Chaper Seventeen/Capítulo diez y siete.

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     Esa tortura. . .Sus dientes. . .Sus dientes siendo rotos lentamente con cada golpe de esa piedra, una simple piedra, sus gritos haciendo enojar cada vez más a Red. . .Su cuerpo que temblaba, las gotas mezcladas con la sangre que caía de su boca y era deslizada por su cuello. . .La piedra, siendo clavada en su ojo derecho. . .

. . .Todos sus dientes partidos y tirados en el piso. . .

TODOS.

. . .Un ojo perdido aquella maldita noche. . .

SU OJO.

     Esa tortura. . .Tan lenta y horrible, sentir los chillidos y gritos de Candy en la puerta, ver las mismas manos de Red llenas de su sangre ¿Cómo pudo haber sido tan imbécil? Dentro de todo ese sufrimiento, todo ese dolor un millón de recuerdos le llegó a la cabeza. . .Vacunas, voces que no conocía, cachetadas sin sentido y. . .Sus amigos. . .Él. . .Él apenas era un bebé, un simple bebé ¿Por qué no podían dejarlo en paz? ¿Qué diferencia había entre todos y él. . .? Sintió como su cuello fue desatado, calló al piso completamente al ser liberado.
— Te voy a dar un consejo, Orange. . . —hablo Red, poniéndose sus guantes grises que fueron retirados para no ser manchados de sangre—, los actos. . .Siempre tienen consecuencias, jamás. . .¡Jamás!. . .Jamás podes salirte con la tuya por completo.
     Sus ojos se cerraron, todo se turno de negro, lo único que pudo escuchar antes de caer en el sueño fue la puerta abrirse y los gritos desesperados de Candy.

Los actos. . .¿Tienen consecuencias?

     Esa pregunta fue formada en el cerebro de Orange, tan pronto la frase fue terminada con claridad los ojos del de escamas naranjas se abrieron, tenía bastantes vendas amarradas a su boca y un ojo rapado con un parche, hablando de su interior, sentía su faringe completamente seca, como si estuviera sangrando o palpitando, lo primero que sintió al abrir sus ojos, además de tal sentimiento ya lo describió, fue un gran abrazo de todos sus amigos, Blue no dejaba de balbucear, Green apretaba todo su cuerpo dentro de el abrazo como si no hubiera mañana, Candy imitaba al de aspecto fiestero y. . .Purple. . .Purple no estaba.

——— 03: 49 ———

     Eran las tres de la madrugada y el de escamas naranjas no lograba conseguir el sueño, no sabía el porqué, pero tan solo no lograba lo que tanto deseaba, quizás estaba aburrido o tendría. . .¿Miedo? Pensó en esa repuesta por bastante tiempo, resulta que unos pasos y cuántos gritos empezaron a escucharse a los afueras de tal puerta que diferenciaba su habitación con la de las demás, tenía que admitir que no era algo normal escuchar esos sonidos a tal hora ya que los amigos del dinosaurio y él se la pasaban hasta las doce atrapando y comiendo sin para a jóvenes inocentes, capaz que era la simple molestia de escucharlos, esa respuesta era un poco cierta, aún así la primera, que era el miedo, le causaba mucha intriga, aunque lamentablemente, todas esas ideas y repuesta capaces de resolverse fueron esfumadas por pasos que fue escuchando cada vez más cerca de su habitación, miro la puerta con atención, no le preocupaba que lo vieran despierto, nadie podría verlo en la oscuridad que se formaba en aquel lugar por culpa de la noche fría y oscura, la puerta fue abierta, un chillido algo silencioso se formó al ver cómo se abría, sonaba igual al que recordaba cuando se había desmayado. . .
— ¿Orange? —hablo una voz, no le pareció nada difícil reconocerla para el dinosaurio, era nada más ni nada menos que Red— ¿Estás despierto?
     El de escamas se mantuvo en silencio, mirando como si fuera un gato al científico.
— Sé que estás enojado conmigo. . .Y no te culpo —dijo—, fui un agresivo, espero que me perdones.
      No hubo respuesta, solo el silencio, realmente las palabras del de piel rojizo aparecían falsas, fingidas, forzadas, no había que ser una persona inteligente para darse cuenta de eso.
     ¿Perdonarlo? Sí, en cuestión de días se olvidaría de eso y quedaría en el puro pasado pero ¿Perdonarlo? Eso sí que no, Red desde siempre había echo cosas horribles, incluso desde más joven, no iba a valer la pena disculparse ochenta veces más para que después volviera a perdonar a alguien que no le importaba y no respetaba promesas y juramentos que jamás se hicieron realidad.
— Orange. . . Puede que esto suene un truco y tenés razón, pero la verdad es que no tengo donde más dormir —agrego sin obtener respuesta—, Purple no me deja ir a mí oficina y ninguno de los demás me deja compartir cuarto.
     Esperaba que un gruñido sea presente a esa pregunta sin explicación alguna, pero lo único que pudo apreciar fue como unas garras se clavaban en su bata, se dejó llevar, adentrándose mucho más a la oscuridad, sintió como pronto esas garras desaparecieron para después que alguna cosa se ponga encima de él y lo tirará en ¿Una sábana? Sabía que Orange tenía como una especie de lugar para dormir pero. . .¿Tenía una sábana? Se mantuvo en silencio y miro hacía el techo, aunque no pudo ver nada por culpa de la oscuridad, miro para abajo y pudo notar una silueta naranja a bajo de él, ya se había ubicado, estaba arriba de unas montañas echas de piedras y bajo las máquinas de comida, intento bajar con cuidado sin lastimarse y al parecer lo pudo lograr, al ya estar abajo se volvió a reencontrar con la silueta naranja, se sacó su bata y se la puso encima al dinosaurio, volvió a subir, y se tapo con la sábana que tenía antes debajo de el, no pasaron ni segundos para que esa sábana se convirtiera en una bolsa de dormir.
— ¿Sabes? —hablo con tranquilidad para después dejar salir un corto bostezo—, a veces. . .Siento que eres mí hijo, Orange.

Dramatic Rainbow Friends! 𝑽𝒆𝒓𝒚.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora