La alarma de mi teléfono sonó. Me desperté sobresaltada. Tal vez me pase mucho rato durmiendo, casi dos días enteros. Nuevo récord
-Joder, joder.- Murmure.- Llego tarde.- No podia para de pensar que me despedirian. Mire fuera de la ventana.- Que cojones...-
Nunca había visto el cielo de tal color. Era de un color naranja y casi no se podía ver el agradable color azul de los días cálidos. Mire mi teléfono y había notificaciones. Titulares sobre una pandemia. No podíamos salir de casa. "Genial, no puedo sobrevivir sin dinero." pensé. Antes de poder dar un paso más, el timbre de la habitación sonó. Me acerqué a la puerta. Desde dentro, con la cámara, pude ver una cara femenina. Creo que era mi vecina.
-¿Hola? ¿Hay alguien? .- Parecía asustada. Lloraba.- Tengo mucho miedo.
-¿Está bien? .- No quería abrir la puerta. Tenía un mal presentimiento.
-Mi departamento... Está muy desordenado. Todo está lleno de sangre.
-Yo...
-Por favor ayúdeme... Estoy muy asustada.
-No se preocupe.
-¡DEJAME ENTRAR!- Gritó desesperadamente
-¡No se preocupe! Llamaré a la policía.
No iba a ayudarla. Deje el intercomunicador descolgado para poder ver hacia fuera. Pude escuchar una puerta cerrándose, supongo que era la del chico joven que se mudo hace poco. La mujer que estaba en mi puerta se alejó por el sonido. Parecía más tranquila. Ese joven estaba en peligro. "Mierda" pensé, estaba paralizada y no sabía cómo avisar de que una mujer posiblemente peligrosa iba hacia su departamento. Solo retrocedí unos pasos sin hacer mucho ruido.
Me acerque poco a poco a los cajones de la cocina y agarre un cuchillo. El más grande que tenía. Mientras lo hacía podía escuchar a la mujer diciéndole palabras parecidas a las que había usado conmigo. Esperaba que el chico no fuera tan estúpido como para abrirle. Ella no paraba de insistir mientras lloriqueaba. Buscaba por toda mi habitación algo con lo que defenderme, hasta que recordé una cosa. Antes de venir, mamá me regaló un bate de su antiguo equipo de béisbol. Lo busqué en mi armario y rápidamente lo encontré y agarre con fuerza. Me senté en el suelo y me quedé allí, no podía mover ningún músculo. La mujer gritaba y golpeaba la puerta del chico. Una música extraña comenzó a sonar y ya no podía escucharla. Salí de mi departamento y vi a mi vecino corriendo con un palo que parecía de escoba. El suelo estaba encharcado de sangre. Gire la esquina y me acerque a él sin hacer ruido. Bajando las escaleras había un señor que ya había visto antes. Pyon Sang-Wook, él no tenía muy buena fama en el edificio. Se limitó a mirar al suelo y después añadió.
-Es sangre... Hay mucha sangre.- Miro los pies del chico y luego su cara. Después me miró muy rápidamente y lo miró otra vez a él.
-¿Acabas de ver... a una mujer rara? .- Preguntó el joven asustado. Yo suspire y mire por el rabillo del ojo. Acababa de percatarse de que yo me encontraba allí. Sang-Wook no contestó y el chico cayó al suelo.
-Se ha desmayado.- Me dijo el hombre. Lo mire con los ojos muy abiertos.- Encárgate de él.
-Yo... No se quien es.
-¿Eso importa?
-Además no puedo llevarlo a su apartamento yo sola. Seguro es muy pesado.
-Es un saco de huesos. Y tienes armas. No estarás en peligro.- Mire al joven un poco apenada e intente levantarlo. Con cuidado lo arrastré unos centímetros. El hombre me ayudó a llevarlo a su departamento y cerré la puerta.- ¿No te quedarás con él?.
-Creo que es mayor como para cuidarse.- Volví a mi departamento y cerré la puerta con llave.
...
No habían pasado más de 24 horas desde que dejé a mi vecino en su apartamento. Me sentía fatal por hacer eso. Se que ni siquiera lo conocía, pero podría estar en peligro y yo lo deje solo, sin consciencia. El gobierno coreano había publicado los síntomas de la pandemia: hemorragias nasales, alucinaciones, agresividad. Una vez que pasa un tiempo, son inmortales y por lo tanto es imposible matarlos. Lo recomendable era suicidarse si padecías de alguna de estas causas.
-No quiero volver allí... Por favor.- Le repetía una vez más a mi madre. Ese colegio era una pesadilla. Todos me odiaban. No tenía ni un solo amigo. No les hacía nada a esas personas, solo les molestaba mi existencia, se reían de mí, de mi cuerpo, personalidad y gustos. Me llamaban cosas horribles. Por las noches rezaba por morir.
-Te he dicho que después de verano irás a un colegio nuevo. Será una etapa más. Solo tienes que aguantar un poco.- Solo tenía que aguantar un poco. Solo un poco más.
Llevaba horas pensado en ir a ayudar a ese chico. Solo tiene un palo de escoba y tal vez no tenga comida... "Tal vez muera solo o trágicamente atacado por alguno de esos monstruos". Ni siquiera sabía cómo se llamaba, pero sentía la necesidad de ir a su departamento. Agarre toda la comida que tenía, alguna de mi ropa, cuchillos y mi bate. Lo puse todo en una mochila. Me debatí mucho en salir pero por fin abrí la puerta delicadamente y saqué mi cabeza para mirar la situación. En el pasillo no había nada, solo una caja de ramen medio rota. La puerta del departamento 1410 estaba abierta. "Mierda". Haciendo el menor ruido posible me acerque a su departamento. Cuando vi lo que pasaba me quedé paralizada. Había uno de esos monstruos en su casa. Le faltaba media cabeza. El vecino me miró con las manos en su boca e hizo un signo para que yo no hiciera sonido. Yo también tapé mi boca con mis manos y aguante la respiración.
El chico se acercó cuidadosamente al palo de escoba que tenía enfrente. El ser se giró lentamente, y yo por fin reaccioné y me puse en posición con el bate, por si se acercaba. De repente, aquel monstruo extendió su brazo hasta uno de los altavoces que había hecho un pequeño ruido. Cada vez se acercaba más a donde estábamos. El chico se apartó y yo entré en el departamento rápidamente antes de que aquel ser atroz me pudiera tocar. Me agaché a un lado hasta que salió. El chico me miró y hasta que no pasó un rato nadie se atrevió a cerrar la puerta.
-¿Qué haces aquí?.- Me dijo en voz muy baja.
-Me sentía mal por dejarte solo e inconsciente.
-Has podido morir.
-Te debía algo. Así que he traído cosas que te pueden ser útiles... Pero si quieres me voy.
-No.- Dijo en un murmuro que casi no alcance a escuchar.
-Soy Nathalie Diaz.
-Cha Hyun-Su.
-Veo que no hablas mucho.- Mire a mi alrededor. Su colchón estaba lleno de sangre. El se dio cuenta de donde estaba mirando.- ¿Estás infectado?.
-Creo que sí.- Clavaba su vista en el suelo. Asentí lentamente.- ¿No tienes miedo?
-No. Si muero, es porque el destino lo quiere así.
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Bury a friend | Sweet Home
FanfictionFanfic "Sweet Home" : Hyun-Su × Oc fem ¡Historia levemente alterada! #3 Hyunsu 10/4/2023 #2 Bury a friend