Borderline

499 23 1
                                    


"I wonder how I managed to end up in this place
Where I couldn't get away"
Agosto de 2020

Estaba tumbada en el suelo. Planteándome mi vida una vez más. Preguntándome porque la arruine. Yo solo quería sacar provecho a la estúpida afición que empecé de pequeña: aprender idiomas.

Viví en Reino Unido los primeros años de mi vida. Mi madre era de allí, me puso el nombre de mi abuela, Nathalie. Mi padre era de España. Aprendí las dos lenguas y me encantaba saber cosas de cada una. Tenía tantas ganas de absorber palabras nuevas que pronto dos se me quedaron cortas. Al lado de mi casa había un restaurante coreano. La comida era deliciosa. Me encapriché de la idea de aprender coreano y mis padres me apuntaron a unas clases. Con 6 años podía hablar español e inglés fluidamente, pero seguía aprendiendo coreano. Cuando crecí eso cambió un poco. Cada vez sabía más, y me gustaba la cultura del país y hablar con personas coreanas por Internet. Tenía un sueño: vivir en Corea del Sur.

Cuando mis padres se divorciaron yo tenía 10 años. Todos fuimos a vivir a España, pero papá vivía lejos. Al principio venía más a verme, pero poco a poco se fue alejando más y con suerte hablábamos por teléfono en navidad o año nuevo. Eso no se sentía bien. Pero al final me acabé acostumbrando. Vivir con mamá no era para nada malo. Siempre tenía todo lo que necesitaba. Aunque casi nunca la veía por su trabajo. Aprendí a ser independiente, tomar mis propias decisiones. Y tomé una importante cuando tenía 17 años.

Y allí estaba, tumbada en el suelo de una habitación con un baño que se hace llamar mi "hogar". Se sentía más como una pesadilla. Solo vine aquí porque pensé que mi vida sería mejor, que haría muchos amigos y tendría una carrera universitaria exitosa. Pero el dinero no me lo permitía. No soy de gastar mucho, pero casi no tengo. Trabajo de noche y también por el día. Un karaoke nocturno y una tienda de conveniencia. Estaba esperando el mensaje de mi jefe, con el dinero de este mes. Cruzaba los dedos para que no pusiera otra excusa. Como soy extranjera, se cree que soy tonta. A veces incluso hablaba despacio como si yo no le pudiera entender. Si no necesitara el dinero, renunciaría.

Salí del departamento 1412. El edificio siempre tenía un olor extraño, como humedad pero peor. Sabía que a la habitación de al lado se había mudado alguien. Por lo que puedo deducir es joven. Puedo escuchar como teclea y juega a videojuegos todo el día, las paredes son muy finas.

La gente de Green Home me veía hace meses en la comunidad, pero los descarados seguían mirando mal como si fuera muy raro ver a gente de otros países en estos años. Corrí hacia la parada de bus más cercana. Si quería cobrar mi cheque, debería ir a buscarlo rápido. Y así lo hice, por primera vez en mis 8 meses trabajando aquí, cobre cuando me tocaba. Solo tenía que sacar el dinero del banco y comprar algo de comer. Tampoco es que quisiera comer. Casi no pensaba en eso y no me daba tiempo. Por suerte a veces tenía alimentos en casa. Me noté mucho más delgada y cansada desde que llegué aquí.

Antes de volver a casa compré un poco de pan, comida preparada y productos de limpieza. Moria de hambre. No contaba ni las horas que pasaba sin comer. Solo lo hacía cuando estaba muy hambrienta. Cuando llegue solo tire las bolsas al lado de la puerta y me acerque corriendo a un mueble de la cocina. Agarré una caja de cereales y me llené la boca con ellos.

Después de eso me duche. A lo mejor tenía poco dinero, pero me gastaba bastante en higiene. Me vestí poco a poco con la ropa que traje desde España. No había comprado nada nuevo. Como al día siguiente debía de trabajar, me acosté en el colchón que había sobre una pequeña placa de madera. Pero mi móvil sonó.

-¿Que?...- Lo levanté del suelo. Mamá me estaba llamando.
-Nat, hija, ¿cómo estas? No me has llamado en toda la semana...
-Ah... perdón. Estoy bien, solo he estado muy ocupada.
-Me alegro, cariño. ¿Qué tal la universidad?- Siempre le tenía que mentir sobre esto.
-Bien, estoy teniendo muchos exámenes.
-Mucha suerte. Eh... ¿necesitas dinero?
-No, mama. Sabes que tengo trabajo.- Le dije con un nudo en la garganta.
-Esta bien. Que pases una semana bonita. Te quiero.
-Y yo, mama. Hasta luego.- Colgué el teléfono y miré al suelo. Mis ojos picaban, cada vez que hablaba con ella me sentía mal y solo quería volver. Pero me sentía tan avergonzada que no podía. No quería depender de nadie.




Capitulo cortito, pero es el primero. Espero que reciba apoyo. :))))

Bury a friend | Sweet HomeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora