․·‧°⋆ও ── 陽光; ❝ Es difícil espeɾɑɾ ɑlgo que sɑbes que no ocuɾɾiɾɑ́, peɾo es mɑ́s difícil ɾenunciɑɾ cuɑndo es todo lo que quieɾes. ❞
─ sᴇɢᴜɴᴅᴀ ᴛᴇᴍᴘᴏʀᴀᴅᴀ ᴅᴇ "sᴜɴsʜɪɴᴇ".
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Elaine madrugó, ¿la razón? El festival comenzaba a las nueve de la mañana y ella tenía muchas cosas que hacer, la principal era ir a recoger a Eri junto a Mirio para llegar a tiempo a la presentación de los de primer año. Shoto le comentó que estarían realizando una especie de concierto y a pesar de estar un poco triste — porque su hermano no participa directamente — aún así, sentía la emoción desbordando por sus poros.
Estaba muy curiosa.
Eran aproximadamente las siete de la mañana, su salón seguía puliendo algunas cosas. Elaine estaba ayudando a acomodar mesas y sillas de manera específica, quería que todo se viese ordenado y que no hubiese problemas al transitar y llevar pedidos, así que todo debía estar bien calculado.
Tenía un par de alarmas programadas en el teléfono, las cuales le avisarían el inicio de las funciones a las que debía asistir. Lo más importante fue recoger a la pequeña Eri, quien poco a poco se acostumbraba más al contacto con otras personas.
Durante ese mes fue muchas veces a visitarla a UA, incluso jugaron juntas en un cuarto que acondicionaron para ella. Fue extraño para ambas jugar a las muñecas, porque ninguna de las dos lo había hecho antes. Eri, porque fue privada de su libertad durante casi toda su vida, y Elaine porque tuvo que madurar demasiado rápido y jamás le dio tiempo de jugar ese tipo de cosas al estar tan concentrada entrenando. Ambas féminas habían pasado una infancia muy dura, la diferencia radica en que, Sunshine no dejaría que eso continuará así, quería que Eri tuviera la mejor infancia de todas, para que en un futuro, sólo existieran hermosos recuerdos de aquella época.
Podía decir con seguridad que la infante era una de las más emocionadas por el festival, pues no paraba de hablar de eso. Miró a la menor a su costado, parecía un poco inquieta — ya que apretaba su mano constantemente — pero además de eso, lucía bien. Mirio estaba en el asiento de copiloto, charlando de forma animada con el conductor mientras que ella revisaba los mensajes del grupo que tenía su salón, todo estaba en orden y no había nada fuera de lugar, lo que la mantenía tranquila.