[💀#07]

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-Mamá, ¿qué hay para cenar? -. Una pequeña niña de tan sólo unos 4 años sostenía la mano de su madre para ser guiada y no perderse.

-Adivina, cariño-. Sonrió aquella mujer, cual tenía un pequeño parche en su rostro, caminando en la acera de las calles.

-¿Es mi comida favorita?-. Exclamó tan alegre, cual sus ojos emitían un inmenso brillo, donde iluminan la zona más oscura que podrias creer.

-Sí, cariño, es tu comida favorita, papá no vendrá hoy está noche-. Sonrió como nunca, sin embargo, los pasos de la pequeña se detuvieron.

-¿Qué sucede? Cariño-. Volteó a ver a su pequeña, la mencionada tenía una expresión triste sin entender el porqué.

-¿Por qué papá te golpea? Si papá está con nosotras, significa que ama mucho a mamá, ¿verdad? -. La curiosidad de un niño tomaba de imprevisto a los adultos, como en este momento, no sabría que decir aquella mujer.

-Los grandes deberían perdonarse y llevarse bien como nosotros.. -.

-Verás, cariño-. Sintió aquel toque en su cabeza. Pequeños copos de nieve caían en todo lugar, el frío aumentaba, sin embargo, aquel toque era muy reconfortante y cálido.































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-Oye, ____, despierta, tenemos que subir esas cajas para el segundo piso-. Una voz masculina la hizo reaccionar de su burbuja de recuerdos.

-¿He? Sí, ¡ahora voy! -. Pronunció la azabache yendo a cargar aquellas cajas que contenían materiales importantes del dueño al parecer.

Pues, al vivir sola, tenía que trabajar por medio tiempo para poder pagar ciertas facturas como el agua, luz y también la comida, ni hablar su entrenamiento. Su oficio de medio tiempo era trabajar para una pequeña compañia de mudanza, ¿por qué no trabajaba en otras cosas? Puesto que era un trabajo que requería cargar muchas cosas pesadas, aparte era la única mujer que estaba en aquella compañia.

Todo tenía sentido para ella, ya que, requería cargar cosas pesadas, podría obtener buena fuerza y además le servía para entrenar de vez en cuando.

Sin más, fue cargando caja por caja subiendo las escaleras, debido a que no había ascensor, para finalmente llegar al segundo piso, donde se encontraba una pequeña abuelita.

-¡Aquí está su paquete! Señora Fumika-. Se acercó alegre la azabache, ingresando aquellas cajas, la contraria solamente le sonrió amablemente.

-¡Oh! Pequeña ____, lamento otra vez haciéndote cargar esas cajas, debieron ser pesadas-.

-¡No se preocupe, señora Fumika! Al contrario, puedo soportar ese peso, me ayuda mucho a entrenar, ¡incluso mire mis músculos! -. Alzó la manga de su camiseta más arriba del hombro, donde apretó todo su brazo donde conformaba su bíceps, apreciando aquellos músculos que se habían formado.

〘¿𝘗𝘰𝘥𝘦𝘮𝘰𝘴 𝘵ú 𝘺 𝘺𝘰?〙Nagi Seishiro x Fem! ReaderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora