Versos dispares

7 3 1
                                    

Te fuiste, me dejaste rota,
con dudas y mil deudas pendientes.

Te fuiste sin mirar atrás,
mientras me ahoga tu ausencia

La ausencia de tu risa,
de tu energía,
de tu esencia,
de tu presencia

Y ahora ¿qué hago yo en este silencio?
Sufro por dentro,
estoy en una montaña rusa de emociones,
donde ayer subí,
eufóricamente
y hoy bajé, hasta la ansiedad.

Pero cada día, te suelto un poco más
Porque, no quiero perderme a mi.

Te quiero, te quise y te querré,
pero no puedo quedarme
con la idea de un recuerdo.

No puedo quedarme con lo que quiero que sea,
cuando ya no es.

Te fuiste, sin mirar atrás,
dejándome sola,
bloqueada, llorando y sin entender.

Pero el karma llega,
la vida da mil vueltas
y te darás cuenta de lo que hiciste.

De todo lo que perdiste por tu ineptitud emocional.

Sentirás este desapego
cuando tu ego se desinfle.

Y sentirás el peso de tus decisiones,
cuando tu orgullo baje,
cuando pases a mirar
cómo me trataste.

Cuando tu neblina mental se disipe,
lloraras por mi,
por aquello que ya no tendrás.

Por el oro que cambiaste por plata.
Por la apuesta perdedora que hiciste
con otra persona o con la soledad.

Te cuidé, di de corazón,
demostré en mis acciones.
Te pedí paciencia, un margen
que ya no quisiste dar.

Y eso, nadie va a devolvertelo,
lo que hice para hacerte feliz,
ser mi reina,
cuidarte tanto como podía.

Te pesará cada día mi ausencia.
Por no cuidarme,
por no quererme adecuadamente,
como tú misma,
querías que te quisieran.

Me confundiste con tus acciones,
dudaste, no confiaste y huiste
por tus miedos.

Pero, aquí estoy.
Te escondes en los márgenes de mis versos,
siendo enemiga de Morfeo,
pues no puedo dormir,
pensándote.

Me dueles,
me pesa tu imagen,
lo que nos dimos,
lo que ya no será,
lo que podría haber sido.

Y esto pasará,
porque ahora a quien más voy a querer es a mi.

Serás un recuerdo diluyéndose,
que cada vez dolerá menos.

Porque no hay nada que más calma de,
que tener la conciencia
y el corazón tranquilo.

Y así es,
aunque me duela tu partida,
sé que hice lo que pude,
para estar en tu vida,
escucharte y entenderte.

Busqué evolucionar y me juzgaste,
busqué entenderte y te encerraste en tu castillo.

Y ya no puedo ser esa guerrera que vaya a buscarte,
ya no más,
ya no puedo intentar más.

Porque esta batalla ha sido demasiado larga
y yo necesito una tregua conmigo misma.

Te perdono,
porque el resentimiento solo crea malestar.

Te perdono,
porque aprendí de lo bueno y de lo malo

Y ojalá llegue el día
en que podamos mirar atrás,
sin que las malas emociones te cieguen de nuevo,
sin que volvamos a la guerra.

Poesias nocturnasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora