Capítulo 7

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—No sé por dónde empezar —dijo Ella, titubeante—. Sé que tu padre no te contó nada de lo que ocurrió aquí antes de que se fuera contigo.

—Nadie me cuenta nada nunca —contestó ____ con amargura—. Sé que papá está metido en algo y que la policía lo busca y que Jock también tiene algo que ver — se enderezó—. Y que estás en la ruina y papá te amenaza para que le des dinero.

Ella se mordió el labio inferior con fuerza.

—Eso último no tendrías que saberlo. ¿Quién te lo ha dicho? —exigió. —¿Es verdad?

Ella miró a su alrededor y se apartó el pelo alborotado de su delgado rostro.

—¿Es verdad? —____ dio un paso hacia ella. Ella inspiró profundamente. Por una vez, parecía tener su edad.

—Sí —admitió—. Pensé que el dinero nunca se acabaría. Tenía muchísimo. Tu abuelo invirtió en tierras cuando eran baratas. Según fue creciendo la ciudad, más gente necesitaba tierra, así que empezaron a alquilarla para que montaran negocios.

Cuando ellos murieron, seguí haciendo lo mismo, subiendo el alquiler según subía el precio de la tierra.

—¿Qué ocurrió? —preguntó ____.

—Me volví codiciosa —soltó una risa seca—. Mis padres nunca me compraban ropa de diseño, ni siquiera un buen coche. Hacían que me lo pagara todo, desde el día en que empecé a trabajar. Querían que fuera a la universidad, pero no quise ir. Tu padre creyó que recibiría un montón de dinero en cuanto me casara, pero no fue así —tomó aire—. Sólo me daban una paga mensual. Brent y yo compramos coches caros y diamantes, comimos en los mejores restaurantes e hicimos viajes al extranjero. Acumulamos una fortuna en facturas. Mis padres pagaron todo y dejaron de pasarme el cheque mensual —rió otra vez y miró a su hija—. Brent se había acostumbrado a vivir bien. No quería volver a trabajar, así que encontró una manera de hacer dinero rápido —su rostro se tensó—. Tú eras demasiado pequeña para entender lo que ocurría. Mis padres murieron en un accidente de avión y heredamos, pero no quedaba demasiado. En realidad sólo las tierras... nos habíamos gastado el resto. Yo quería que él saliera de mi vida. Él quería el parque zoológico, así que hicimos un trato; vendí la tierra y le di el dinero. Era libre y relativamente joven, así que me dediqué a divertirme. Después tu padre te trajo y la vida de lujo se convirtió en algo del pasado. Te tenía resentimiento por eso, pero seguramente me salvó de acabar en la calle con lo puesto. Yo me había vuelto loca gastando y me di cuenta demasiado tarde.

Fue a la sala y se sentó en un sillón. _______ se sentó en el brazo del sofá, frente a ella. Era poco habitual que su madre le hablara así, como a una igual, sin sarcasmos.

—Conseguí salvar un par de propiedades antes de que las embargaran por no pagar las facturas. Pero mis inquilinos encontraron alquileres más baratos y se marcharon. Me quedé con edificios vacíos que no podía reparar y que nadie quería. En los últimos seis meses todo se ha perdido, excepto la casa y el terreno en el que está —miró a ____—. Tu padre y Jock están arruinados y necesitan dinero para montar un negocio. Quieren que venda la casa para financiarlo.

—Pero, es lo único que queda —discutió ____—. Diles que no. El sheriff Carson nos protegerá.

—Es más complicado que eso, ____ —su madre se mordió el labio—. Tu padre y yo hicimos algo... ilegal, cuando eras muy pequeña. Si cuenta lo que sabe, yo podría ir a la cárcel.

—Si lo hace, él también quedará incriminado y acabará en la cárcel —____ apretó los labios.

—Para eso tendrían que atraparlo —sonrió con tristeza—. Lleva toda la vida huyendo de la ley.

Un Hombre Sin PiedadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora