Capitulo 2

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El reinado con el paso del tiempo crecía cada vez más, acercándose hacia el bosque, lo que me brindaba una mayor protección cuando ingresaba en él ya que pasaba desapercibida como una comerciante más que deambulaba por la región en busca de vender algunos productos, pero si tenía algunos compradores leales los cuales venia cada cierto tiempo a traerles medicina de forma periódica.

En el pueblo se divisaba la tranquilidad, se podía ver en la calle principal a granjeros vendiendo hortalizas, señoras enseñando una variedad de telas a la gente que transitaba, múltiples puestos de comerciantes que le daban vida a la ciudad. Una vez segura de que no había peligro, me dirigí mi vista hacia mi pequeña gata quien miraba expectante el movimiento del pueblo.

- Tikki, ya sabes que hacer...

En un solo movimiento se levantó del suelo para refregarse en mis piernas y correr a un costado de un puesto el cual el vendedor se había girado para atender a un señor, su cuerpo manchado se movía con agilidad, y de dos saltos llego a la tela que formaba el techo de los múltiples bazares del pueblo, una vez que la perdí de vista comencé a caminar hacia el camino principal, la gente con la que me iba encontrando muchos me ignoraban y otro me miraban con curiosidad.

El día esta agradable, a pesar que ya los días de calor ya se están esfumando, por lo que caminar a esta hora del día no es agotador, cuando ya he pasado varias tiendas, sentí el agarre de una maño pequeña en mi brazo, me gire con cuidado sin temor, para encontrarme con el señor fu, su rostro amistoso fue lo primero que observe.

- Marinette que bueno que ya has llegado, te estaba esperando -Tomo el brazo del señor fu para seguir caminado a su lado con el fin de llegar a su hogar-

- ¿Cómo ha estado Fu?

- Mejor desde que apareciste en mi vida, mi niña –rio levemente ante sus palabras-

- No se preocupe que aquí lo traigo –le digo mientras le doy pequeños cariños en su maño-

El señor Fu fue el primero en confiar en mi cuando comencé a venir por aquí a prestar ayuda como a tratar de vender algunas hierbas medicinales, y gracias a él, varios personajes del pueblo se me fueron acercando y confiando en mí, tanto que esperaban mi visita con ansias cada vez que me iba. Después de caminar por la plaza central donde posaba una pequeña pileta de agua estancada que era adornada de flores por los aldeanos para darle un toque único al lugar, apareció la casa del señor Fu, con su señora barriendo la entrada, cuando nos detectó nos sonrió.

- Hola señora Lenoir, ¿Cómo se ha encontrado? – cuando ya estuvimos frente de la casa la señora Lenoir dejo la escoba apoyada en la pared, para acercarse abrazarme.

- Mi Marinette –aquella pareja en este tiempo se han vuelto muy importantes para mí, y los brazos de la señora Lenoir confirmaron el cariño- sabes que puedes llamarme Marianne. Estoy bien, solo un poco adolorida de mis huesos, lo de siempre.

Mientras que la señora Lenoir me mantenía en un abrazo, el señor fu se dirigió con una sonrisa hacia la entrada de su hogar para tomar la escoba que había estado ocupando su señora para luego esperarnos.

- Mi niña dime que este viejo no te interrumpió en tus entregas... -la mirada amenazadora que le dirigió fue suficiente para que el señor Fu se respingara.

- Creo que iré a preparar el té –reí cuando vi que se apuraba a entrar para quedar lo más lejos de la miraba inquisidora de su señora.

- Marianne, entonces cuénteme ¿cómo han estado sus manos? –su brazo se deslizo por el mío en un agarre para tener apoyo para caminar, tal como lo había hecho anteriormente el señor
Fu.

¿Aceptarías la magia hay dentro de mi?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora