Planes revelados

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Todos los del pequeño pueblo estaban desconcertados, pues desde antier el dúo que había llegado al pueblo había salido del mismo para buscar a su última esperanza para que aquel pueblo pudiera salir adelante, y aquella esperanza estaba desvaneciéndose lentamente.

Al caer la noche, en la entrada del pueblo, unos guardias observaron los alrededores muy nerviosos por si los grimms se les ocurriera acechar nuevamente, nervios que se intensifican cuando escuchan una serie de pasos, por lo que estos estaban por ir a avisar a los demás para que les diera tiempo de ocultarse, sin embargo, unos pocos detuvieron a sus compañeros ya que vieron siluetas humanas, y para sorpresa de ellos, estás siluetas eran las de Jaune y Tohru, ambos traían a dos niños cargando en sus espaldas, el que traía Tohru al instante lo reconocieron como Shouta, pero el otra que traía Jaune era un caso diferente ya que no reconocieron a la niña que el rubio traía consigo.

Esto era una sorpresa mucho más grande para los guardias, pero aquello aumento aún más cuando vieron como más y más siluetas humanas venían detrás de ellos, algo que unos guardias fueron a informar a los demás del pueblo.

Un rato más tarde, todos en el pueblo estaban intercambiando dialogos entre los recién llegados, y no era de esperarse, algunos eran antiguos residentes de aquel poblado, y cada uno de ellos estaba contando el como habían terminado varados en aquella cueva en dónde el rubio y su compañera dragona los encontraron; desde capturados por un fauno escorpión hasta siendo emboscados de sorpresa por el grimm que los capturo, bienvenido a doc… digo, sigamos con la programación habitual.

Todo esto y más pasaba mientras que el rubio y la dragona estaban con cierta persona que no paraba de agradecerles.

–Señora Magatsuchi, ya le dije que no es necesario tanto agradecimiento –le dijo el rubio muy apenado a la madre de Shouta, Saori magatsuchi.

(Si, así se llama, no lo inventé).

–¡Enserio le estoy eternamente agradecida con usted y con su maid, gracias a ustedes el pueblo ha recuperado la esperanza para poder salir de este oscuro momento! –les repetía Saori increíblemente agradecida.

–Primero, es mi compañera de aventura, no mi maid –le corrigió el rubio ligeramente molesto.

–Ah, lo siento señorita Tohru, es que por su vestimenta cualquiera podría pensar lo mismo –se disculpo Saori muy apenada.

–Tranquila, de todos modos me agrada vestir así –le comento Tohru de forma sería mientras ponía su mirada en algunos de los rescatados.

–Si, pero también el pueblo tiene más esperanza que nunca, ya hay más personas de ojos plateados más experimentadas con su poder, así que la oscura época de los grimms acabará muy pronto –comento el rubio.

Ante esto, Tohru agarra del brazo al rubio, acción que confunde a Jaune.

–Tenemos que hablar en un lugar más privado –le dijo la dragona con seriedad para acto seguido llevarse arrastrando a su compañero esto ante las miradas confusas de Saori y su único hijo.

La dragona siguió arrastrando al rubio consigo hasta que llegaron a un lugar privado en dónde podían hablar con tranquilidad.

–¿Que es lo que pasa? –le pregunto el rubio a su compañera mientras se acomodaba la manga de su camisa.

–Jaune, algo extraño tienen algunas de las personas que salvamos –le reveló la dragona haciendo que Jaune abra los ojos con sorpresa.

–¿Que?, Pero tú mismo los viste, ellos están perfectamente bien –le corrigió el rubio incrédulo ante esa posibilidad.

–Jaune, no bromearia con algo así, he detectado un poco del aroma de los grimms en ellos –le explico la dragona a su compañero.

–¿Cómo es eso posible? –le cuestiono el rubio.

–Será mejor que lo averigüemos revisando a uno de ellos –le sugirió la dragona.

Jaune asintió ante la sugerencia de su compañera, por lo que ambos se disponen a regresar al centro del pueblo donde estaban reunidos todos, y no era de esperarse que muchos de los pueblerinos se habían ido con los conocidos de los ojos plateados, por lo que el rubio y la dragona miran a las personas de ojos plateados restantes hasta que miran a un adulto joven, el cual habían reconocido ya que este junto con otros se habían quejado de dolor luego de que aquel anciano había utilizado su poder de los ojos plateados.

Jaune y Tohru se acercarían a este y le pidieron amablemente si los pudieran acompañar a comprobar algo, cosa a la cual accedió.

Tras esto, los tres se alejan un poco del centro del pueblo para ir a un lugar apartado, ahí Tohru lo inspecciona con la mirada y con su olfato, cosa que extraña bastante al adulto.

–Bueno, primero, ¿Cómo quieres que te llamemos? –le pregunto el rubio al adulto.

–Julls, así llámenme por favor –le respondió el denominado cómo Julls muy extrañado de la actitud de Tohru.

–Bien Julls, necesitamos que te quites la camisa –le indico la dragona terminando la inspección con Julls.

–Eh, ¿Eso por qué? –le pregunto Julls muy extrañado.

–Solo haz lo que te pide, no te recomiendo que la orilles a hacerlo ella misma –le recomendó el rubio sosteniéndose la nariz recordando un momento muy desagradable.

Ante la advertencia, Julls hizo caso y comenzó a quitarse la camisa, mostrando la parte superior de su cuerpo el cual no mostraba absolutamente nada fuera de lo normal.

–Volteate –le indico la dragona.

Julls sin más se volteo, mostrando su un tanto esculpida espalda, pero ahí había algo que dejó en shock a ambos compañeros de aventuras.

–¿Que? –les pregunto Julls muy extrañado ante la actitud de ambos.

CONTINUARÁ…

Jaune-san Chi No Maid Dragon. (Volumen 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora