5- Muerte en guerra

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-No es esto lo que duele- dice mientras se apunta ese cuchillo clavado en su estómago.

-¡¿Qué carajos estás diciendo?!- le grito con rabia para luego hacer una mueca de dolor por mi pierna ensangrentada.
Aún así en estas condiciones tan deplorables, nos encontramos al inicio de lo que será una discusión, estoy segura, no nos importa si este es el fin de él, o tal vez el mío, o quizás el de ambos. Lo único que sabemos es que ahora respiramos y que esta oportunidad es única.

-Que no me duele una mierda todo esto. Que lo único que me está matando es esta incertidumbre de no saber si mañana estaré para ti o si tú estarás para mí- todo el churre en mi rostro no puede ocultar la estúpida lágrima que cae por mi mejilla.

Él se encuentra recostado a una mugrienta pared, esperando que al fin aparezcan a buscarnos. Yo estoy frente a él con mi pierna inmóvil. Parece que estar frente a frente es lo que nos mantenía vivos en este momento. Porque cualquier persona estuviera muriendo de dolor, a nosotros solo nos latía el corazón como si nos estuviéramos conociendo ahora. Desgraciado amor que nos mantenía con tantas esperanzas cuando deberíamos estar desahuciados.

-Si tu no estás mañana yo no existire al día siguiente- le confirmo.

-No seas estúpida, no te quiero ver en mi infierno nunca- me río con dolor.

-Dicen que el infierno es la muerte merecida de lo malo que hiciste en vida.

-No estamos para conceptos Amy- me reprocha.

-Yo soy parte de tu vida y por tanto de tus decisiones, así que mínimo: la mitad de tu infierno me pertenece y no, no me importa si no estás de acuerdo- había acabado de decir la cosa más subjetiva y verdadera de toda mi vida.

Desliza su mirada a su estómago y se sonríe con desprecio.

-No soporto no ser capaz de besarte ahora mismo.

Extiendo mi mano y tomo la suya. Allí no había nada lindo, todo era sangre, suciedad, quizás un poco más de rojo si contamos a nuestros corazones acelerados, quizás un marrón bien oscuro si mezclábamos nuestras miradas y tal vez un amor eterno si contábamos con que la muerte vestida de capa negra ya rondaba por allí y se le haría imposible solo llevarse a uno de los dos.

Historias de un amor ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora