A good team pt.I

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-Toma.- Dije ofreciéndole una barrita de cereales. Él la agarró y comió lentamente.

-¿Tu no tienes hambre? .- Él era muy tímido, ni siquiera me miraba a los ojos.

-Ya he comido. En cambio tu estas palido, asi que sigue comiendo.- Solo asintió y me obedeció. Querría saber lo que se pasaba por su cabeza en esos momentos, porque no se veía bien. Seguramente estaba pensando en cómo sería su transformación. Yo pensaba que él no se veía como un monstruo, más bien parecía normal, un chico como otro cualquiera.

Cuando terminó de comer se levantó bruscamente y se dirigió a la ventana. Yo lo mire rápidamente, curiosa al ver lo que hacía. Solo sacó su cabeza y miró a ver qué ocurría. Pude escuchar unas voces que provenían de fuera, así que yo también me levanté del suelo y fui a ver qué ocurría.

-Papa, no te vayas. Es muy peligroso.- La voz era de una niña. Sin duda, lloraba.

-No llores, Su-yeong.- Debía ser su padre el que le pedía esto. Estaba descendiendo de su departamento con una cuerda.- Cuida bien de Yeong-su mientras yo no esté. ¿Vale? .- Mire a Hyun-su pero él solo miraba hacia la familia con un semblante triste.

-Papá.

-No llores, Su-yeong. Los monstruos vendrán si nos oyen. Que he sido militar, ¿vale?. Volveré con comida. Yeong-su hazle caso a tu hermana, ¿eh?.- Al parecer mi vecino y yo habíamos visto lo mismo pues un suspiro de asombro salió de la boca de ambos. Un monstruo de una cabeza y un solo ojo se acercaba al hombre que se despedida de sus hijos.

-Sal de ahí.- Dijo Hyun-su en bajo.- ¡SAL DE AHÍ!.- Gritó finalmente con lo que me asuste. Los niños gritaban por su padre. El hombre cayó de la cuerda y el chico de mi lado escondió su cara con sus brazos mientras se apoyaba en la ventana. Yo estaba paralizada.

El monstruo se movió bruscamente y Hyun-su tiró de mí hacia abajo escondiendonos a los dos. Los niños seguían pidiendo ayuda a gritos. Yo sudaba mientras apretaba algo con mi mano. De repente salí del trance y mire a lo que sujetaba. Mi vecino tenía su mano sobre mi puño que agarraba con fuerza su brazo. Pero él parecía seguir muy a fondo en sus pensamientos, pues tenía la vista perdida.

En un segundo se levantó y agarró un trozo de metal. Lo tiró por la ventana lo que causó un golpe en el cuello de la criatura. La cerró y se acercó hacia el palo de escoba. El monstruo de un solo ojo se asomo a la ventana. Me puse de pie y agarré mi bate mientras me alejaba lentamente. Hyun-su corrió hacia él y le clavó su escoba en el ojo. Pero la criatura fue más rápida y lo envolvió con su enorme cuerpo.

-¡HYUN-SU!.- Grite muy asustada, mientras veía como esa cosa lo intentaba estrangular. La golpeaba una y otra vez con mi bate, también dándole algunas cortadas con el cuchillo que había en el suelo. Era inútil, pues estos monstruos no mueren.

-Corre...- Dijo mi vecino con un hilo de voz. Sus pies no tocaban el suelo y cada vez estaba más colorado. Gruñía del dolor. Intentaba retener las lágrimas. Enterraba el cuchillo una y otra vez en la piel de aquel ser pero nada pasaba.

-No... Por favor.- De un momento a otro, un disparo sonó, y Hyun cayó al suelo. El monstruo ya no lo agarraba. Me acerqué.- Dios mío... ¿estás bien?. Pensé que ibas a morir y yo...- Las lágrimas cayeron finalmente en mis mejillas. El me dió una palmada en el hombro.

-Estoy vivo.- Ambos pudimos ver finalmente como el ojo se convertía en algo parecido a las cenizas y miramos otra vez por la ventana. Un señor de mayor edad nos miraba desde un departamento cercano, con un arma un poco remendada en la mano.- He...

