Harry regresó a casa polvoriento y agotado, tras ayudar a mover a ganado de los pastos de verano a los corrales. Era un proceso largo y arduo, y siempre había algún herido.
—Pagas una fortuna a tu capataz para que se ocupe de eso, y luego sales y trabajas más que él —protestó Winnie, cuando fue a ver a ____, después de darse una ducha.
—No estoy hecho para la vida de ocio —dijo él—. ¿Cómo estás, linda? —le preguntó a ____.
—Mucho mejor —aseguró ella—. ¿Has sabido algo de Hayes Carson?
—No, se pondrá en contacto cuando tenga noticias. Deja de preocuparte. Aquí estás a salvo.
—Lo sé. Sólo era curiosidad.
—Me muero de hambre —le dijo él a Winnie—. ¿Cuándo vamos a cenar?
—La señora Johnston se ha superado —Winnie sonrió—. Estofado de ternera con pan de maíz.
—Merece la pena haber trabajado todo el día por eso. Te subiré un plato —le dijo a ____.
—Podría bajar.
—No hasta que Coltrain dé el visto bueno. No queremos una recaída, ¿verdad?
—Supongo que no. Pero el brazo está mucho mejor —lo movió—. La hinchazón ha bajado.
—Es cierto que tienes mejor aspecto —recorrió el camisón con los ojos. Su mirada era atrevida y posesiva.
El recuerdo de esa mirada la mantuvo ocupada toda la cena. La había subido él mismo, en una bandeja, para regocijo de Winnie, Clark y la señora Johnston.
Después de cenar, Winnie fue a su dormitorio a cambiarse de ropa y Clark salió. Harry, en pijama y bata, entró en el dormitorio de ____ con una carpeta en la mano, gafas de leer y un lápiz en la oreja. Se colocó en la cama con ____, se apoyó en dos almohadones, abrió la carpeta y empezó a leer.—¿Qué haces? —preguntó ____, fascinada.
—Estudiar el programa de reproducción que ha preparado el capataz —dijo él —. Buscamos potenciar rasgos especiales, como peso y envergadura escasos al nacer, y hacemos proyecciones por ordenador —le mostró una hoja.
—No, quiero decir... ¿qué haces aquí, así? —señaló el pijama y la bata.
—Voy a dormir contigo —le guiñó un ojo.
—¡No! —gimió ella—. Para empezar, no puedo...
—Dormir —enfatizó—. Se cierran los ojos y, de repente, es por la mañana.
Ella se relajó un poco, pero no demasiado.
—Las puertas están abiertas. Y seguirán así. Nadie se dará cuenta de que estoy aquí.
Winnie pasó junto al umbral y sonrió. Se detuvo de repente y lo miró con fijeza.
—¿Qué diablos te pasa? —le preguntó Harry—. ¿Nunca has visto a un hombre en pijama y bata?
—Estás en la cama con ____. Aún está muy débil —dijo con tono preocupado.
—Es verdad, pero el amigo de su padre es un artista de la fuga —metió la mano en el bolsillo de la bata y sacó una pistola—. Nadie pasará por delante de mí.
—Entiendo —Winnie esbozó una sonrisa.
—Bien. ¿Qué te parecería trasladar a Bailey y su cama hasta aquí? Empezará a aullar como loco si se apagan las luces y está solo en mi dormitorio.
—Ay, sí. Cree que Harry se morirá si no está con él para defenderlo —le dijo Winnie a ____.
—Es un viejo muy dulce — sonrió ____.
—¿Quién yo? —Harry la miró con maldad por encima de las gafas de lectura.
—¡El perro!
—Ah —volvió a concentrarse en sus papeles.
—Iré por Bailey —dijo Winnie.Lo hizo. De paso llevó a Clark y a la señora Johnston. Todos les miraron desde el pasillo, fascinados. Harry nunca había subido a una mujer a la planta de arriba, y allí estaba. En pijama y en la cama con ____.
Clark abrió la boca. Harry sacó la pistola, la exhibió y la guardó de nuevo, sin levantar la vista de sus papeles.
—¡No he dicho nada! —protestó Clark—. No deberías amenazar a la gente con una pistola sólo porque sientan curiosidad.
—Es para el malvado amigo del padre de ____ —le aclaró Winnie.
—¿Eh? ¡Ah! —Clark comprendió por fin—. Vale.
La señora Johnston sonreía de oreja a oreja. Los tres se quedaron allí de pie, observando y sonriendo. Harry metió la mano en el otro bolsillo y sacó una cajita de joyería, del tamaño justo para un anillo. La mostró, sin dejar de leer, y volvió a guardarla. ____se quedó sin aire.
—Aquí está Bailey —dijo Winnie. Colocó la cama del perro en el suelo—. Cerraré al salir.
—Ni se te ocurra —dijo Harry—. Esta es una casa respetable. Nada de líos en la planta de arriba —miró a Clark—. En ningún caso.
—Una vez, sólo una, subí a una chica a mi habitación con el propósito de seducirla —alzó los brazos con desesperación—. ¡Y no lo olvida!
—Fue un acto de caridad —dijo Winnie—. La encontró paseando sola en un callejón y la trajo a casa para ponerle una manta encima.
Todos se echaron a reír, incluso Clark.
—Bueno, ya vale. Todo el mundo fuera. Tengo trabajo y luego hay que dormir —miró a ____, que lo contemplaba con adoración—. Aquí hay alguien que necesita mucho descanso.
—No lo discutiré —dijo ____. Mientras se miraban uno al otro, su audiencia desapareció.
Harry dejó escapar una risa gutural.
—Sí que tengo propósitos lujuriosos en mente —le confió—, pero ésos deben estar escondidos cerca de la puerta, esperando acontecimientos. Así que tenemos que comportamos.
—Bueno —____ suspiró profundamente. Tocó su hombro por debajo de la sábana. Cerró los ojos, reconfortada por el contacto—. Hacía días que me daba miedo dormir. Ahora ya no.
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Un Hombre Sin Piedad
Short StoryDiscúlpenme, esto es una adaptación, fue una de las primeras historias que leí y de la cual me enamore profundamente. TODOS LOS DERECHOS SON RESERVADOS AL AUTOR. Solo quiero traer viejos recuerdos...