiera.
Dió un paso atrás pero chocó contra una reportera.

-Oh lo siento-dijo al joven, llamando la atención de la chica sentada-. Necesito tomar algunas fotos de los pacientes para el periódico. ¿Les importaría si les tomó una?

Ambos se miraron preguntándose entre sí si estaba bien, luego de unos segundos la joven sentada asintió sonriente.

-Por mí está bien.

La reportera miró ansiosa a Chishiya en busca de una respuesta.

-Supongo que si.

Tomó asiento junto a la otra paciente.

-¡Por favor sonrían!

Miró a la persona que tenía a su lado, ella tenía una gran y hermosa sonrisa que iluminaba su rostro. Trató de hacer lo mismo pero no lo consiguió, por lo que opto por una sonrisa mediana.

-¡1, 2, 3! ¡Listo! Muchas gracias-se retiró contenta.

Estando solos, la situación de dos extraños cerca no sonaba muy buena, por lo que la mujer se levantó dispuesta a irse.

¿La iba a dejar ir así de fácil? ¿Y si no la volvía a ver? No es como que le interesara pero...en realidad si lo hacía. Se interesó en ella desde la primera vez que la conoció en aquel hospital donde trabajaba. Se preguntó por qué siempre estaba sonriendole a las personas y siendo amable aún cuando casi nadie lo era con ella.
¿Qué es lo que piensa? ¿Qué es lo que le interesa? ¿Qué es lo que le gusta? Quería saber todo sobre ella pero ni siquiera podía acercarse.

-Disculpa.

-¿Si?-volteó de inmediato.

-Dejó su lápiz-se lo extendió hacia ella.

-Oh, gracias-sonrió tomándolo.

-¿Le gusta dibujar?

-No soy muy buena, pero si.

-¿Puedo ver?

-¿Eh?

-El dibujo que estaba haciendo, ¿puedo verlo?

-Ah, claro-entregó la libreta y se sentó a su lado.

-Wow-murmuró.

-¿Disculpa?

-Mentiría al darle la razón sobre lo que dijo, digo, es muy buena en esto.

-¿Lo cree?

-Claro. De hecho yo también puedo dibujar un poco. ¿Me dejaría dibujarla para comprobarlo?

-Me gustaría, pero tengo que regresar con mi familia. ¿Qué tal otro día? ¿Aún no le dan el alta?

-¿Mañana le parece bien?

-Me parece perfecto-sonrió-. Soy Naomi, por cierto-acercó su mano a él.

-Shuntaro Chishiya-regresó la sonrisa.

-¿Nos hemos visto en algún lado? Tengo la sensación de que lo he visto antes.

-Digo lo mismo.

-Bueno, tengo que irme-se levantó de la banca-. Fue un gusto conocerte Chishiya, nos vemos mañana-camino de regreso adentro.

-También regresaré, ¿puedo acompañarte?

-¿Soy yo o estás intentando hacer algo?

-¿Algo? ¿Cómo que?

-Olvídalo, no tiene importancia.

-Tal vez tienes razón, tal vez lo estoy intentando. ¿Puedo hacerlo?

-Pero, apenas nos conocemos.

-¿Entonces no crees que es perfecto para comenzar?

Pensó un poco. -Tal vez tengas razón.

-Entonces, ¿puedo acompañarte, Naomi?

-Me parece bien, Chishiya.

Y así es como luego de una gran prueba, dos almas destinadas se reencontraron para buscar una segunda oportunidad en un mundo mejor.

Ya no había juegos, ya no había muertes, ya no había escazes ahora tenían las cosas a su favor.
Si lo habían logrado en un mundo caótico, entonces era obvio que lo lograrían en un mundo un poco mejor.

Eran dos soñadores que tenían la oportunidad de volver a empezar.

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𝐃𝐑𝐄𝐀𝐌𝐄𝐑 | Alice In BorderlandDonde viven las historias. Descúbrelo ahora