El señor no dejó hablar al chico, pues puso el dedo en frente de su boca. En un cartel que sacó por la ventana, nos señaló lo que debíamos hacer. "Pueden volver si escuchan algo. Esas cosas no mueren." Con su cabeza señaló a un gusano gigante que se comía al padre de los niños. Los infantes seguían gritando. Rogaban a su padre que volviera. "¿Queréis salvar a los niños?". Hyun-su y yo nos miramos. Asentí lentamente esperando su respuesta. El hizo lo mismo.

[...]

Esto era lo que nos acompañaba: Cha Hyun-su sostenía un palo de escoba con un cuchillo pegado con cinta adhesiva. Yo, en cambio, tenía un bate, un cuchillo y una mochila con alimentos y cosas útiles. Ambos teníamos unos audífonos conectados a nuestros teléfonos, pues si marcabas y sonaba un pitido significaba que había monstruos cerca. Los dos llamamos a emergencias.

-¿Estás preparada? .- Su mano se acercó al pomo de la puerta, temblorosa.

-Si.

-Puedo ir yo solo... Si o si me transformare y será peligroso para ti.

-Quiero ayudar. Además si te transformas alguien tendrá que ayudar a esos niños.- Él asintió y abrió la puerta.

Caminamos juntos hacia la casa del señor. Cuando llegamos nos quitamos los zapatos de entrada y esperamos a que hablara.

-Me llamo Han Du-sik. ¿Y vosotros?.

-Nathalie Diaz.- Como mi compañero tardaba en contestar, yo lo hice primero.

-Chan Hyun-su

-Estás acojonado.- Le dijo fríamente al chico.

-¿Cómo podemos...cómo podemos salvar a los niños?.- Preguntó en voz baja.

-¿Podemos? Tendréis que ir vosotros.- Poco a poco se movió de detrás de un escritorio y reveló que andaba en silla de ruedas.

-Oh...- Du-sik me miró.

-Yo no puedo.- Hyun-su suspiro. El señor sonrió.- Yo fui una leyenda en Cheonggyecheon. Allí si teníamos los materiales, podíamos construir hasta un tanque.- La verdad que al principio, me daba un poco de miedo, pero la sonrisa que nos regaló y su forma de hablar fue muy tranquilizadora.

-Ah.- Dejó caer Hyun. Parecía muy asustado, la verdad. Tenía los ojos muy abiertos y la mirada perdida.

-Lo que quiero decir es que puedo transformar vuestras armas en algo mucho más útil. Sobre todo ese palo. Dámelo, venga.

-¿Qué?.

-Dame ese palo. A qué esperas.

-Ah. El arma.- Du-sik miró con decepción el palo y después al chico, que solo miro hacia abajo.

[...]

El ambiente era tenso mientras que Han Du-sik trabaja las armas. Hyun-su se había quedado todo el rato de pie mirando los arreglos que hacía el hombre, y yo me senté en una esquina.

-¿Son amigos? .- Preguntó el señor para romper el hielo. Hyun me miró.

-No, solo somos vecinos. No nos conocíamos hace unas horas.- Contesté.

-Interesante... Hubiera jurado que os conocéis. No todas las personas hacen tan buen equipo y cuidan de las otras.

-Bueno, se lo debía.

-Ya está.- Du-sik había terminado el arma de Hyun-su. La mía había sido la primera. Envolvió mi bate con espinas que soltaban cargas eléctricas.- Oye.- Dijo para llamar la atención del chico. Pero como no la obtuvo, encendió su arma. Al parecer también daba descargas eléctricas, pues desde mi sitio podía ver chispas.- Se siguen moviendo con la cabeza cortada. No haría nada con un cuchillo. Pero con esto si.

-Vaya... Increíble.

-¿Puedo matarlos con eso?

-No, no puedes.

-¿Cómo está tan seguro?

-Porque lo estoy. Evítalos a toda costa. Si os cruzáis con uno corred por vuestras vidas. Rápido. Que no os alcancen.

-Entonces, ¿por qué no me deja ese cañón?

-Es muy endeble. Solo tiene para dos o tres disparos. He disparado antes. Se romperá si vuelvo a disparar. Y guardo el último tiro para mí. Para que sea más fácil.- Dijo señalándose a si mismo con los dedos figurando una pistola. Tragué saliva y me incorporé.

Bury a friend | Sweet HomeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora